Название: Excombatientes y fascismo en la Europa de entreguerras
Автор: Ángel Alcalde Fernández
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: Historia
isbn: 9788491349280
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Así pues, tras Caporetto y ante la confirmación de la paz «revolucionaria» rusa, la identificación de los intervencionistas con los soldados en el frente todavía se reforzó. Il Popolo d’Italia modificó su línea editorial para presentarse como el defensor de los derechos de los combatientes, un cambio que se hizo evidente durante la última fase de la guerra, mientras se acrecentaba la polarización de la sociedad italiana y se perseguía a los «derrotistas», denostados como «enemigo interno». En sus páginas, Prezzolini escribiría que el mayor enemigo estaba «en casa», pero que los combatientes regresarían de la guerra para «renovar» el país.41 Il Popolo d’Italia abogó por la implantación de una dictadura que militarizaría la sociedad italiana hasta la obtención de la victoria. En el diario, los «hombres de la trinchera» (trinceristi) podían plantear sus reclamaciones materiales; jóvenes oficiales utilizaron este foro para expresar sus preocupaciones.42 Sin embargo, la idea programática de distribuir la tierra expropiada entre los soldados de origen campesino fue perdiendo peso,43 y finalmente, en agosto de 1918, Mussolini adoptó un nuevo subtítulo –Diario de los combatientes y los productores (Quotidiano dei combattenti e dei produttori)– que simbolizaba su definitivo rechazo del socialismo. Ahora, las nociones de «combatientes» y «productores» se incorporaron a su lenguaje político, sustituyendo los conceptos más comunes de «soldados» y «trabajadores», teñidos de socialismo.44
Pese a que Mussolini todavía no había desarrollado plenamente una ideología excombatiente ni un programa político sólido, su activismo preparó el terreno para la posterior emergencia del símbolo del veterano fascista. Algunos exsoldados italianos, de hecho, abrazaron la idea de la trincerocrazia; líderes de los mutilados se presentaban públicamente como la «gran vanguardia» de los que volverían del frente.45 Hasta el final de la guerra, Mussolini e Il Popolo d’Italia prestaron atención a las expectativas expresadas por los soldados, abogando por una rápida desmovilización de la mayoría de las tropas.46 No obstante, el grupo de Mussolini fue un simple observador más que su impulsor de la irrupción del movimiento excombatiente italiano. Y la cuestión de la trincerorazia quedó sin desarrollar. Ante la victoria italiana en Vittorio Veneto y el «Boletín de la Victoria» (Bollettino della vittoria) firmado por Armando Díaz el 4 de noviembre de 1918, Mussolini reaccionó con entusiasmo, como el intervencionista nacionalista y antisocialista en que se había convertido en virtud de la experiencia bélica.47 La Primera Guerra Mundial terminaría dos semanas después, aunque esto no traería consigo la paz real para muchas partes del continente europeo.
LOS EXCOMBATIENTES Y LAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA EN EUROPA OCCIDENTAL
Las consecuencias de la Primera Guerra Mundial traumatizaron tanto a los países contendientes como a otras naciones europeas que permanecieron en la no beligerancia. Las experiencias nacionales variaron en función del resultado militar de la confrontación, pero todos los participantes sufrieron considerables pérdidas humanas (10 millones de muertos en total), independientemente de si habían sido derrotados o no; sus poblaciones salieron del conflicto profundamente transformadas. Pese a vencer, ciertos países –incluyendo Italia– atravesaron muchos meses de descontento social y conflictos violentos sin precedentes. El fantasma de una revolución social y guerra civil como la rusa de 1917 era omnipresente entre los derrotados, aunque el desmembramiento de los Imperios Centrales desembocase en el nacimiento de nuevos Estados nación democráticos como la República de Weimar. En Versalles en 1919, los diplomáticos difícilmente restablecieron el equilibrio en las relaciones internacionales. La transición económica de una guerra total a una economía de paz también fue un tanto turbulenta, y el problema de cómo desmovilizar a millones de excombatientes marcó la posguerra de los beligerantes. Todas estas naciones vieron surgir diversas organizaciones excombatientes de muy distinto signo político, advirtiendo a los políticos y a la sociedad civil de la urgencia de reintegrar a aquellos hombres. En la esfera pública, los veteranos eran nuevos y llamativos actores a quienes no podía ignorarse tras las experiencias sufridas en nombre de la nación. Muchos de ellos volvieron a casa con la esperanza de hacer realidad las promesas que se les habían hecho durante la guerra.
