Название: Una Vez Perdido
Автор: Блейк Пирс
Издательство: Lukeman Literary Management Ltd
Жанр: Современные детективы
Серия: Un Misterio de Riley Paige
isbn: 9781640298675
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“¡Dios mío!”, exclamó, con el estómago revuelto de horror.
Era una mano, la mano de una mujer joven.
CAPÍTULO SEIS
A la mañana siguiente, Riley estaba mirando a Blaine preparar un desayuno de Huevos Benedict con jugo de naranja recién exprimido y café. Pensó que hacer el amor apasionadamente no se limitaba a ex esposos. Y que despertar alegre con un hombre era algo nuevo para ella.
Se sentía agradecida por esta mañana, y agradecida con Gabriela, quien le aseguró que se ocuparía de todo cuando Riley llamó la noche anterior. Pero no podía evitar preguntarse si una relación como esta podría sobrevivir, dadas las muchas otras complicaciones de su vida.
Riley decidió ignorar esa pregunta y centrarse en la deliciosa comida. Pero mientras comían, se dio cuenta de que la mente de Blaine parecía estar en otro lugar.
“¿Qué pasa?”, le preguntó.
Blaine no respondió. Se veía inquieto, mirando de un lugar a otro.
Experimentó una sensación repentina de preocupación. ¿Qué pasaba?
¿Estaba teniendo dudas sobre lo sucedido la noche anterior? ¿No estaba tan contento con esto como ella?
“Blaine, ¿qué pasa?”, preguntó Riley, su voz temblando un poco.
Después de una pausa, Blaine dijo: “Riley, simplemente no me siento... seguro”.
Riley intentó darle sentido a lo que Blaine había dicho. ¿Todo el calor y el afecto que habían compartido desde su cita habían desaparecido? ¿Qué había sucedido entre ellos para cambiar todo de esta forma?
“N-n-no entiendo”, tartamudeó Riley. “¿Cómo que no te sientes seguro?”.
Blaine vaciló, y luego dijo: “Creo que necesito comprar un arma. Para tener con qué protegerme en mi casa”.
Sus palabras sacudieron a Riley. No había esperado esto.
“Pero tal vez debí haberlo esperado”, pensó.
Sentada al otro lado de la mesa de él, podía ver una cicatriz en su mejilla derecha. Esa cicatriz le había sido ocasionada el noviembre pasado en la propia casa de Riley, cuando trató de proteger a April y Gabriela de un atacante en busca de venganza.
Riley recordó la terrible culpa que sintió cuando vio a Blaine inconsciente en una cama de hospital después de lo sucedido.
Y ahora sentía esa culpa de nuevo.
¿Blaine nunca se sentiría seguro con Riley en su vida? ¿Jamás sentiría que su hija podría estar a salvo?
¿Y una pistola era lo que realmente necesitaba para sentirse más seguro?
Riley negó con la cabeza.
“No sé, Blaine”, dijo. “No me gusta mucho la idea de que civiles mantengan armas en sus casas”.
Tan pronto como las palabras salieron de su boca, Riley se dio cuenta de lo condescendientes que sonaron.
No sabía por la expresión de Blaine si se había sentido ofendido por sus palabras o no. Parecía estar esperando a que continuara.
Riley tomó un sorbo de café para organizar sus pensamientos.
Ella dijo: “¿Sabías que, estadísticamente, las armas domésticas tienen mayores probabilidades de ocasionar homicidios, suicidios y muertes accidentales que de defender una casa con éxito? De hecho, los propietarios de armas corren un mayor riesgo de convertirse en víctimas de homicidio que las personas que no son propietarias de armas de fuego”.
Blaine asintió.
“Sí, sé todo eso”, dijo. “He estado investigando. También sé acerca de las leyes de defensa propia de Virginia. Y que este estado permite la portación a la vista”.
Riley inclinó la cabeza con aprobación.
“Bueno, ya estás mejor preparado que la mayoría de las personas que deciden comprar un arma. Aun así…”.
Dejó que las palabras quedaran en el aire. Estaba reacia a decir lo que tenía en mente.
“¿Qué pasa?”, preguntó Blaine.
Riley respiró profundamente.
“Blaine, ¿comprarías un arma si yo no formara parte de tu vida?”.
“Ay, Riley...”.
“Dime la verdad. Por favor”.
Blaine se quedó mirando su café por un momento.
“No, no lo haría”, dijo finalmente.
Riley se inclinó sobre la mesa y tomó la mano de Blaine.
“Eso es justo lo que pensaba. Y estoy segura de que puedes entender cómo me hace sentir. Me importas mucho, Blaine. Es terrible saber que tu vida es más peligrosa por mí”.
“Yo entiendo”, dijo Blaine. “Pero quiero que tú me digas la verdad sobre algo. Y espero no te lo tomes a mal”.
Riley se preparó en silencio para lo que Blaine estaba a punto de preguntarle.
“¿Tus sentimientos realmente son un argumento válido para no comprar un arma? Digo, ¿no es un hecho de que estoy en más peligro que cualquier ciudadano promedio? ¿Y que debería ser capaz de defenderme y de defender a Crystal... y tal vez incluso de defenderte a ti?”.
Riley se encogió un poco. Se sentía triste de admitírselo a sí misma, pero Blaine tenía razón.
Si una pistola lo haría sentirse más seguro y protegido, debería tener una.
También estaba segura de que sería muy responsable con ella.
“Está bien”, dijo ella. “Después del desayuno nos iremos de compras”.
*
Más tarde esa mañana, Blaine entró en una tienda de armas con Riley. Blaine se preguntó si estaba cometiendo un error. Había un montón de armas temibles en las paredes y en las vitrinas. Nunca había disparado un arma, a menos que la pistola de aire comprimido que había tenido de niño contara como una.
“¿En qué me estoy metiendo?”, pensó.
Un hombre alto, con barba y una camisa a cuadros se movía entre la mercancía.
“¿Qué se les ofrece?”, preguntó.
Riley dijo: “Estamos en busca de un arma doméstica para mi amigo”.
“Bueno, estoy seguro de que tenemos algo aquí СКАЧАТЬ