Название: El derecho ya no es lo que era
Автор: Группа авторов
Издательство: Bookwire
Серия: Estructuras y Procesos. Derecho
isbn: 9788413640068
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Las empresas manufactureras que obtienen beneficios de sus actividades financieras constituyen la parte de la actividad sumergida más próxima a la superficie. Las aguas profundas están pobladas por los llamados «paraísos fiscales» o Tax Havens en inglés. Se pueden definir los paraísos fiscales de forma simplificada como «jurisdicciones especializadas en atraer la inversión extranjera utilizando para ello el secreto bancario, tipos impositivos muy bajos o inexistentes para los no residentes, la falta de cooperación con las administraciones fiscales de otros países y la desregulación»30. La baja o nula tributación, especialmente para los ciudadanos y empresas extranjeras (unidas a otros tipos de beneficios), la opacidad con la que ayudan a recubrir las actividades de los inversores y las dificultades puestas a otros países para acceder a la información sobre las operaciones que se llevan a cabo en su territorio son, pues, características propias de un paraíso fiscal, aunque no existe una definición única y unánimemente aceptada para este tipo de territorios. Se habla de jurisdicciones y no de países porque, en ocasiones, el paraíso fiscal solo comprende una parte del territorio nacional, como ocurre en el caso de algunos estados de EE UU.
En las zonas abisales se localizan las entidades que se dedican al blanqueo del dinero procedente de la trata de personas, el tráfico de drogas o la venta ilegal de armas, y que utilizan profusamente las ventajas que ofrecen los paraísos fiscales. De acuerdo con las estimaciones de la Oficina de Drogas y Crimen de las Naciones Unidas, la cantidad de dinero blanqueado globalmente en un año oscila entre el 2 % y el 5 % del PIB mundial, lo que equivaldría a una suma de 800 mil millones a 2 billones de dólares. El Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) es un cuerpo intergubernamental establecido en 1989, cuyo objetivo es combatir el lavado de dinero elaborando normativas adecuadas y monitorizando su implementación y eficacia. De acuerdo con los análisis de este organismo las puertas traseras que se utilizan para introducir los flujos de dinero en el sistema financiero sin importar su procedencia son los paraísos fiscales. Obviamente, las cifras que se manejan ponen de manifiesto que ese lavado de dinero negro no puede ser realizado únicamente por entidades marginales. Tienen que estar implicados grandes bancos cuando nos movemos en ese orden de cifras.
Entre las profundas simas donde se blanquea el dinero procedente de la droga, la trata de personas y el tráfico de armas y las zonas próximas a la superficie donde las entidades industriales obtienen beneficios de la realización de operaciones financieras encontramos diversas actividades económicas sumergidas a distintos niveles de profundidad.
Muy cerca del fondo, se encuentran las operaciones que se llevan a cabo en los paraísos fiscales cuyo objetivo es la evasión de impuestos. Dejar de cumplir con las obligaciones tributarias puede constituir un delito en función de la cantidad defraudada y cuando hablamos de paraísos fiscales, generalmente estamos refiriéndonos a grandes sumas. Estos tax havens sirven para ocultar grandes fortunas por medio de diversos procedimientos. El más utilizado es el fideicomiso (traducción aproximada del término inglés trust), en virtud del cual un fideicomisario o trustee administra el capital en beneficio del titular del fideicomiso. En estas operaciones se encuentran involucrados grandes despachos de abogados especializados que pueden ser titulares formales de miles de fideicomisos y que utilizan mecanismos complementarios para hacer más opaca la identidad de sus clientes. El escándalo de los Papeles de Panamá puso de manifiesto que, para gran cantidad de políticos, deportistas, hombres de negocios y personas del mundo artístico la utilización de los tax haven con el objetivo de ocultar sus fortunas al fisco constituye una práctica rutinaria. De acuerdo con un informe de 2018 hecho público por la Tax Justice Network, los activos no declarados en el extranjero oscilan entre los 8 y los 32 billones de dólares.
Los paraísos fiscales realizan funciones sistémicas en el mundo de la globalización. Estas no tienen que ver solo con la evasión de capitales, sino, sobre todo, con la «elusión» fiscal. Son un componente fundamental de la ingeniería financiera de las empresas transnacionales, uno de cuyos objetivos estratégicos es pagar la menor cantidad posible de impuestos. La forma más eficaz de conseguirlo es hacer aflorar sus beneficios en un paraíso fiscal, es decir, manipular sus operaciones de manera que sean las filiales situadas en esos territorios las que obtengan la mayor parte de las ganancias de la empresa. La posibilidad de realizar este tipo de maniobras deriva del carácter transnacional de la economía. Así, la gran mayoría del comercio global de mercancías está constituida por transacciones intrafirmas, es decir, se realiza entre filiales de una misma compañía o entre estas y la empresa matriz. Al tratarse de operaciones internas pueden manipularse los precios de transferencia, inflándolos o rebajándolos, de forma que unas filiales parezcan obtener beneficios, aunque no sea así, y otras sufrir falsas pérdidas. Existen diversos tipos de técnicas que permiten llevar a cabo estas maniobras de elusión fiscal.
El carácter sistémico de los paraísos fiscales se pone de manifiesto en algunos datos que muestran que la elusión fiscal constituye una práctica generalizada en el mundo de las transnacionales. El informe Offshore Shell Games de 201731, título que podría traducirse como «Trucos de trileros en los paraísos fiscales» fue publicado conjuntamente por el Institute on Taxation and Economic Policy y el U.S. PIRG Education Fund. Su subtítulo indica claramente cuál es su objeto de investigación: The Use of Offshore Tax Havens by Fortune 500 Companies («El uso de paraísos fiscales offshore por parte de las empresas de la lista Fortune 500»). Bastan dos datos para poner de relieve la magnitud del fenómeno: al menos 366 empresas, o el 73 % de las que figuran en la lista Fortune 500, tienen una o más subsidiarias en un paraíso fiscal. En total, estas 366 compañías mantienen al menos 9755 subsidiarias en paraísos fiscales.
Para citar un nombre y cifrar una cantidad, señalaremos que el informe afirma que Apple ha contabilizado la obtención de 246 mil millones de dólares en el extranjero, una suma mayor que la de cualquier otra empresa. Obviamente, las empresas financieras también hacen un uso intensivo de los paraísos: Citigroup reporta oficialmente 47 mil millones de dólares ganados en el extranjero y Goldman Sachs declara tener 905 filiales en paraísos fiscales de las que 511 están en las islas Caimán, aunque la entidad financiera no tiene ninguna oficina en ese país.
De acuerdo con los datos contenidos en este informe de 2017 y en sus ediciones anteriores los autores concluyen que las ganancias declaradas en el extranjero con fines fiscales por las multinacionales de EE UU casi se duplicaron entre 2010 y 2016. El estudio también señala que Holanda es el paraíso fiscal preferido por las empresas de la Fortune 500. Esta afirmación es congruente con el hecho de que los Países Bajos ocupen el cuarto lugar en el ranking mundial de paraísos fiscales (Corporate Tax Haven Index) elaborado por la Tax Justice Network en 2019.
La expresión inglesa Base Erosion and Profit Shifting (BEPS), que se podría traducir en español como СКАЧАТЬ