Cómo trabajar para un idiota. John Hoover
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Название: Cómo trabajar para un idiota

Автор: John Hoover

Издательство: Parkstone International Publishing

Жанр: Самосовершенствование

Серия:

isbn: 978-84-315-5452-1

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СКАЧАТЬ sádicos

      • Jefes masoquistas

      • Jefes paranoicos

      • Jefes reacios

      • Jefes ineptos

      • Jefes colegas

      • Jefes idiotas

EJERCICIO

      Puesto que vamos a examinar cada tipo de jefe, clasifica a todos los jefes para los cuales hayas trabajado, incluyendo al actual, en la categoría apropiada. Haz una lista con todos sus nombres y escribe una nota al lado de cada uno con la categoría o categorías que los representan. Sería una buena idea que esperaras a acabar de leer este capítulo para entender mejor a cada tipo de jefe. Un vistazo al capítulo 3 te aportará una visión más amplia, pues verás una matriz de 10 ✕ 10 de todos los tipos de jefe.

      Cuando ya hayas elaborado una lista con todos tus jefes anteriores y actuales, y el tipo donde se incluyen, verás que tu historia laboral muestra un patrón un tanto preocupante. Tras haber sido un jefe idiota y un trabajador idiota, he descubierto que existen patrones que se repiten a lo largo de la vida personal, lo cual puede significar que:

      a) Sentimos cierta atracción hacia un tipo específico de jefe que satisface el deseo subliminal de autocastigo.

      b) Existe un tipo de jefe que predomina en el sector donde trabajamos.

      c) Nosotros somos los idiotas.

      d) Todas las respuestas anteriores.

      Como coach ejecutivo, te recuerdo que hay un denominador común en cada experiencia laboral y con cada uno de los jefes a los que has prestado tus servicios: tú. Haz los cálculos necesarios; tú eres la constante en todos los trabajos. Hay quien ha conseguido llevarse bien con los distintos tipos de jefes que he enumerado en este libro, o en cualquier otro. Hay quien ha acabado como el rosario de la aurora con todos los jefes que ha tenido, incluso con aquellos que clasificaríamos con la etiqueta de buenos. Da igual en qué extremo del espectro te sitúes, la pregunta sobre la quiero que reflexiones es la siguiente: ¿con qué tipo de jefe te has llevado mejor? ¿Con cuál has mantenido una peor relación y te has peleado constantemente? Y, lo más importante, ¿cuál ha sido tu papel tanto en las buenas como en las malas experiencias? Estudiar los tipos de jefe que he comentado antes te ayudará a trazar el mejor camino hacia las aguas plácidas de la gestión de jefes. Cuando completes el primer ejercicio del capítulo 1, ten en cuenta el tipo de jefe que tienes delante. ¿El cambio de tipo de jefe alteraría el ejercicio? ¿Hasta qué punto? Quizá no puedas cambiar a la persona, pero sí puedes modificar la naturaleza de la relación. El poder está en tus manos, en el caso de que tengas el valor de utilizarlo.

BUENOS JEFES

      Por muy increíble que parezca, existen buenos jefes ahí fuera. Quiero empezar con este tipo porque encontrarlos es tan raro como dar con un miembro de la generación X o un hippy (o a ambos) en un concierto de Wayne Newton. No es imposible, por supuesto, pero no es una apuesta segura. Dicho esto, si ves que un compañero de trabajo se echa hacia atrás en su cubículo con los ojos cerrados y con una sonrisa bobalicona en su rostro, lo más probable es que esté rememorando los buenos tiempos, cuando trabajaba para un buen jefe. Todos los que han estado bajo las órdenes de uno suelen ponerse nostálgicos. Aquellos que jamás han disfrutado de ese placer sólo pueden dejar volar su imaginación. A lo largo de los capítulos de este libro, verás que acostumbro a nombrar a los buenos jefes al final; únicamente hay una explicación para ello, y es que aquellos con una personalidad desastrosa suelen ser más numerosos. Poco después de la primera edición de este libro, en el número de junio de la revista CPA Journal se publicaban los resultados de una encuesta donde se identificaban las cinco razones principales por las que la gente dejaba su trabajo. En el mismo estudio también se enumeraban las cinco razones principales por las que la gente opta por conservar su trabajo:

