Название: El Peso del Honor
Автор: Морган Райс
Издательство: Lukeman Literary Management Ltd
Жанр: Зарубежное фэнтези
Серия: Reyes y Hechiceros
isbn: 9781632913975
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“Tío,” dijo ella. Le gustaba como sonaba esa palabra.
“Puedes llamarme Kolva,” respondió él.
Kolva. De alguna manera, el nombre parecía familiar.
“He cruzado Escalon para verte,” dijo nerviosa sin saber que más decir. El silencio de la mañana se tragó sus palabras, y las llanuras vacías sólo se llenaron del sonido distante del océano. “Mi padre me envió.”
Él sonrió. Era una sonrisa cálida, y las líneas de su rostro se juntaron como si hubiera vivido mil años.
“No fue tu padre quien te envió,” respondió. “Sino algo más grande.”
De repente y sin ningún aviso, se dio la vuelta y empezó a caminar utilizando su bastón, alejándose de la torre.
Kyra lo miró avanzar sin entender; ¿lo había ofendido?
Ella se apresuró a alcanzarlo con Leo y Andor a su lado.
“La torre,” dijo ella confundida. “¿No entraremos?”
Él sonrió.
“Tal vez en otro momento,” respondió.
“Pero pensé que tenía que llegar a la torre.”
“Así era,” respondió. “Pero no entrar a ella.”
Ella trataba de entender mientras él caminaba velozmente entrando en el bosque, y ella se apuró a alcanzarlo. Su bastón golpeaba la tierra y las hojas al igual que el de ella.
“¿Entonces dónde entrenaremos?” preguntó ella.
“Entrenarás en donde entrenan todos los grandes guerreros,” respondió mirando hacia adelante. “En los bosques más allá de la torre.”
Entró en el bosque tan rápido que Kyra casi tuvo que correr para alcanzarlo, incluso aunque parecía caminar de manera tranquila. El misterio que lo rodeaba creció mientras un millón de preguntas cruzaban por su mente.
“¿Sigue viva mi madre?” preguntó ella incapaz de contener su curiosidad. “¿Está aquí? ¿La conoces?”
El hombre simplemente sonrió y negó con la cabeza mientras seguía caminando.
“Tantas preguntas,” respondió. Caminó por un largo rato mientras el bosque se llenaba del sonido de criaturas extrañas y finalmente añadió, “Pronto te darás cuenta que las preguntas tienen muy poco significado aquí. Las respuestas tienen mucho menos. Debes aprender a encontrar tus propias respuestas. La fuente de tus respuestas. Y más importante, la fuente de tus preguntas.”
Kyra estaba confundida mientras caminaban por el bosque, junto a árboles verde brillante que parecían resplandecer a su alrededor en este lugar misterioso. Pronto perdió de vista la torre y el romper de las olas se hizo más silencioso. Tenía problemas para seguirle el paso en la vereda constantemente cambiante.
Estaba hirviendo llena de preguntas y finalmente no pudo contener su silencio.
“¿A dónde me llevas?” preguntó. “¿Aquí es donde me entrenarás?”
El hombre continuó caminando pasando un arroyo, girando y pasando por antiguos árboles cuya corteza era de un verde luminoso mientras ella le seguía los pasos.
“Yo no te entrenaré,” dijo. “Tu tío lo hará.”
Kyra se quedó congelada.
“¿Mi tío?” preguntó. “Pensé que tú eras mi tío.”
“Lo soy,” respondió. “Y tienes otro más.”
“¿Otro?” preguntó.
Finalmente llegó a un claro en el bosque deteniéndose en la orilla y ella, respirando agitadamente, se detuvo a su lado. Miró hacia adelante y se impactó por lo que vio.
Al otro lado del claro había un árbol inmenso, el más grande que jamás había visto, antiguo, con ramas extendiéndose hacia todos lados, brillando con hojas púrpuras, con un tronco de treinta pies de ancho. Las ramas se torcía y cruzaban una con otra creando una pequeña casa en el árbol a unos diez pies de altura y que parecía haber estado ahí desde siempre. Una pequeña luz salía de entre las ramas, y Kyra miró hacia arriba encontrando una sola figura sentada en la orilla de las ramas como si estuviera meditando y observándolos.
“Él también es tu tío,” dijo Kolva.
El corazón de Kyra la golpeó en el pecho sin poder entender nada. Miró hacia el hombre que decía ser su tío y se preguntó si estaba tratando de engañarla. El otro tío parecía ser un niño de apenas diez años de edad. Se sentaba derecho como meditando y mirando directamente hacia enfrente, sin mirarla a ella con sus ojos azules brillantes. Su rostro infantil tenía líneas como si fuera alguien de mil años, con su piel café oscura cubierta de manchas de la edad. Parecía ser apenas unos cuatro pies de alto. Era como si se tratara de un niño con una enfermedad de envejecimiento.
Ella no sabía qué pensar.
“Kyra,” dijo, “él es Alva.”
CAPÍTULO CINCO
Merk entró en la Torre de Ur, atravesando las grandes puertas doradas que nunca pensó llegaría a pasar, con una luz interior tan brillante que casi lo cegó. Levantó una mano para cubrirse los ojos y, al hacerlo, se sorprendió al ver lo que tenía enfrente.
Ahí, de pie frente a él, estaba un verdadero Observador, con penetrantes ojos amarillos que miraban directamente hacia Merk, los mismos ojos que lo habían perturbado por la rendija de la puerta. Llevaba una túnica holgada amarilla, escondiendo sus brazos y piernas y sólo mostrando un poco de piel pálida. Era sorprendentemente bajo, de mandíbula larga y mejillas hundidas y, mientras lo miraba, Merk se sintió incómodo. Salía luz del pequeño bastón dorado que sostenía frente a él.
El Observador lo estudió en silencio, y Merk sintió una brisa mientras las puertas se cerraban repentinamente atrapándolo en la torre. Hubo un sonido que hizo eco en las paredes y él involuntariamente se estremeció. Se dio cuenta de lo inquieto que estaba al no haber dormido todos estos días, de noches con sueños perturbadores, por su propia obsesión de entrar aquí. Ahora al estar adentro, sintió una extraña sensación de pertenencia, como si finalmente hubiera entrado a su nueva casa.
Merk esperaba que el Observador le diera la bienvenida y le explicara en dónde estaba. Pero en vez de eso, se volteó sin una palabra y se alejó caminando, dejando a Merk solo y confundido. No sabía si debería seguirlo.
El Observador llegó a una escalera de marfil en espiral del otro lado de la cámara y, para la sorpresa de Merk, fue no hacia arriba, sino hacia abajo. Bajó rápidamente y desapareció de la vista.
Merk se quedó de pie en silencio sin saber qué es lo que debería hacer.
“¿Debo seguirte?” gritó finalmente.
La voz de Merk retumbó e hizo eco en las paredes como si se burlara de él mismo.
Merk miró a su alrededor examinando el interior de la torre. Miró las brillantes СКАЧАТЬ