Название: La Guerra de Guerrillas
Автор: Ernesto Che Guevara
Издательство: Ingram
Жанр: Иностранные языки
Серия: Che Guevara Publishing Project
isbn: 9781925019346
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En resumen, todo esto se logra con el empleo de la táctica guerrillera, la movilidad, la nocturnidad, la flexibilidad, la sorpresa, la rapidez del ataque y el cuidado y ahorro del parque, la concentración y desconcentración de esfuerzos y los medios.
En la actualidad, como consecuencia de la desintegración del campo socialista, la desactivación de la mayoría de las fuerzas de la izquierda y la consolidación de un régimen hegemónico mundial, el enemigo se ha visto obligado, en el caso particular de América Latina, a propiciar aparentes cambios en sus métodos de opresión y coloniaje. Se han sustituido las dictaduras militares por gobiernos seudo democráticos, subordinados, como siempre, a sus mandatos y encargados, con falsas promesas, de tratar de dar soluciones a los graves problemas que sufren nuestros pueblos producto del neoliberalismo y las secuelas del subdesarrollo que las oligarquías y las trasnacionales nunca les ha interesado solucionar.
En el caso de los gobiernos progresistas que han llegado al poder por la vía electoral, aprovechando la llamada apertura democrática, han proyectado programas sociales, con el objetivo de mejorar la situación de sus pueblos, sin embargo, la reacción inmediata es de acusarlos de terroristas, de rincón oscuro del mal, y otros calificativos de igual índole. Ello ha acarreado agresiones de diversas formas y vías con la intención de abortar los planes de beneficio popular, lo que por lógica conlleva al enfrentamiento, sin excluir que, en condiciones específicas, después de agotar las vías democráticas, haya que recurrir a la violencia y retomar la esencia de los principios fundamentales de la guerra de guerrillas, como la única alternativa para construir un mundo mejor.
Con la lectura o relectura de La guerra de guerrillas ustedes tendrán la posibilidad de sacar sus propias conclusiones, retomando el precepto martiano de conquistar toda la justicia posible, con el que el Che fue coherente a lo largo de toda su trayectoria revolucionaria.
Los invito.
Gral. de Brigada Harry Villegas, “Pombo”
Este trabajo pretende colocarse bajo la advocación de Camilo Cienfuegos, quien debía leerlo y corregirlo pero cuyo destino le ha impedido esa tarea. Todas estas líneas y las que siguen pueden considerarse como un homenaje del Ejército Rebelde a su gran Capitán, al más grande jefe de guerrillas que dio esta revolución, al revolucionario sin tacha y al amigo fraterno.
Camilo fue el compañero de cien batallas, el hombre de confianza de Fidel en los momentos difíciles de la guerra y el luchador abnegado que hizo siempre del sacrificio un instrumento para templar su carácter y forjar el de la tropa.
Creo que él hubiera aprobado este manual donde se sintetizan nuestras experiencias guerrilleras, porque son el producto de la vida misma, pero él le dio a la armazón de letras aquí expuesta la vitalidad esencial de su temperamento, de su inteligencia y de su audacia, que sólo se logran en tan exacta medida en ciertos personajes de la Historia.
Pero no hay que ver a Camilo como un héroe aislado realizando hazañas maravillosas al solo impulso de su genio, sino como una parte misma del pueblo que lo formó, como forma sus héroes, sus mártires o sus conductores en la selección inmensa de la lucha, con la rigidez de las condiciones bajo las cuales se efectuó.
No sé si Camilo conocía la máxima de Dantón sobre los movimientos revolucionarios, “audacia, audacia y más audacia”; de todas maneras, la practicó con su acción, dándole además el condimento de las otras condiciones necesarias al guerrillero: el análisis preciso y rápido de la situación y la meditación anticipada sobre los problemas a resolver en el futuro.
Aunque estas líneas, que sirven de homenaje personal y de todo un pueblo a nuestro héroe, no tienen el objeto de hacer su biografía o de relatar sus anécdotas, Camilo era hombre de ellas, de mil anécdotas, las creaba a su paso con naturalidad. Es que unía a su desenvoltura y a su aprecio por el pueblo, su personalidad; eso que a veces se olvida y se desconoce, eso que imprimía el sello de Camilo a todo lo que le pertenecía: el distintivo precioso que tan pocos hombres alcanzan de dejar marcado lo suyo en cada acción. Ya lo dijo Fidel: no tenía la cultura de los libros, tenía la inteligencia natural del pueblo, que lo había elegido entre miles para ponerlo en el lugar privilegiado a donde llegó, con golpes de audacia, con tesón, con inteligencia y devoción sin pares.
Camilo practicaba la lealtad como una religión; era devoto de ella; tanto de la lealtad personal hacia Fidel, que encarna como nadie la voluntad del pueblo, como la de ese mismo pueblo; pueblo y Fidel marchan unidos y así marchaban las devociones del guerrillero invicto.
¿Quién lo mató?
Podríamos mejor preguntarnos: ¿quién liquidó su ser físico? Porque la vida de los hombres como él tiene su más allá en el pueblo; no acaba mientras éste no lo ordene.
Lo mató el enemigo, lo mató porque quería su muerte, lo mató porque no hay aviones seguros, porque los pilotos no pueden adquirir toda la experiencia necesaria, porque, sobrecargado de trabajo, quería estar en pocas horas en La Habana… y lo mató su carácter. Camilo, no medía el peligro, lo utilizaba como una diversión, jugaba con él, lo toreaba, lo atraía y lo manejaba; en su mentalidad de guerrillero no podía una nube detener o torcer una línea trazada.
Fue allí, cuando todo un pueblo lo conocía, lo admiraba y lo quería; pudo haber sido antes y su historia sería la simple de un capitán guerrillero. Habrá muchos Camilos, dijo Fidel; y hubo Camilos, puedo agregar, Camilos que acabaron su vida antes de completar el ciclo magnífico que él ha cerrado para entrar en la Historia. Camilo y los otros Camilos (los que no llegaron y los que vendrán), son el índice de las fuerzas del pueblo, son la expresión más alta de lo que puede llegar a dar una nación, en pie de guerra para la defensa de sus ideales más puros y con la fe puesta en la consecución de sus metas más nobles.
No vamos a encasillarlo, para aprisionarlo en moldes, es decir, matarlo. Dejémoslo así, en líneas generales, sin ponerle ribetes precisos a su ideología socio-económica que no estaba perfectamente definida; recalquemos sí, que no ha habido en esta guerra de liberación un soldado comparable a Camilo. Revolucionario cabal, hombre del pueblo, artífice de esta revolución que hizo la nación cubana para sí, no podía pasar por su cabeza la más leve sombra del cansancio o de la decepción. Camilo, el guerrillero, es objeto permanente de evocación cotidiana, es el que hizo esto o aquello, “una cosa de Camilo”, el que puso su señal precisa e indeleble a la Revolución cubana, el que está presente en los otros que no llegaron y en aquellos que están por venir.
En su renuevo continuo e inmortal, Camilo es la imagen del pueblo.
Ernesto Che Guevara
PRINCIPIOS GENERALES DE LA LUCHA GUERRILLERA
1 Esencia de la lucha guerrillera
2 Estrategia guerrillera
3 Táctica guerrillera
4 Guerra en terrenos favorables
5 Guerra en terrenos desfavorables