Название: Yo veo / Tú significas
Автор: Lucy R. Lippard
Издательство: Bookwire
Жанр: Языкознание
Серия: Paper
isbn: 9788416205196
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¿No tiene todo el mundo derecho a sentir empatía?
Que además la necesita.
Dejadlo ya, los dos. No tenéis que salir en mi defensa. Lo que estaba diciendo no tiene nada que ver con D.
Y yo pensaba que eras tan sensible...
¿Eh?
Si D va a estar tan susceptible, quedémonos en las generalizaciones.
Tú eres quien decía que toda generalización es un punto de partida para llegar a lo personal.
No me refería a los insultos.
Yo no le estoy insultando. Estoy intentando averiguar qué quería decir.
No se refería a nada personal. ¿Pero qué ocurre contigo?
Lo que él quería decir con esa mirada. A ver, E, ¿qué querías decir con esa mirada?
Autonegación. Tiene algo que ver con la autonegación. El modo en el que las actrices y los actores eligen identificarse con cualquier personaje menos con el suyo propio.
¿Crees que se gustan a sí mismos menos que el resto de la gente?
Pues no lo sé. Todo esto me sobrepasa.
Una vez que has sido publicista ya lo eres para siempre.
¿De verdad crees eso?
¿Adónde coño quieres ir a parar? ¿Me puede decir alguien por qué está tan jodidamente misterioso esta noche?
Qué va, no lo está. Únicamente confirma lo que ha dicho A: que todo el mundo entiende cualquier afirmación como algo personal aunque no encaje con la persona.
Quizá sí encaje.
¿Crees que todos somos espejos de todos los demás?¿Es eso lo que son los demás? ¿Espejos tuyos?
Ya le gustaría que no lo fueran.
Ahora que todos habéis dado ya vuestras opiniones, ahora que mi análisis de pacotilla está enterrado, ¿aguaría la fiesta que el paciente se largase?
¿Y quedarnos sin paciencia?
Esa es tu reacción para todo, Ariel, pésimos juegos de palabras y chistes fáciles.
El tono lo ha marcado... En fin, qué leches. Tranquilo, chaval. Ah, ya sé: vamos a echar el I Ching. Es tan mayestáticamente impersonal.
Un juego de salón tras otro. ¿Y qué ha pasado con la conversación?
Ya acabas de oír lo que ha pasado.
Blanco y negro, cuadrada, flash.
Un salón blanco y pequeño, con una gran pintura abstracta dividida en diagonal en la pared de enfrente; dos sillas, una mesa de café. Tres figuras de pie a la derecha, vistas desde el fondo de la estrecha habitación. Un hombre alto y rubio y un hombre moreno más bajo se sitúan frente a frente vistos de perfil. El primero tiene estirado un brazo, con la mano descansando en el hombro del moreno. El segundo tiene la boca abierta. El hombre rubio frunce el ceño. Detrás de los dos hay una mujer alta cuya cara está en parte oculta. Posa con gracia. Los otros dos parecen incómodos. Encima de la mesa, un plato de galletas saladas se ha caído de una pila de libros desparramando su contenido.
Si alguien va a irse, ese soy yo. Tú vives aquí, D. Ten por seguro que no quería hurgar en ninguna herida. Hablaba solo por mí.
¿Ah sí? Eso es lo que me ha fastidiado en primer lugar. Pero cómo puedes...
Por Dios, no empieces otra vez. Nadie más que E sabe de qué está hablando cuando habla de sí mismo, y si no quiere decir más no es asunto nuestro. Nadie aparte de ti tiene idea de por qué estás flipando con todo esto. Hablemos de otra cosa.
¡Aleluya, reprimámonos! Esa es tu solución para todo. La solución de los blancos anglosajones para los problemas del mundo: si no los puedes controlar, olvídate de ellos.
Esta noche se apuntan todos.
No seas tan muermo. Eso solo demuestra lo poco que nos importan los demás. Lo poco que nos conocemos. Creía que éramos muy amigos...
Ostras. Se va a echar a llorar.
No, no voy a llorar, pero igual todos deberíamos.
Qué críos. Dentro de unos años, si aún nos vemos, seguiremos encontrando toda clase de picantes revelaciones sobre cada uno de nosotros. Hasta el día del juicio final nos estaremos diciendo: “Pues yo jamás sospeché...”
Menuda perspectiva. ¿Sabes ya cuál es tu secreto? ¿Intuyes ya qué vamos a descubrir sobre ti?
No te gustaría saberlo.
Aguantaremos los años que hagan falta hasta averiguarlo. Una manera de estimular artificialmente una amistad.
¿Qué quieres preguntarle al I Ching?
No hay que hacerlo tan a la ligera porque entonces no te dará las respuestas correctas. No le gusta que lo exploten.
Mírala, antropomorfizando el libro. ¿Sabes que de verdad se cree estas cosas?
Pues síguele la corriente, que yo nunca lo he visto hacer.
Se ríe, se reacomoda, recoge las galletas, mira a todos detenidamente, con curiosidad sobre nuestros vínculos, aliviada.
B percibe cómo E se crece. Ve que le ha llegado la hora de irse. Se da cuenta de que llegará a ser muy bueno en lo que se proponga. Ella siempre ha sido la estrella. ¿Y ahora qué?
D rodea a A con el brazo. Solidaridad repentina. Somos una pareja. Tú no. ¿Acaso ser una pareja ha de implicar ambivalencia, rivalidad, sexo?
D evita tocar a E. Acaricia a B solo por la gracia de hacerlo. Le gusta estar cerca de A incluso cuando pelean; se sientan rodilla con rodilla y discuten. A veces se ríen. B y E rara vez se rozan, pero se mueven al mismo ritmo; no son una pareja; pueden permitirse cierta cercanía.
Pares. La amistad entre pares. Insufrible extraordinaria agotadora estimulante dolorosa imposible trabajo duro merece la pena. A las mujeres se les da mejor.
Uno se pone a la par, otro se queda rezagado, el líder flaquea, los otros esperan, se intercambian los puestos, de prisa, paso a paso. ¿Hasta qué punto pueden estirarse los espacios entre ellos? ¿Cuánto pueden dar de sí los lazos antes de romperse? Nadie lo sabe.
Las olas que forma el viento en la superficie del mar son extraordinariamente complejas. Las olas pueden variar desde un estado de calma cristalina con ondulaciones largas y bajas procedentes de una fuente distante, que suele darse con viento suave y en condiciones atmosféricas estables, pasando por un estado de calma generalizada rota por ráfagas esporádicas que levantan crestas en forma de “garras de gato”; otras veces con viento local racheado y marejada de hasta cinco o diez pies de altura, llegando, por último, a convertirse en mar montañosa cerca del núcleo СКАЧАТЬ