Contra la vida quieta. Elvio Romero
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Название: Contra la vida quieta

Автор: Elvio Romero

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: Candaya Poesía

isbn: 9788418504037

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СКАЧАТЬ duras y soleadas;

      tengo los ojos lúbricos

      como lúbricas raíces.

      Esta noche, en el Sur,

      me he mirado en tus ojos.

      Te vi ayer en el Norte;

      vi en el Norte lo mismo, el mismo

      y primario dolor sobre los cuerpos,

      el aguardiente galopando a sorbos

      y lo demás lo mismo: el mismo

      brazo sudando a contraluz sangrienta,

      el mayoral que brama entre los árboles,

      los mismos ojos sin calor, la misma

      temblorosa epilepsia del sudor,

      los mismos exprimidos,

      ¡los mismos coronados!

      Esta noche, en el Sur,

      me he mirado en tus ojos.

      Soy como tú,

      la misma turbulencia contra el mismo espejismo,

      idéntico remanso bajo la misma noche.

      Conservo el sortilegio

      de estas zonas arbóreas que me cercan.

      Tengo la risa ronca

      y estas anchas tristezas.

      De piel morena, oscura,

      pisando en el calor exasperado.

      DESPIERTAN LAS FOGATAS (1953)

      CASTIGO

      A esta pobre comarca

      le han cruzado la piel a latigazos,

      le inflamaron los pozos

      negros del llanto,

      la cicatriz de la ira,

      le abrieron los muñones a golpazos,

      a insoportables ramalazos secos.

      Le han rajado la cara

      con estampidos de odio.

      Y ayer, ¡qué bien sonaba! ¡Qué bien

      su mandiocal sonoro,

      sus caballos que andaban enloqueciendo el belfo

      por el nivel lluvioso del paisaje,

      su juvenil coraje de muchacho,

      su música de troncos,

      su quebracho!

      Aquí,

      aquí han puesto la mano,

      aquí desbarataron las centellas,

      aquí las iniciales de los jóvenes muertos

      van del bucle del aire a los claveles,

      aquí el puñal del odio,

      aquí mataron.

      Severa era la vida, como el ceño

      ilustre del anciano que con barba de maíces

      trajinaba sus pies por la comarca;

      severa la intemperie, severo el infalible

      recuento de los astros. ¡Y qué bien alumbraba

      la lumbre sobre el leño!

      Pero aquí han puesto fuego,

      hambre,

      polvo desaliñado,

      cenizas y mortajas;

      le han sorbido los huesos, le han labrado

      la cara con hachazos.

      Aquí han puesto la mano.

      Y además, golpes,

      golpes rabiosos,

      golpes en la cara,

      ¡feroces puñetazos extranjeros!

      ALEGRES ÉRAMOS...

      Usted sabe, señor,

      qué alegría colgaba en la floresta;

      qué alegría severa

      como raigambre sudorosa;

      cómo el alegre polvo veraniego

      fulguraba en su lámina esplendente,

      cómo, ¡qué alegremente andábamos!

      ¡Qué alegremente andábamos!

      Usted sabe, señor,

      usted ha visto cómo

      la lluvia torrencial sempiterna caía

      sobre un textil aroma de bejucos salvajes

      y cómo iba dejando con sus pétalos húmedos

      su flora resbalosa,

      su acuosa florería.

      Usted sabe, señor,

      cómo los sementales retozaban

      hartos de florecer, jubilosos de hartazgo,

      y poderosamente la noche deponía

      su amargura en la altura del rocío

      tal como deponía la desdicha

      su arma en las arboledas.

      Usted sabe qué alegre

      aflicción de racimos por las ramas

      en frutal arco СКАЧАТЬ