Название: Mitología china
Автор: Javier Tapia
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: Colección Mythos
isbn: 9788418211218
isbn:
La Grulla y el Quilín
Antes de nosotros y del mundo había un espacio celestial inmenso por el cual paseaban cuatro seres.
Cuatro eran los seres celestiales:
La Tortuga.
El Dragón.
La Grulla.
El Quilín.
Ellos campeaban por todos lados antes de que existiera nada, y mucho menos los humanos.
La Tortuga se unió al Dragón para crear el mundo.
La Grulla le dio inteligencia, belleza, orden y armonía.
El Quilín trajo la paciencia, la serenidad y la prosperidad.
Después vinieron los elementos a llenar el mundo:
La tierra con sus montañas y rocas.
La madera con sus árboles, plantas y flores.
El agua con sus mares, lagos y ríos.
El metal con sus minerales y sus piedras.
El fuego con la chispa que da vida a todos los seres.
La Grulla vio que faltaban los vientos y la lluvia, y fue por ella.
El Quilín vio que faltaban los astros de los cielos y fue por ellos.
La Grulla se quedó flotando entre la Tierra y el cielo.
El Quilín se quedó volando entre el sol, la luna y las estrellas.
La Grulla aviva el pensamiento, da ideas, investiga, estudia, cambia, mejora, evoluciona, y crea la escritura para que exista entre todos una forma sublime de entendimiento.
El Quilín inspira, impele a reflexionar y a meditar, a buscar más allá de lo visible, y crea las artes y las ciencias para embellecer y consolidar los conocimientos.
La marcha del mundo y el universo se debe a ellos, por eso el Quilín se encuentra a la puerta de los templos y centros de estudios y conocimientos, y la Grulla remata las entradas y los techos.
El mítico Quilín.
Cuando le insinué a mi estimado Insik que el Quilín era una bestia mítica poco agraciada y de semblante terrible y fiero, me contestó hieráticamente que la prudencia y la verdad que representa el Quilín son verdaderas fieras con las que la gente común no quiere enfrentarse, porque a muy pocos les gusta ver un poco más allá, estudiar, entender, comprender, esforzarse, y prefieren creer o guiarse por la limitación de sus sentidos.
La creación de Wang Pangu
Dice la leyenda que al principio solo existía el desorden, con el cielo y la tierra juntos y pegados, y el universo entero y todo lo que este contiene concentrado en un gigantesco y pesado huevo negro.
Dentro de este huevo dormía apaciblemente y sin darse cuenta de nada un único ser, Wang Pangu.
Cuando Wang Pangu despertó, se encontró que estaba atrapado en el huevo, y que apenas si podía moverse, así que se puso a romperlo.
Al romperse el huevo, la parte más ligera y clara salió despedida y dio forma al cielo y todo lo que este contiene, mientras que la parte inferior del huevo, la más dura y oscura, dio forma a la Tierra.
El gigantesco Wang Pangu tenía la cabeza en el cielo y los pies en la Tierra, y con el paso de los milenios, tanto la cabeza como los pies fueron creciendo y dando vida a nuevas cosas y a nuevos movimientos.
En este crecimiento nacieron además los cuatro seres esenciales: el Dragón, el Feng Huang (la Grulla), la Tortuga y el Quilín.
Uniendo sus fuerzas con las de Wang Pangu, formaron las estaciones y los cinco elementos: el fuego, la madera, el metal, el agua y la tierra.
Pero Wang Pangu no era inmortal, y tras varios milenios llegó el día de su muerte.
Su muerte daría luz a una gran cantidad de las cosas que componen al universo y al mundo:
-De su aliento surgió el viento y las nubes.
-Sus ojos se convirtieron en el Sol y la Luna.
-De su barba las estrellas y todo lo que hay en el firmamento.
-De su voz salieron los truenos y los relámpagos.
-Sus extremidades serían los grandes pilares que separarían al cielo de la Tierra para que ya no estuvieran juntos y pegados.
-De su sudor nacieron las aguas menores y el rocío, la lluvia y la brisa, la humedad que da vida a todos los seres y a todas las cosas.
-De su cuerpo emergieron las cinco grandes montañas.
-De sus músculos brotaron los campos.
-De sus huesos brotaron los minerales y los metales.
-De su piel y vellosidades del cuerpo nacieron las plantas, las flores y los árboles.
-De su médula crecieron el jade, las perlas y otras piedras preciosas.
-Y de su sangre brotaron los grandes ríos y los mares.
Wang Pangu (también llamado P’an-Ku) al morir estaba lleno de pulgas, piojos y liendres, y de ellos nacieron todos los seres vivos que conocemos, incluidos los seres humanos.
Wang Pangu murió, pero sigue vivo y presente en todas y cada una de las cosas que vemos, oímos, presentimos y tocamos.
Antes de morir, Wang Pangu crecía y crecía en periodos de trece mil o de dieciséis mil años, dependiendo de las versiones, y cada vez que crecía y se hacía más y más grande la Tierra sufría diversos cambios, dependiendo de su humor. Si estaba contento el periodo era fértil y alegre, pero si estaba enfadado el periodo era gris, frío y triste. Así fue cómo pudo romper el huevo, creciendo y creciendo, desde ser un enano hasta ser un gigante, y no dejó de crecer hasta el día de su muerte.
El mundo lloró su muerte, porque aunque lo hizo todo, algunas cosas las dejó a medias o inconclusas, en desorden o sin pensar en su futuro.
En realidad hay muy pocas leyendas y mitos cosmogónicos en la mitología china, y la mayoría de ellos no aparecen por escrito hasta el siglo V de nuestra era. Hay muchas versiones sobre Wang Pangu, pero muy pocos puntos de vista ajenos al huevo primordial del cual nace el mundo y luego el universo.
La diosa Nüwa (o Niu-Kua)
La diosa Nüwa miró al mundo desde su ventana celestial y vio que faltaban muchas cosas, pero sobre todo una manera de que los seres mortales pudieran garantizar СКАЧАТЬ