Despertar en armonía y equilibrio. Pamela Castillo Silva
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Название: Despertar en armonía y equilibrio

Автор: Pamela Castillo Silva

Издательство: Bookwire

Жанр: Зарубежная психология

Серия:

isbn: 9789564023021

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СКАЧАТЬ resultó ser una persona muy cálida que se dio el tiempo de escuchar el relato sobre mi quiebre amoroso. A esa altura la sentía como una historia añeja que me estaba aburriendo contar. Me explicó que el Valle del Elqui era famoso porque un eje de la tierra había tenido un desplazamiento y ahora se ubicaba en esa área. Me confidenció que él estaba sentado en su casa, que quedaba a un costado del camino y sin razón alguna salió, se había parado afuera a nada. Estaba intrigado preguntándose para qué había salido. En ese momento vio que alguien se acercaba en vehículo, mi 4x4, para preguntarle dónde quedaba Cochiguaz. Nos reímos de buena gana.

      Patricio ofreció hacerme una terapia de energía, pero necesitaba que me quedara hasta el otro día. Nunca había recibido terapia de ese tipo. Después, de los cinco minutos que duraba su canalización, comencé a armar mi carpa en su patio. Fue la primera noche bajo el firmamento estrellado del Valle del Elqui.

      Al otro día, después de la segunda parte de la terapia, mi improvisado anfitrión me dijo que mucha gente había llegado buscando algo, y que otras tantas personas estaban ofreciendo lo que fuera para satisfacer esa búsqueda. Me advirtió: “Pame: la energía es universal, por lo que no aceptes que te cobren”. Me habló de Ramón, alguien en quien confiaba para ayudarme en ésta búsqueda. Me dio las señas para poder llegar donde Ramón quien, coincidentemente, vivía en Cochiguaz.

      La comunidad

      Finalmente logré llegar a la Escuela Esotérica Universal. Ramón era un hombre sereno de barba blanca que había decidido, después de la muerte de su esposa, dedicarse a la espiritualidad en su último tramo de existencia. Con los ahorros de su vida se compró ese terreno, entre la falda de un cerro y un estero de aguas cristalinas. Construyó su casa, un pequeño espacio para ceremonias y dos habitaciones que arrendaba por día. Yo estaba tan cansada que tomé una de las habitaciones, lo que me daba derecho a una vela para la noche, desayuno y una ducha con agua quitadita de hielo. Al otro día comenzaría mi entrenamiento en ese extraño mundo de las energías, un conocimiento vetado por la Santa Iglesia Católica. Para mis oídos pechoños sonaba casi subversivo, contestatario. ¿Dónde me había metido?

      En la mañana del segundo día compartí el desayuno con Ramón y el matrimonio formado por Alex y Norma. Cuando me preguntaron por qué estaba ahí, medí mis palabras y dije que quería conocer el mundo de las energías, porque estaba en una fase de apertura. Sonaba cursi, pero al menos pude evitar las carcajadas. La conversación matinal giró en torno a los extraterrestres, que según mis contertulios serían maestros universales y que nos querían entregar enseñanzas. Según mis compañeros de mesa, existían libros de sabiduría que habrían sido entregados por ellos para ayudar a la humanidad. En ese momento pensé seriamente en arrancar de vuelta a Santiago, pero mi curiosidad fue más fuerte. Me contuve y terminé el desayuno con huevos revueltos y pan amasado casero, poniendo cara de interés.

      Después del desayuno, Ramón se acercó y me dijo que cerca del mediodía había reservado un tiempo para conversar conmigo. Él se había tomado muy en serio lo de guiarme en mis primeros acercamientos al mundo esotérico. Llegó con unas varillas para ver cómo estaban mis chakras. “¿Qué es eso?”, le pregunté. Me explicó que los chakras son centros energéticos por donde ingresa la Energía Divina al cuerpo. Resultó que las varillas se abrían o cerraban conforme el estado de apertura del chakra. En mi caso, del cuello para abajo mis chakras lograban abrir un poco las varillas, pero de ahí para arriba se cerraban completamente. Quedé conmocionada. Rápidamente Ramón me explicó que los chakras superiores casi siempre están cerrados porque tienen que ver con la conexión directa con lo divino. En nuestra sociedad lo espiritual o sentido de divinidad está dejado de lado. Entendí que, en mi caso en particular, estar imbuida en la religión católica, que cuenta con un gran contingente de intermediarios, me había inhabilitado para creerme digna de conectarme directamente con Dios.

