Una Vez Perdido . Блейк Пирс
Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Una Vez Perdido - Блейк Пирс страница 13

СКАЧАТЬ más control.

      Miró y vio que al menos había dado en el blanco de papel en esta ocasión.

      Pero cuando se preparó para volver a disparar, un recuerdo pasó por su mente, un recuerdo del momento más aterrador de su vida. Un día, cuando todavía vivía al lado de Riley, había oído un ruido terrible al lado. Había corrido a la casa adosada de Riley y encontrado la puerta parcialmente abierta.

      Un hombre había tirado a la hija de Riley al suelo y la estaba atacando.

      Blaine había corrido hacia ellos y quitado al atacante de encima de April. Pero el hombre era demasiado fuerte, y Blaine fue golpeado fuertemente y había perdido el conocimiento.

      Era un recuerdo amargo, y trajo consigo una sensación de impotencia repugnante.

      Pero esa sensación se evaporó de repente cuando sintió el peso de la pistola en sus manos.

      Respiró y disparó, respiró y disparó, cuatro veces más hasta que el cilindro quedó vacío.

      Riley presionó un botón que acercó el blanco de papel hasta la cabina.

      “Nada mal para tu primer intento”, dijo Riley.

      De hecho, Blaine vio que los últimos cuatro tiros al menos habían alcanzado dentro de la forma humana.

      Pero se dio cuenta de que su corazón latía con fuerza, y que estaba abrumado por una mezcla extraña de sensaciones.

      Uno de esas sensaciones era miedo.

      Pero ¿miedo de qué?

      “Poder”, cayó en cuenta Blaine.

      La sensación de poder en sus manos era asombrosa, como nada que jamás había sentido antes.

      Se sentía tan bien que le daba miedo.

      Riley le enseñó a abrir el cilindro y sacar los cartuchos vacíos.

      “¿Suficiente por hoy?”, preguntó.

      “Para nada”, dijo Blaine sin aliento. “Quiero que me enseñes todo lo que tenga que saber de esta cosa”.

      Riley le sonrió mientras él volvía a cargar el arma.

      Todavía sentía su sonrisa mientras apuntaba a un nuevo blanco.

      Pero en ese momento oyó el teléfono celular de Riley sonar.

      CAPÍTULO SIETE

      Cuando el teléfono celular de Riley comenzó a sonar, los últimos disparos de Blaine seguían resonando en sus oídos. Sacó su teléfono a regañadientes. Quería una mañana ininterrumpida con Blaine. Cuando miró el teléfono, supo que estaba a punto de sentirse decepcionada. La llamada era de Brent Meredith.

      Le sorprendía lo mucho que estaba disfrutando de enseñarle a Blaine cómo disparar su nueva pistola. Riley estaba segura de que esta llamada interrumpiría el mejor día que había tenido en mucho tiempo.

      Pero no tenía otra opción que contestar la llamada.

      Como de costumbre, Meredith fue brusco y directo al grano.

      “Tenemos un nuevo caso. Necesitamos que trabajes en él. ¿En cuánto tiempo puedes llegar a Quántico?”.

      Riley contuvo un suspiro. Con Bill de licencia, Riley tenía la esperanza de tener algo de tiempo libre hasta que el dolor de la muerte de Lucy menguara un poco.

      “Tristemente ese no sería el caso”, pensó.

      No cabía duda de que viajaría fuera de la ciudad en breve. ¿Tendría el tiempo suficiente para correr a casa, ver a todos y cambiarse de ropa?

      “En una hora”, respondió Riley.

      “Te necesito aquí antes. Nos vemos en mi oficina. Y trae tu maleta”.

      Meredith finalizó la llamada sin esperar una respuesta.

      Blaine estaba parado allí esperándola. Se quitó los equipos de protección ocular y auditiva y le preguntó: “¿Te llamaron del trabajo?”.

      Riley suspiró en voz alta.

      “Sí, tengo que irme a Quántico de inmediato”.

      Blaine asintió sin quejarse y descargó el arma.

      “Yo te llevo”, dijo

      “No, necesito mi maleta. Y está en mi auto en casa. Me temo que necesito que me lleves a mi casa. También me temo que tengo prisa”.

      “No te preocupes”, dijo Blaine, poniendo el arma en su caja cuidadosamente.

      Riley le dio un beso en la mejilla.

      “Parece que tendré que viajar”, dijo ella. “Odio eso. La he pasado de lo mejor contigo”.

      Blaine sonrió y le devolvió el beso.

      “Yo también la he pasado muy bien”, dijo. “No te preocupes. Continuaremos donde lo dejamos tan pronto como regreses”.

      A lo que salieron del campo de tiro y llegaron de nuevo a la tienda de armas, el propietario los despidió con cordialidad.

      *

      A lo que Blaine la dejó en su casa, Riley corrió hacia adentro para explicarles a todos que se iba. Ni siquiera tuvo tiempo para cambiarse de ropa, pero al menos se había duchado en la casa de Blaine esta mañana. Se sintió aliviada de que a su familia pareció no molestarle su repentino cambio de planes.

      “Se están acostumbrando a estar sin mí”, pensó. No le gustaba mucho la idea, pero sabía que era una necesidad en una vida como la suya.

      Riley verificó que tenía todo lo que necesitaba en su auto y luego hizo el corto viaje a Quántico. Cuando llegó al edificio de la UAC, se dirigió directamente a la oficina de Brent Meredith. Lamentablemente se encontró con Jenn Roston, quien estaba caminando en la misma dirección por el pasillo.

      Riley y Jenn hicieron contacto visual por un momento fugaz, luego ambas siguieron en silencio.

      Riley se preguntó si Jenn se sentía igual de incómoda que ella. Ayer tuvieron una reunión incómoda, y Riley aún no sabía si había cometido un terrible error al entregarle a Jenn esa unidad USB.

      “Pero Jenn probablemente no esté preocupada”, pensó Riley.

      Después de todo, Jenn había tenido la ventaja ayer. Había controlado la situación brillantemente para beneficio propio. Riley jamás había conocido a alguien capaz de manipularla de esa forma.

      Pero luego recordó que eso no era cierto.

      Shane Hatcher también tenía esa capaz de manipularla.

      Sin dejar de caminar y todavía mirando al frente, СКАЧАТЬ