Название: En busca de Cristo en América Latina
Автор: Samuel Escobar
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
isbn: 9789871355969
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Si en la esfera de la vida no logró el catolicismo sudamericano producir un verdadero místico, en la del pensamiento tampoco pudo producir una literatura religiosa. En el espacio de casi cuatro siglos el clero no ha producido ninguna obra religiosa de nota, y en cuanto a los laicos, cualesquiera que hayan sido los sentimientos individuales de ciertos hombres de letras, no se ha considerado la religión como un tema propio para el ejercicio del talento literario.15
Podrían estas frases parecer una exageración propia de un misionero protestante, sin embargo en la década de 1990 el estudioso católico español José Antonio Carro Celada se propuso rastrear la presencia de Jesús en la literatura hispanoamericana del siglo veinte, para saber lo que decían los escritores sobre Jesús de Nazaret y quién era él para ellos. Comprobó que hubo un proceso de secularización significativo, en contraste con el protagonismo de lo cristiano durante el Siglo de Oro español, por ejemplo. Sostiene que «en los países de lengua castellana de mayoría sociológica católica, se ha impuesto un sorprendente silencio religioso dentro de la literatura de creación».16
Sin embargo en el momento de escribir su libro Mackay reconocía que «en años recientes ha tenido lugar un cambio decidido en la actitud intelectual, tanto del clero como de los laicos con referencia a la religión y al problema religioso… En el curso de la última década han aparecido en todo el continente escritores de distinción para quienes los estudios religiosos ofrecen supremo interés».17 En sus recorridos por América Latina entre 1916 y 1930, Mackay había conseguido atraer a multitudes juveniles que se congregaban en gran número para escuchar sus conferencias. Estaba convencido de que en la América Latina habían señales promisoras de un nuevo descubrimiento de Cristo en la vida social, política y cultural del continente. En el capítulo X de su libro Mackay examinó brevemente la obra literaria de cuatro latinoamericanos: la poetisa chilena Gabriela Mistral a quien describe como católica liberal; el poeta uruguayo Juan Zorrilla de San Martín, autor de poemas épicos, a quien Mackay describe como católico ortodoxo; el historiador y novelista argentino Ricardo Rojas, autor de El Cristo invisible, una obra de gran repercusión, a quien Mackay describe como cristiano literario; y el argentino Julio Navarro Monzó, a quien describe como literato cristiano.
Se puede afirmar que el trabajo más representativo de la búsqueda cristológica que se estaba empezando a desarrollar en América Latina es El Cristo invisible.18 Escrito y publicado por primera vez en 1927, esta obra está estructurada en forma de tres largos diálogos entre un Obispo, presentado como «Monseñor», y un buscador inteligente y auténtico, presentado como «Huésped», que dialogan sobre la efigie de Cristo, la palabra de Cristo y el espíritu de Cristo. Las observaciones del Huésped sobre el arte, la cultura, los libros sagrados, las prácticas religiosas, van planteando preguntas palpitantes y llevan poco a poco a establecer una diferencia entre la religiosidad formal y la fe en el Cristo de los Evangelios.
Por otra parte Mackay presentaba también, sin ocultar su admiración, retratos breves de jóvenes luchadores sociales latinoamericanos como el brasileño Eduardo Carlos Pereira y los peruanos Víctor Raúl Haya de la Torre y José Carlos Mariátegui. En su búsqueda de la justicia y el servicio al prójimo estos hombres eran para Mackay señales de fermento en la vida espiritual del continente, indicios de que había una generación en busca del Cristo verdadero. Terminaba su libro con un examen crítico del naciente protestantismo que ya iba tomando arraigo en tierras latinoamericanas.
Un siglo de búsqueda teológica
Recorriendo la historia espiritual e intelectual del continente a lo largo del siglo veinte, podemos observar una evolución fascinante durante ese período. Entre el «pobre Cristo» de Rubén Darío y el «Cristo de los pobres» de Gustavo Gutiérrez, la literatura y la teología realizaron un vasto recorrido, no siempre fácil de trazar. A manera de adelanto del breve itinerario que seguiremos en nuestra exploración, pueden mencionarse algunos otros hitos que se destacan en el camino. Así por ejemplo el libro Mas yo os digo,19 publicado por primera vez en Montevideo, en el cual el ya mencionado Mackay resumió el mensaje con que había recorrido las tribunas públicas, especialmente las universitarias, por toda América Latina, entre 1916 y 1930. Este libro alcanzó varias ediciones en castellano desde su aparición inicial. En 1936 el periodista y diplomático peruano Víctor Andrés Belaúnde publica su polémico trabajo El Cristo de la fe y los Cristos literarios,20 expresión de un renacimiento del pensamiento católico que empezaba a recibir los vientos renovadores que venían desde el mundo de habla francesa, lo mismo que los desafíos de la acción misionera protestante. Belaúnde había sido promotor de un grupo de jóvenes intelectuales peruanos conocido como «La Protervia», en el cual se encontró con Mackay, y trabó con él una estrecha amistad que dejó huella en el desarrollo posterior de su pensamiento.
