Morrigan. Laura Merlin
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Название: Morrigan

Автор: Laura Merlin

Издательство: Tektime S.r.l.s.

Жанр: Детская проза

Серия:

isbn: 9788873047148

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      En pocas palabras, significaban un cambio inesperado en mi vida, un nuevo camino por recorrer.

      Esto no me dejaba nada tranquila. Recogí las cartas y noté que me temblaban las manos.

      La última cosa que hubiera querido en aquel momento, era un cambio drástico en mi vida. Me gustaba así, ordinaria, regular, sin mayores sobresaltos.

      Ya había tenido bastante con un muchacho llamado Michel.

      Habíamos salido alguna vez. Me encantaban sus ojos, almendrados, como los de un pequeño ciervo perdido, y a sus cabellos negros y suaves. Tenía aires de niño y juntos nos divertíamos mucho. Estaba bien con él, pero después de un tiempo me di cuenta de que aquello que sentía era una fuerte amistad y nada más.

      Decidí terminar con aquella historia esperando que antes o después entendiera mi decisión.

      Â¡Me equivocaba por completo!

      Ã‰l me amaba y era de esos amores locos que te llevan a hacer locuras. Aquello que te hace creer que para siempre no es solo una ilusión, sino algo real, posible.

      Pero es también aquello que, cuando te corta las alas, te hace caer, cada vez más bajo, en el corazón de los infiernos.

      Y fue lo que él sintió.

      La obsesión lo cegó, y pasaba de momentos de rabia en los que me ofendía y blasfemaba en mi contra, a momentos de tranquilidad y depresión, en los que habría hecho de todo por volver.

      Â¡Le tenía miedo! Tanto que, cuando salía, trataba de no estar nunca sola.

      Podría parecer una exageración, pero de verdad me daban miedo sus reacciones.

      Bajé los hombros y de un salto me paré. Bajé las escaleras corriendo, y me puse mis Converse negros y rosados.

      Me dirigí al parque, aunque el día no fuera de los mejores, el cielo estaba oscuro, por algunas nubes amenazantes de lluvia, sin embargo los treinta grados que había se hacían sentir mucho.

      Encendí el Ipod, me coloqué los auriculares y dejé correr mi playlist. Tenía la desesperada necesidad de escuchar alguna música que me cargara de energía, elegí a Queen con Princes of de Universe.

      Al llegar a la entrada del parque, comencé a correr.

      Me gustaba aquel lugar, me daba alegría incluso en los días negros como aquel. Parecía que allí nunca se podría terminar con el verde de los árboles y el pasto tan bien cuidado.

      Aquella mañana había muy pocas personas. Comúnmente, en junio, se podían encontrar muchos niños paseando con los abuelos, incluso a las 8 de la mañana. En cambio era como si aquel día todos se hubieran quedado en casa y solo yo hubiera tenido la loca idea de salir.

      Esto no me gustaba nada.

      Llegué a la zona más alejada y bella del parque, donde corría un pequeñísimo río, atravesado por un puente de madera, muy bien conservado.

      Respiraba hondo aquel dulce perfume de agua y tierra mojada, cuando un rumor extraño llamó mi atención.

      Me saqué los auriculares para escuchar mejor.

      Parecían llantos.

      Me detuve y miré un poco a mi alrededor. Con el dorso de la mano me sequé el sudor de la frente y di algún paso más hacia adelante, siempre escuchando desde dónde venía aquel ruido.

      Y la vi.

      Era una viejita de rostro dulce, y con los cabellos recogidos ordenadamente en un moño. Estaba llorando, triste por algo que no sabía.

      â€œSeñora, ¿todo bien?” pregunté, avanzando algún paso con lentitud.

      A su lado había un cesto con ropa, simplemente estaba lavando la ropa en el río.

      Sentí curiosidad y temor, al mismo tiempo, sin saber por qué. Después de todo, era solo una señora anciana, demasiado triste y sola.

      â€œÂ¿Señora?” intenté de nuevo, con un tono más dulce, dado que no parecía haber notado mi presencia.

      Estaba muy cerca, y podía ver lo que tenía entre sus manos.

      En un primer momento pensé que podía ser ropa de su probable difunto marido. En cambio, mirando bien, me di cuenta que sostenía una remera demasiado pequeña para ser usada por un hombre, y muy juvenil como para que fuera suya.

      Agudicé la vista, para ver mejor, y dos cosas me paralizaron la respiración.

      Había un dibujo en aquella remera blanca, una simple mariposa rosada. Bajé la vista y vi que era la misma que llevaba puesta yo.

      Â¡No tenía sentido!

      Â¿Aún dormía?

      Â¿Pero cuándo me había dormido?

      No, estaba despierta y consciente. Desgraciadamente.

      La viejita estaba concentrada en su trabajo, empeñada en quitar una mancha.

      Una mancha rojiza e irregular.

      Me relajé un segundo. Tal vez era de una nieta, la había ensuciado y la abuela la estaba lavando.

      Pero, ¿por qué lloraba?

      Mis ojos se detuvieron en el color escarlata del agua que bajaba. ¿Podía ser una mancha de sangre fresca? Justo a la altura del lado derecho.

      Mi fantasía viajaba de manera demasiado veloz. ¡Era todo muy absurdo para ser verdad!

      La abuelita se dio vuelta y me fijó, con dos ojos de hielo que parecían implorarme que la entendiera.

      â€œLo lamento”.

      â€œÂ¿Por qué, señora?”, traté de preguntar en un tono calmo, “¿Qué sucedió? ¿Por qué hay toda esa sangre?”

      â€œLo entenderás…pronto…lo siento”, y volvió a su tarea, siempre llorando y dejando que las lágrimas le recorrieran el rostro, ya surcado por las arrugas.

      Hubiera querido consolarla, continuar hablando, preguntarle más, pero apenas abrí la boca, sentí el ladrido de un perro.

      Me di vuelta y lo vi allí, a dos pasos de mí. Un lobo, de manto negro como la noche, me ladraba.

      Sentí un segundo de temor por la señora, y me giré para advertirla, pero ya no estaba allí, ni elle ni el cesto de la ropa.

      El corazón me dio un salto, ¡no podía haberme imaginado todo!

      Mientras СКАЧАТЬ