Ciudad y Resilencia. Отсутствует
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Название: Ciudad y Resilencia

Автор: Отсутствует

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

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isbn: 9788446049906

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СКАЧАТЬ Esto parece un resultado inevitable del estallido de la burbuja de alquileres alimentada por los alquileres turísticos, pero que inevitablemente se contagiará a la devaluación del alquiler convencional y a la vivienda en venta, con precios en su mayor parte compuestos por un inflado precio del suelo de naturaleza especulativa. Esto implica que el rentismo como forma de vida de parte de las clases acomodadas de estos territorios, incluidas ciertas clases medias, se verá seriamente amenazado, expandiendo el efecto de empobrecimiento por la crisis.

      Nadie parece capaz de imaginar una alternativa real a algo que «medio funciona». En el prólogo a la Contribución de la Economía Política, Marx decía que los pueblos solo se plantean las tareas que pueden resolver, cuando cuentan con las condiciones materiales que permiten hacerlo. O quizá se las plantean solo cuando no tienen más remedio, como parecería decir Walter Benjamin en la cita que inicia este libro y que sirve de inspiración para su portada. Para escapar de un modelo basado en la precariedad, la dependencia y la destrucción de nuestro patrimonio cultural y natural, que ya ni siquiera funciona para la mayoría ¿no deberíamos virar hacia una economía más real, más productiva y respetuosa con el territorio? Pero la pregunta más importante es ¿quién lo va a plantear? Todos los agentes políticos parecen poner su esperanza en volver en alguna medida a lo de antes. Las soluciones pasan por seguir apostando por el turismo, la hostelería y la construcción. Recientemente, con muy pocas y honrosas excepciones, el discurso y la práctica política han seguido la senda ya transitada con anterioridad de buscar la solución a los problemas económicos potenciando los factores de la crisis. En Andalucía la covid está siendo una coartada perfecta para impulsar reformas neoliberales y la profundización en la economía más especulativa. Ha servido, en primer lugar, para acelerar el intento de la Junta por flexibilizar la normativa turística, facilitando la construcción de campos de golf (terriblemente escasos en el litoral, como sabemos) y el negocio inmobiliario. También se ha advertido sobre la necesidad de una nueva ley del todo urbanizable a nivel andaluz, que permita dinamizar este sector, cuyo sobredimensionamiento ya nos ha arrastrado por dos crisis terribles en poco más de una década. A esto se suma el anuncio de la Junta de Andalucía de un recorte del 10 por 100 en el presupuesto de la universidad pública, destinado a alimentar el fondo para hacer frente a la crisis de la covid, una contribución desmedida en relación con el peso real de las universidades en los presupuestos autonómicos. Esto da una idea muy clara de la conciencia existente sobre Andalucía como un territorio de camareros, donde el dinero invertido en formación es un dinero perdido. Y esto no es solo patrimonio de la derecha. Los ayuntamientos de las ciudades de mayor tamaño toman medidas con una orientación similar, como es el caso del Ayuntamiento de Sevilla, su Plan 8 y su intención de promover una marca «Covid free» para atraer el turismo extranjero. El gobierno canario, por su parte, se ofrecía a pagar el test de la covid a los turistas que se aventuren en las islas. La salida del confinamiento en España ha venido presidida por la reanudación de La Liga profesional de fútbol, repleta de anuncios sobre el carácter seguro del turismo en este país, y la apertura de bares y veladores, mientras los colegios y los parques infantiles se han mantenido invariablemente cerrados y vigilados para evitar su uso. La apuesta de los gobiernos es insistir en el modelo, pero tampoco es que haya planteamientos alternativos mínimamente creíbles para la mayoría de la población.

      Este consenso sobre el carácter totalmente benéfico del turismo no es gratuito, sino que responde a la forma en que se produjo el proceso de modernización de las regiones tradicionalmente subdesarrolladas del Sur de Europa. Este consenso ha sido por lo general transversal al arco parlamentario y tiene un carácter popular, plenamente inserto en el sentido común de la población. La legitimidad de las principales instituciones de estos territorios se sostiene sobre un modelo que proporciona ciertos niveles de vida y seguridad a su población. El complejo turístico e inmobiliario-financiero ha sido el motor de una economía que ha permitido unos servicios públicos que no solo dan servicio a la población, sino que alimentan una clase media vinculada al empleo público que sostiene una parte importante del consumo interno. La especulación y el rentismo son la seña de identidad de la clase alta en estos territorios, pero este tipo de economía también ha supuesto una cierta democratización que ha permitido a una parte de la clase media pasarse a este rentismo. Los trabajadores manuales y de cualificación media-baja también han podido mantener un cierto nivel de vida a través del trabajo y de un sistema de provisión social bastante desarrollado. En España, podríamos decir que la legitimidad social de la Transición de la dictadura a la democracia liberal se ha jugado en una parte importante en este campo, implicando la permanencia de ciertos tipos de elites económicas, políticas y profesionales entre uno y otro periodo. También la legitimidad de la izquierda moderada de cara a los poderes fácticos se ha sostenido en parte sobre su complicidad o participación activa en el modelo, permitiéndole el acceso a las elites políticas del país.

      El gran problema es que este consenso impide cualquier cuestionamiento de la apuesta sin reparos por el turismo, lo que puede suponer una ceguera política colectiva que avoque a este tipo de economías a la catástrofe. La crisis a la que nos enfrentamos, no por primera vez pero sí con más fuerza, expone las debilidades de la especialización turística, una economía vinculada a un proceso de urbanización rentista y especulativo. Hay que considerar la enorme importancia que tiene el turismo en la región. El desempleo y el endeudamiento galopante del Estado generarán un efecto pobreza que se reflejará en el deterioro de las condiciones de vida de una gran parte de la población. Cambiar hacia un tipo de economía menos dependiente y vulnerable, también menos agresiva con el territorio, no es algo que pueda hacerse de un día para otro. Sin embargo, romper el consenso ideológico sobre el turismo es fundamental para visualizar que la actual situación es resultado de decisiones políticas cuestionables. A su vez, quedarse en la crítica parece un esfuerzo inútil. En este contexto es igualmente fundamental ser capaz de plantear alternativas creíbles desde la política y que respondan a las necesidades y ansiedades de la mayoría de la población.