Explorando la novelística latinoamericana desde inicios de siglo, no se encuentra un sentimiento cristiano vigoroso. Al contrario, la novela indigenista de la primera mitad del siglo muestra un anticlericalismo furibundo. En contraste con ello, hacia la década de los años cincuenta el colombiano Eduardo Caballero Calderón enfoca el tema de la violencia política colombiana en su novela Cristo de espaldas, vigoroso retrato de un joven sacerdote cogido en la trama de una guerra a muerte entre políticos conservadores y liberales. Su trágico personaje es una víctima cuyo calvario se va narrando según el itinerario de la pasión de Cristo. El recurso literario era una actualización de la pasión de Cristo en tierra colombiana. Era lo mismo que había hecho el español Benito Pérez Galdós en su novela Nazarín, y más recientemente el griego Nikos Kazantzakis, quien ubicó la historia de Jesús reactualizada en una aldea griega, en su novela Cristo de nuevo crucificado.
Cuando ya los vientos renovadores europeos del Vaticano II han soplado para el catolicismo en Medellín, aparece en Argentina El Evangelio Criollo.21 Las décimas clásicas del romance español, transfiguradas en la épica argentina del Martín Fierro, sirven de modelo para contar la historia de Jesús, de nuevo y «a la criolla». El esfuerzo contextual posterior al Vaticano II pasa a ser reflexión teológica más detenida en Jesucristo el liberador (1974)22 libro que refleja ya los temas y algo de los métodos de las teologías de la liberación. Con esta obra alcanza un público continental Leonardo Boff, un teólogo franciscano brasileño cuyas ideas despertaron la oposición de las jerarquías máximas de la Iglesia Católica Romana en el Vaticano. En el prólogo de la versión castellana del libro de Boff, el abogado y periodista uruguayo Héctor Borrat afirmaba categóricamente: «He aquí, escrita por un brasilero, la primera cristología sistemática que se haya editado en América Latina».23
El triunfo de la revolución cubana en 1959 empieza a agitar a los países latinoamericanos y en el marco de ese proceso hay pensadores cristianos que empiezan a redescubrir las dimensiones sociales del mensaje de Jesucristo. Algunos teólogos señalan la radicalidad de algunos dichos y hechos de Jesús y va surgiendo la figura de un Cristo revolucionario que de haber venido en nuestro tiempo se hubiese hecho guerrillero. Esto trae respuestas de críticos de esta propuesta de ruptura del orden religioso tradicional. El escritor y periodista chileno Guillermo Blanco publica en 1973 un libro que en pocos meses alcanza numerosas ediciones: El Evangelio de Judas.24 En tono casi panfletario Blanco critica por igual la visión del Cristo empresario proveniente de los Estados Unidos y la del Cristo guerrillero propuesta por escritores de la izquierda. En 1978 Vicente Leñero, un novelista y dramaturgo ampliamente conocido en su México natal publica su libro El evangelio de Lucas Gavilán, una vigorosa y sorprendente paráfrasis del Evangelio de Lucas siguiendo las líneas de las teologías de la liberación.25
Cuando los obispos católicos del continente se reunieron en 1955, en Río de Janeiro, Brasil, para hacer un inventario de la situación de su iglesia, se crea el CELAM.26 Los obispos ven dos peligros amenazantes: el crecimiento del protestantismo y el creciente auge ideológico del comunismo, y lanzan un grito de auxilio a los católicos de Europa y Norteamérica para que envíen misioneros a América Latina a ayudar a una Iglesia en situación crítica. En las décadas siguientes, una nueva generación de misioneros estadounidenses, canadienses, belgas, franceses, españoles, vienen a los países СКАЧАТЬ