      Después de la breve introducción al mundo esotérico, Ramón me sorprendió al sugerirme, como primera tarea de novata, leer la Biblia completa desde el Génesis. Acepté la misión como un desafío y me dediqué el resto de la semana a leerla. Como conclusión pude decir que, si los héroes del Antiguo Testamento fueron capaces de estafar a su hermano, como Jacob, vender como esclavo al favorito del clan, que era José, o arrasar a pueblos completos para honrar a Yavé, era lógico entender por qué el mundo estaba tan convulsionado.

      Lo mágico comenzaba en las noches cuando nos reuníamos en un círculo. Escuchábamos con los ojos cerrados una hermosa melodía en la que sonaban campanas lejanas. Después Ramón nos guiaba en meditación hacia un jardín: un espacio lleno de flores y un sendero que conducía a un río donde nos quitábamos la ropa para purificarnos. Una vez que llegábamos a la otra orilla nos esperaba un Maestro, quien nos daría un mensaje. Ramón, curioso, me preguntó: “¿viste a tu Maestro?”. Mi respuesta era otra pregunta: ¿El Maestro Jesús? Esta meditación se repetiría todas las noches y la pregunta también.

      Con los ahorros de su vida se compró ese terreno, entre la falda de un cerro y un estero de aguas cristalinas

      La noche previa a la Navidad compartimos una sencilla cena. Nuestra conversación, los chistes y anécdotas nos hicieron sentir en familia. Fue extraño, me sentí contenida por esta pequeña comunidad y el cielo estrellado del Valle del Elqui, que me abrazaba mostrándome su magnificencia haciéndome sentir pequeña, pero parte de un todo. Por fin estaba sintiendo lo que era vivir el momento. Sentía mi vida en Santiago como otra vida.

      Después de Navidad la llegada de Diana coincidió con la de Rafael y Nicole. Rafael era un maestro de Tai Chi en busca de un período de reflexión. Nicole era una chica bien que quería vivir de la fotografía y la artesanía en el Valle del Elqui. Su especialidad era todo lo referente a la marihuana, como los matacolas y pipas. Nicole llamaba la atención porque sus relatos inevitablemente terminaban con la frase: “Esto es una volá súper heavy, ¿cachai?”. La emocionalidad estaba dada por la pausa y el tono que usaba al pronunciar su frase. Rápidamente quedó bautizada como: “La Heavy”.

      Fueron días de luz con un calor implacable, por lo que entre todos logramos revivir unas pequeñas piscinas donde compartíamos nuestros sueños, historias sin resolver o definitivamente resueltas. Nos poníamos tareas, dentro de las que destacó nuestra ascensión al cerro que nos cobijaba.

      La premisa era que, si lográbamos llegar a la cima, todos nuestros sueños se volverían realidad. Es así como en la última mañana del año 1997 iniciamos la travesía, que resultó bastante más difícil de lo que pensábamos. Cuando hicimos cumbre y pudimos ver el paisaje que estaba al otro lado, todo el cansancio, las pequeñas caídas y los rasguños quedaron en el olvido. Aún recuerdo como mi corazón palpitaba a más no poder. Ante mí se mostraba toda una vida nueva que me estaría esperando cuando me decidiera a dejar atrás la antigua.

      La cena de Año Nuevo consistió en preparar unos choripanes que habíamos comprado en el pueblo. Jugamos al amigo secreto regalándonos unos presentes que tenían como condición ser elaborados por nosotros mismos. La ceremonia de entrega de regalos tuvo toda la formalidad que se espera de un evento como este. Fui la amiga secreta de La Heavy, y como regalo recibí un matacola hecho de bambú. Si bien no fumo marihuana, quedé profundamente agradecida de Nicole, que me dijo: “Este es para si algún día te animas”.

      Mi última noche en la escuela participé de la meditación guiada como todos los días. Pero al momento de atravesar el río no quise imaginar a nadie sino solamente sentir. Esta vez, en la calma previa a la despedida, pude ver una gran luz y dentro de ella, la silueta de una mujer. Ramón se acercó para preguntarme si había visto a mi Maestro.

      –Vi a una mujer–, respondí.

      –Ramón, ¿hay Maestras?­–, pregunté.

      Él СКАЧАТЬ