Название: Nuestro grupo podría ser tu vida
Автор: Michael Azerrad
Издательство: Bookwire
Жанр: Зарубежная прикладная и научно-популярная литература
isbn: 9788418282102
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El álbum también incluía una canción llamada «Untitled Song for Latin America». Boon se había convertido en miembro del CISPES (Comité de Solidaridad con el Pueblo de El Salvador), un grupo activista dedicado a ayudar a los rebeldes marxistas a derrocar el gobierno marioneta represivo que había instaurado Estados Unidos. Por aquel entonces, no era una causa que estuviera demasiado de moda —los rockeros en su mayoría estaban concentrados en acabar con el apartheid en Sudáfrica—.
Aunque Watt escribió más canciones, Boon fue quien escribió los «éxitos» del grupo.
—Boon sabía escribir canciones que hablaban a la gente —afirma Watt—. Y esas son las palabras por las que la gente siempre nos recordará. D. Boon no tenía el vocabulario más amplio del mundo, pero sabía juntar cosas para las que era necesario tener mucho valor.
Boon escribió «This Ain’t No Picnic», que rápidamente se convirtió en una de las canciones más populares del grupo, mientras trabajaba en una tienda de piezas de repuesto y un supervisor no le dejaba poner música jazz y soul en la radio, a la que se refería como «mierda de negros». («Creo que también le pillaron comiendo», confiesa Watt.) Boon no podía dejar el trabajo porque necesitaba el dinero, y su amargura y frustración alimentaron un clásico de The Minutemen.
Mientras Watt prefería un planteamiento lírico complejo, Boon tendía hacia los eslóganes, que funcionaban mejor en el contexto del rock; muchos de sus seguidores no sabían que «This Ain’t No Picnic» es una canción sobre el racismo, aunque cantaban el estribillo de memoria. Pero esos planteamientos dispares eran una fuente constante de fricciones entre ambos jóvenes, lo que provocaba que a menudo Watt abroncara a Boon por ser demasiado simplista.
—¿Ya sabes que Nixon destruyó el movimiento hippie? —preguntó Watt a Boon durante una entrevista para un fanzine—. Él puso fin a la guerra. Porque de eso se trataba: «¡Acabad con la guerra, acabad con la guerra!». Así que él pone fin a la guerra y todo se viene abajo. Era todo tan simplista, jamás tuvieron objetivo alguno: era solo un rockero diciendo «Hay que salir de Vietnam».
Pero, más tarde, cuando Boon se fue a por un refresco, Watt confesó al entrevistador:
—Tengo miedo de verdad: tiene muchas cosas importantes que decir y no querría que se limitara a decir gilipolleces, no sé si me entiendes…
Gilipolleces o no, «This Ain’t No Picnic» fue el primer vídeo del grupo. Producido por cuatrocientos cuarenta dólares, fue nominado para un premio de la MTV, que había empezado a emitir videoclips de sellos independientes de bajo presupuesto. The Minutemen perdieron ante Kajagoogoo, un vanidoso grupo inglés de pop.
La mayor parte de los grupos indie de la época no hacían videoclips.
—Nosotros sí —afirma Watt—. Esa era la idea, que la gente supiera de nuestros conciertos. Donde más control teníamos era en los conciertos. Así pues, la idea era que la gente fuera a vernos. Habíamos dividido todo en dos categorías: estaban los flyers y estaba el concierto. O estás tocando, que supone una hora de tu vida, o trabajas para que la gente vaya al concierto. Las entrevistas eran flyers, los videoclips eran flyers, incluso los discos eran flyers. No íbamos de gira para promocionar los discos, sino que hacíamos discos para promocionar las giras porque era con los conciertos con lo que podías ganar dinero.
Excepto grupos gigantescos como The Rolling Stones y Pink Floyd, los grupos de grandes sellos generalmente perdían dinero con las giras de promoción de sus discos. Pero en el indie rock, lo contrario es cierto, siempre y cuando el grupo sea capaz de reducir los gastos.
—Esa es la realidad, ¿por qué negarla? —afirma Watt—. No teníamos que satisfacer ningún paradigma del rock. Si servía para que la gente fuera al concierto, lo haríamos. Si no servía, era basura, un adorno, lentejuelas, algo accesorio, un lastre.
Después de Double Nickels, el grupo comenzó a salir de gira sin descanso. En la gira de 1984, por ejemplo, dieron cincuenta y siete conciertos en sesenta y tres días.
El locuaz Watt solía ser el que llevaba la voz cantante en las entrevistas; Boon generalmente se limitaba a improvisar con la guitarra e intervenía solo cuando pensaba que debía, generalmente para discutir con Watt o denunciar el fascismo. Hurley, un hombre parco en palabras, pocas veces estaba presente. Poco cultivado, Hurley era reacio a intentar traducir sus ideas en palabras, aunque seguía siendo un chaval de San Pedro, con muchas cosas en común con Boon y Watt.
—Le gustaba mucho la exploración artística, ampliar sus límites, expresarse —explica Watt.
Con Watt y Boon como amigos de infancia, Hurley se debía de sentir como el rarito y el excluido; como él había estado surfeando mientras Boon y Watt estudiaban a Bismarck y a Napoleón, no podía participar en su toma y daca político. Pero, además de ser un batería potente y muy innovador, tenía algunas intuiciones políticas muy valiosas, aunque no eran políticas en el sentido habitual del término.
—Georgie sabía analizar las cosas —cuenta Watt—. Era un tipo al que querías tener al lado si las cosas se ponían feas. Para mí, eso es ser una persona muy política: saber ver dónde se concentra el poder. George es muy consciente de ello. Sabía cómo ocuparse de las cosas, vigilar tu mierda, salvarte el culo. Para mí, eso es, en cierto sentido, política. Lo puedes hacer a nivel nacional, pero también lo puedes hacer con tu furgoneta y con tu equipo.
Pero el núcleo intelectual del grupo lo formaban Boon y Watt, y ambos se retaban constantemente. En una entrevista de 1985 con un fanzine desconocido de Mineápolis, ambos estuvieron discutiendo sin parar, no de forma hostil, pero como si estuvieran compitiendo, poniendo a prueba las convicciones del otro.
WATT: Escuchas las canciones de Boon y suenan como si cantara lo mismo en cada puta canción.
BOON: Será porque tengo algo que decir.
WATT: Supongo. En realidad, no creo que tengas nada que decir. Algún otro tío lo habrá dicho antes.
BOON: Pues bien, hay que seguir diciéndolo hasta que se consiga.
Antes habían discutido —profusamente— sobre si había un solo de guitarra en «Boiling» de Punch Line (no lo había). Entonces Watt echó en cara a Boon que redujera los conflictos en El Salvador y Nicaragua a un eslogan simplista que entonces era popular entre los sectores de izquierda: «Estados Unidos. Salid de Centroamérica», que Boon a menudo escribía en un panel que colocaba sobre el escenario.
WATT: No entiendo lo de «Sacad a Estados Unidos de Centroamérica», como si fuera tan sencillo. Eso es ser simplista con respecto a algo que es muy complejo, la gente que se muere, que intenta decidir su propio destino.
BOON: ¿Es que no ves por qué se muere allí la gente?
WATT: La gente utiliza ese eslogan con el único fin de impulsar su carrera en el mundo del rock.
BOON: ¿Es que no ves por qué se muere allí la gente?
WATT: Hay muchas, muchas razones.
ENTREVISTADOR: ¿Porque nuestro gobierno envía ayuda?
BOON: No, por culpa del imperialismo. Allí siempre ha existido.
WATT: СКАЧАТЬ