Camino al colapso. Julián Zícari
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СКАЧАТЬ de estarse dirigiendo en una única y misma dirección, donde las democracias liberales y las economías de mercado eran los únicos senderos posibles. No solo los países que habían conformado la ex Unión Soviética se estaban embarcando por este rumbo, sino que también los países insignia que todavía se autodenominaban parte del ‘socialismo real’ no estaban tampoco por un sendero muy alejado; hasta China y la mismísima Cuba estaban abriendo sus economías y privatizando sus empresas en manos del capital extranjero y del neoliberalismo económico. Promediando el primer gobierno de Menem, en la nueva Argentina del neoliberalismo, ya no existían más proscripciones políticas, censura, represión militar, amenazas de golpes de estado ni caos económico. El tren del progreso, la estabilidad, la democracia y el crecimiento parecían que definitivamente estaban empujando a la Argentina hacia un periodo de prosperidad sin límites. No parecían existir mayores nubes de preocupación o temor con vistas al futuro. Al contrario, la única preocupación consistía en expandir aún más el viraje realizado, consolidando los esquemas económicos y, por sobre todo, la estabilidad.

      En este sentido, promediando la primera presidencia de Menem el orden sociopolítico estaba lo suficientemente consolidado y sumaba tantos apoyos que nadie podía contar con los recursos capaces como para cuestionarlo de un modo suficientemente amenazador. Es así que los principales partidos políticos realizaron un pacto político para asegurar al nuevo proyecto de poder. En noviembre de 1993 la UCR y el PJ (los dos partidos mayoritarios del país, que en las elecciones generales tendían a aglutinar a más del 80% de las voluntades), con sus respectivos líderes –Alfonsín y Menem– realizaron lo que se conoció como el “Pacto de Olivos” que sentó las bases para reformar la Constitución Nacional al año siguiente. Por primera vez en todo el siglo XX argentino partidos políticos enfrentados llegaron a acuerdos sin ningún tipo de proscripción ni violencias para consensuar los términos de un nuevo orden institucional. Así, en 1994 se logró la reforma constitucional que, entre otras novedades, habilitaba una reelección para Menem, la principal figura que podía garantizar el proyecto neoliberal.

      El año 1989 fue un momento bisagra en la historia argentina. No solo porque durante ese año cambiaron las autoridades institucionales, sino también porque, como se vio en el apartado anterior, a partir de allí se llevó a cabo uno de los procesos de transformación más grandes de los conocidos en nuestra historia. Por su puesto, la producción de sentido para construir un nuevo orden social no dependió únicamente de las decisiones llevadas a cabo por el gobierno o por aquellas avaladas desde el peronismo o algunos de sus integrantes. Sino que también requirió de la conformación de un espacio de posibilidad que permitiera desplegar un nuevo curso de acción, donde la antesala de la crisis hiperinflacionaria fue un elemento fundamental al respecto. Sin embargo, también debemos evaluar el rol asumido por otros actores del proceso, puesto que los principales partidos políticos de la oposición también debieron actuar como partícipes necesarios, ya sea estableciendo alianzas, por inconsecuencia o por una desinhibida proactividad en el proceso. En este caso, si bien el justicialismo había ganado las elecciones en 1989, el principal partido opositor, la Unión Cívica Radical (UCR), no realizó mayores impedimentos para moderar, torcer o detener el giro y las transformaciones que se estaban llevando a cabo, sino todo lo contrario. En la mayoría de los casos resultó desenvolverse como un impecable partícipe del proceso. Dado que no presentó grandes resistencias a los cambios, facilitó el quórum en varias sesiones claves en el Parlamento, las apoyó con votos y hasta se mostró como un abierto promotor de las nuevas medidas. Con lo que, sin la complacencia y permisividad del radicalismo, ya sean estas implícitas o explícitas, el curso de la historia hubiera resultado de un modo muy diferente. No obstante este comportamiento, el mismo no sería gratis para el partido, ya que sus posiciones lo irían llevando a una crisis cada vez mayor.