      • Tener un buen sueldo

      • Llevarse bien con los compañeros de trabajo

      • Gozar de seguridad laboral y construir una igualdad/jerarquía

      • Disfrutar de ciertos beneficios, como seguro médico o dental y planes de pensiones

      • Estar acostumbrado al trabajo

      Según el mismo estudio, las cinco razones principales por las que la gente deja su trabajo son:

      • Más dinero

      • Mejores beneficios

      • Más oportunidades para el crecimiento laboral

      • Menos estrés o presión

      • Un cambio de aires

      Así pues, los temas principales para el bienestar de los empleados son: satisfacción laboral, apoyo social, compensación y un futuro prometedor. Sospecho que «no llevarse bien con el jefe» no era una de las opciones disponibles en el estudio. Los resultados de la investigación, junto con mis décadas de experiencia como ejecutivo corporativo, coach ejecutivo y asesor de comunicación, indican que las prácticas de gestión constituyen el factor que determina si una persona se queda en una empresa o deja su puesto de trabajo. He conocido a personas que deciden dejar trabajos muy bien remunerados sin haber hecho ni siquiera una entrevista para otro puesto porque la relación con su jefe y la empresa es demasiado dolorosa. Muchos trabajadores envenenan su relación con el jefe o con sus subordinados, lo cual puede producir una situación poco beneficiosa donde a la larga la empresa decide que se vayan a buscar la felicidad a otro lugar.

      Tras dirigir un estudio de permanencia de los trabajadores titulado Las diez razones principales por las que la gente deja su trabajo, su autor, el asesor de negocios internacionales Gregory P. Smith, llegó a la siguiente conclusión: «La gente no deja su trabajo, sino a su jefe». Sin embargo, también he visto la otra cara de la moneda. He conocido a gente que ha preferido quedarse en una empresa que le pagaba un sueldo bajísimo o rechazar oportunidades de ascenso para quedarse al lado de su jefe. He visto a gente rechazar aumentos de sueldo u oportunidades de un puesto mejor en empresas fantásticas por la misma razón. Mucha gente tiene la presciencia de saber cuándo han encontrado el auténtico tesoro.

      Ser un buen jefe es muy, pero que muy fácil. Por eso me pregunto por qué hay tantísimos jefes que no entienden lo anterior. Si un buen jefe es el factor más influyente a la hora de retener al personal de calidad, ¿por qué las empresas no prestan más atención e invierten más recursos en ascender a las personas con autoridad más populares (aquellas que infunden respeto, admiración, poseen capacidades demostrables y facultades para liderar a los demás)? Apuesto a que conoces al menos un i-jefe que no ha tomado una buena decisión desde la época de la administración Clinton y, sin embargo, sigue en el poder. Sin duda, también habrás conocido a un jefe estupendo que, por casualidad o no, se topó con la persona equivocada, cruzó la línea que no debía o cortó el cable erróneo, aunque fuera involuntariamente, y no has vuelto a saber de él o ella.

      Antes de tirar más piedras, debo confesar que tardé muchísimo tiempo en entender esto y, a decir verdad, no acabo de pillar del todo cómo funciona. Las formas en que pensamos y actuamos son como los neumáticos del coche: no les damos ninguna importancia hasta que, un día, descubrimos que tenemos la rueda pinchada. Para que un jefe idiota cambie (y, créeme, puede hacerlo), deben ocurrir una serie de incidentes de proporciones colosales. Sólo así, un i-jefe se dará cuenta del problema. A veces es cuestión de presentarle a un coach ejecutivo y, de este modo, su ceguera desaparecerá. Una vez el jefe idiota sea consciente del problema y se dé cuenta de que es él o ella, puede iniciar la transformación СКАЧАТЬ