La desmovilización cultural posbélica, reintegrar a los veteranos y pacificar a los sectores más belicistas de cada país, fueron tareas necesarias para recobrar la normalidad tras una guerra «total»,48 y cuyos resultados variaron según los países, regiones, grupos sociales y de edad o género. El fracaso de esos procesos tras la Primera Guerra Mundial explica, en parte, el florecimiento en toda Europa del paramilitarismo.49 La violencia continuó teniendo presencia, sobre todo en Europa central y oriental donde la aparición de «guardias cívicas» armadas respondió a la percepción de una amenaza bolchevique. De hecho, fueron excombatientes quienes solían incorporarse a este tipo de formaciones cuasimilitares, aunque el surgimiento de milicias de autodefensa se produjo incluso en países que no habían combatido en la Gran Guerra, como España.50 Esta amplia e importante reacción fue transnacional, tuvo efectos transfronterizos, y se dio independientemente de si el país en cuestión había salido derrotado, victorioso, o había siquiera tomado parte en la Primera Guerra Mundial.51 Este terreno fértil posibilitó la irrupción del movimiento fascista. Aquí abordaré sus elementos contextuales más importantes para entender cómo y por qué se estableció un vínculo entre el Fascismo y los excombatientes en Italia, que posteriormente se extendería a otros países. Igualmente analizaré la aparición de organizaciones de veteranos que, en los años siguientes, llegaron a ser importantes protagonistas históricos (tabla 1.1), examinando en particular su relación con el Fascismo.
TABLA 1.1 Vista general de las principales asociaciones y organizaciones de veteranos mencionadas en este libro
Italia Población en 1914 = 36 millones 6 millones de soldados movilizados 4 millones de combatientes en los frentes 3 millones de veteranos desmovilizados en 1918-19 | ANMIG: asociación de veteranos inválidos fundada en 1917. Orientación patriótica y no política, aunque progresivamente nacionalista. Miembros en 1919 = 220.000; 1934 = 500.000. Bajo control fascista desde 1925. ANC: fundada en 1918. Diversa políticamente y democrática; en junio de 1920 pasó a ser oficialmente no política. Miembros a mediados de 1919 = 100.000-300.000; 1920 = c. 500.000; 1929 = c. 400.000; 1936 = 850.000; 1940 = c. 1 millón. Bajo control fascista desde 1925. Associazione fra gli Arditi d’Italia: creada en enero de 1919 por arditi futuristas. Inicialmente vinculada al movimiento fascista. Posterior escisión entre el sector d’annunziano, el antifascista y el mussoliniano. Desde septiembre de 1922, los arditi fascistas se organizaron en la Federazione Nazionale Arditi d’Italia. Miembros en diciembre 1918 = 10.000. ANRZO: fundada en 1918, solo importante en Turín y el Piamonte. De inspiración liberal (mazziniana). Se fusionó con la ANC en 1920. UNRG: fundada en 1919. Católica y conectada al PPI. Se disolvió hacia 1925. UNUS: asociación nacionalista, intervencionista y antibolchevique creada en abril de 1919. Miembros en octubre de 1919 = 450. Disuelta a finales de 1919. Lega Proletaria: fundada en 1918. Socialista y pacifista. Miembros en abril de 1919 = 50.000. Disuelta hacia 1925. |