Название: Aproximaciones a la filosofÃa polÃtica de la ciencia
Автор: ОтÑутÑтвует
Издательство: Bookwire
Жанр: Зарубежная прикладная и научно-популярная литература
isbn: 9786070252570
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En este apartado habíamos dejado el polo político para explorar la epistemología del polo de las ciencias naturales y estudios culturales; sin embargo, el relativismo en ciencia y el universalismo en antropología posmoderna nos remite a otro nivel de concentración: al de la epistemología en ciencias.
La guerra de ciencias y los estudios sociales de ciencias confrontados a un relativismo científico
En el apartado anterior hemos abordado los debates epistemológicos en torno a las ciencias naturales y los estudios culturales. En éste, dejaremos de lado la epistemología de los estudios culturales para centrarnos en los debates epistemológicos sobre las ciencias naturales.
El debate sobre el conocimiento en ciencias y su epistemología ha girado en torno al relativismo epistémico. Las posiciones pro y contra el relativismo epistémico han sido cruciales en la configuración de la llamada guerra de ciencias entre científicos de la naturaleza y estudiosos de las humanidades.21
Recordando que, el conocimiento en ciencias representa para los epistemólogos modernos el ámbito de las verdades absolutas; y para los posmodernistas el espacio de las grandes relativizaciones, la guerra de ciencias muestra dos aspectos epistemológicos asimétricos para nuestro análisis; muestra cómo ciertos científicos defienden la copresencia del absolutismo en ciencias ydel relativismo cultural, y ciertos estudios de la ciencia defienden el relativismo en ciencias y el absolutismo sociológico. Asimismo, ambos evitan el tráfico entre relativismos y absolutismos. El análisis lo dividimos en dos partes, en la primera analizamos el debate en torno al conocimiento de la naturaleza y en la segunda parte el conocimiento social de la naturaleza.
Como sabemos, el "escándalo" desatado por el físico teórico Alan Sokal por la supuesta impostura científica de algunos prominentes intelectuales de las humanidades, derivó, luego de un tiempo, en lo que se llamaría la guerra de ciencias entre epistemólogos, científicos y humanistas, 22 y finalmente el debate se dirigió contra los estudiosos de ciencias. 23
En esta parte, nos interesa retomar el levantamiento de los físicos s&b contra las formas que adopta el posmodernismo y, más precisamente, contra lo que llaman la impostura científica y el relativismo epistémico. En realidad este debate no es reciente, pero seguirlo en la forma en que se ha presentado, nos da la ocasión de tomarlo como estudio de caso epistemológico. El tema de la impostura científica e intelectual, que habían denunciado S&B, se compromete con la epistemología en general, nosotros tocaremos sólo donde atañe directamente a la epistemología política, la que a este trabajo ocupa.
S&B se oponen rotundamente al relativismo en ciencias y distinguen el relativismo filosófico del relativismo metodológico. Del primero, aceptan la consideración de que la verdad de una propuesta depende de quien la interpreta, lo que para ellos es perfectamente sostenible aunque tenga poca consistencia en el mundo. Este relativismo se puede aceptar en sus versiones éticas o estéticas, de modo que no hay grupo social capaz de imponer sus valores ni sus gustos a otros colectivos.24 Sin embargo, es inaceptable el segundo en la medida que se sostiene la imparcialidad en la evaluación del desarrollo del conocimiento. 25 Como se puede apreciar, los autores muestran con gran transparencia esto que hemos denominado la epistemología política moderna: absolutismo científico y relativismo cultural (y político).
Para S&B, a riesgo de caer en imposturas, la física debería ser un campo de estudio exclusivo de físicos donde sólo ellos podrían juzgar, certificar y legitimar su producción científica. La física sería un bien de uso exclusivo de físicos y su consumo debería estar certificado por ellos mismos.
S&B denuncian la relativización del conocimiento científico realizado por los que llaman sociólogos constructivistas-relativistas. Desde luego que en esta guerra, los autores tienen sus razones fundamentadas; así la impugnación al relativismo epistémico se cumple puntualmente en ciertas vertientes de los estudios sociales de la ciencia; ejemplo de esta relativización y demérito de las ciencias se encuentra en la afirmación de los sociólogos constructivistas Barry Barnes, David Bloor y John Henry en su libro Scientific Knowledge: A Sociological Analysis, en el cual, estos autores escriben que "la astrología no responde menos a los criterios del método científico que la astronomía y que es concebible que un día aquella se preste a un triunfo del método científico".26 Sucede lo mismo en el caso del Programa Empírico del Relativismo impulsado por Harry Collins y Trevor Pinch. Efectivamente, reuniendo relativismo y constructivismo social, Collins considera que la clausura de los debates y las controversias científicas no se basan en procedimientos lógico-experimentales, sino en factores sociales como el poder, la retórica y otros mecanismos sociales.27
Pero la tarea pedagógica de Sokal 28 es remarcable, si entendemos que su abstención a pronunciarse en los temas culturales es para evitar caer, en esta ocasión, en imposturas científicas, aclarando su posición de relativista cultural. Recordemos que el objetivo de sus publicaciones en revistas culturales consistía en experimentar socialmente la facilidad de hacer pasar imposturas científicas en las revistas culturalistas e ilustrar la proliferación de las imposturas intelectuales en el campo de los estudios culturales. 29
Pero, Sokal y Bricmont no consideran que para los profesionales del estudio de la ciencia, las controversias científicas son el ambiente en el que los propios científicos negocian sus procedimientos, sus evidencias y sus hechos y obvian el ambiente permanentemente controversial de sus disciplinas a lo largo de toda la historia. Así, para un grupo de sociólogos de ciencias, el problema de la elaboración de la evidencia científica es más complicado que como popularmente se ha idealizado, pues no se reconoce el papel que juegan las controversias en la construcción de los conocimientos, como dice Harry Collins: "el problema es que la imagen popular de la ciencia se asocia a una banda transportadora para el acuerdo; el desacuerdo implica incompetencia, predisposición o la interferencia política. Si se demuestra que el desacuerdo está fundado dentro de lo mejor de las mejores ciencias duras, la imagen del desacuerdo cesará de considerarse un síntoma de una patología". 30
La cita anterior es importante, si consideramos el exacerbado relativismo de Collins. Luego de la formulación del Programa Fuerte de la Sociología de la Ciencia por Bloor, una parte relevante de estudios inspirados en él, han estudiado controversias y negociaciones. 31 Regresaremos al tema de las controversias y negociaciones científicas, pero, por el momento, acotemos la pertinencia del señalamiento de que la práctica científica puede mostrar no sólo cómo acontece el relativismo, sino también cómo ese relativismo da paso a un cierto objetivismo y con ello a una aminoración de la relativización.
Nos hemos referido al debate posmodernista en el plano de la relativización de las ciencias físicas y naturales y la relativización de la cultura y de las ciencias humanas. Pero la guerra de ciencias mantiene su importancia como objeto de estudio en la medida que ha implicado СКАЧАТЬ