Excombatientes y fascismo en la Europa de entreguerras. Ángel Alcalde Fernández
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СКАЧАТЬ por la intervención, especialmente en el seno del Partido Socialista. La gran mayoría de la población italiana, que en líneas generales se oponía totalmente a la guerra, no mostraba el menor interés en la posibilidad de que Italia obtuviera los territorios del Tirol y Dalmacia –entre otros– en caso de victoria. Jóvenes educados de clase burguesa solían ser los típicos intervencionistas, mientras que la clase trabajadora temía, razonablemente, que la guerra trajese escasez y peores condiciones de vida. Así, en Italia no existió el tipo de tregua nacional o «Unión Sagrada» que se dio en Francia y Alemania en 1914 y atrajo a los socialistas a apoyar el esfuerzo de guerra. En estos dos países los socialistas antimilitaristas fueron marginados; fue el caso de Jean Jaurès, asesinado al poco de comenzar la guerra, o Karl Liebknecht, expulsado del Partido Socialista Alemán. Muy al contrario, en el socialismo italiano lo que prevaleció fue el antimilitarismo y el internacionalismo, quedando los intervencionistas en clara minoría. Por ello, si ya el denominado espíritu de 1914 se ha revelado como un mito para el caso alemán,4 la intervención italiana de mayo de 1915 tampoco estuvo definida por el entusiasmo social ni por el alistamiento masivo de voluntarios. Ahora bien, la izquierda política italiana tampoco constituía un bloque unánimemente pacifista, internacionalista y neutralista. Socialistas como Leonida Bissolati y Gaetano Salvemini, representantes de un intervencionismo democrático, sí que abogaron por la entrada de Italia en la guerra como forma de combatir el imperialismo alemán.