Название: Compañero Presidente
Автор: Mario Amorós Quiles
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: Oberta
isbn: 9788437084350
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Con poesía, con ideas, con lucha, con sacrificio y una lucha incansable de todos los días realizando ahí al nuevo sujeto histórico por los cambios. La semilla de Allende está germinando. Lo mejor del pueblo, curadores de esa semilla, la cuidaron y la protegieron y como la memoria es como la tierra, esa semilla está germinando. Y hoy en este siglo por obra de los pueblos, de los que aman y respetan la tierra, la semilla allendista es patrimonio de la humanidad y florece en todo lugar. «La historia es nuestra y la hacen los pueblos», dijo Salvador Allende. Tenemos que continuar haciéndola. ¡Con Allende, mil veces VENCEREMOS!
GLADYS MARÍN[1]
11 de septiembre de 2003
La inmolación en defensa de los principios democráticos que guiaban la vida de su país en un Palacio de La Moneda envuelto en llamas convirtió a Salvador Allende en una de las grandes personalidades políticas del siglo XX. Sin embargo, su memoria se ha quedado atrapada en la tragedia del 11 de septiembre de 1973: toda su prolongada y apasionante trayectoria anterior a 1970, su defensa de un socialismo democrático y revolucionario o su solidaridad con las luchas del Tercer Mundo han caído en el olvido. Ni siquiera las grandes conquistas de sus mil días de gobierno son comúnmente reconocidas. Y, sin embargo, junto con el 11 de septiembre, constituyen su legado y definen los principios que orientaron su existencia.
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Este libro recorre la trayectoria política de Salvador Allende.[2] La primera parte analiza toda la etapa anterior a su investidura como Presidente de la República el 3 de noviembre de 1970. Ofrecemos unas pinceladas sobre la evolución de Chile a lo largo del siglo XIX y la gestación del movimiento popular, con los antecedentes de la Sociedad de la Igualdad de Arcos y Bilbao, las huelgas obreras del cruce de siglo y la represión brutal que sufrieron los trabajadores. Allende nació en 1908, durante el conocido como «periodo parlamentario», y se incorporó a las luchas sociales en su etapa como estudiante de Medicina en Santiago, cuando se sumó a las movilizaciones contra la dictadura del general Ibáñez (1927-1931), actividad por la que fue encarcelado y expulsado temporalmente de la Universidad.
Su interés por la participación en las esferas de decisión asomó ya entonces puesto que, con tan sólo 19 años, fue elegido presidente del Centro de Alumnos de la Escuela de Medicina y con 22, vicepresidente de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile. Si con 15 ó 16 años un zapatero anarquista de Valparaíso le proporcionó los primeros libros y conversaciones sobre los ideales libertarios, en su etapa universitaria se aproximó a las lecturas esenciales del marxismo, incluidas las obras de Trotsky, en un alejamiento temprano del estalinismo.
Uno de los hechos capitales fue su participación en la fundación en 1933 del Partido Socialista, del que pronto se convirtió en uno de sus principales dirigentes, como secretario regional de Valparaíso en 1935, subsecretario general en 1938 y secretario general entre enero de 1943 y julio de 1944. Con sólo 29 años, fue elegido diputado y dirigió en Valparaíso la campaña de Pedro Aguirre Cerda, vencedor como candidato del Frente Popular en las elecciones presidenciales de 1938. Como diputado y como ministro de Salubridad de Aguirre Cerda, defendió varios proyectos importantes para mejorar las míseras condiciones de vida de las grandes mayorías del país.
En los años posteriores, adoptó algunas decisiones que se demostraron decisivas tiempo después. En 1945, logró un escaño en el Senado por las provincias australes, hasta entonces un feudo conservador, y confirmó su prestigio en la política nacional. En 1948, criticó la persecución del Partido Comunista impulsada por el gobierno de González Videla y dejó claro que los principios socialistas estaban impregnados de un profundo humanismo y entrelazados, de manera inseparable, con los derechos humanos y las libertades ciudadanas. De este modo, cuando se opuso a la proscripción del Partido Comunista, afirmó:
Los socialistas chilenos, que reconocemos ampliamente muchas de las realizaciones alcanzadas en Rusia soviética, rechazamos su tipo de organización política, que la ha llevado a la existencia de un solo partido, el Partido Comunista. No aceptamos tampoco una multitud de leyes que en ese país entraban y coartan la libertad individual y proscriben derechos que nosotros estimamos inalienables a la personalidad humana.
En 1951, cuando la mayor parte del socialismo decidió respaldar la candidatura presidencial del ex dictador Ibáñez, con un proyecto populista que podía evocar al peronismo, optó por abandonar el Partido Socialista Popular e impulsó su candidatura para las elecciones presidenciales de 1952 con el apoyo de un sector minoritario de los socialistas y del Partido Comunista desde la clandestinidad.
Aunque apenas obtuvo 51.975 votos, la primera de sus cuatro candidaturas presidenciales concretó una aspiración que había expresado, por ejemplo, ya en 1944 como secretario general del PSCh: «Los socialistas llamamos a la izquierda a unirse en torno a un programa; un programa que agitaremos desde la calle y desde el Parlamento; un programa de interés nacional, que reúna el máximo de voluntades en torno a él». A partir de 1951, Allende se convirtió en el principal adalid de la unidad de la izquierda, que se concretó con la creación del FRAP en 1956. En las elecciones de 1958, se quedó a 33.000 votos de La Moneda: había nacido el «allendismo», un movimiento popular que se formó en torno a sus propuestas de transformación del país y que rebasaba las fronteras de los Partidos Socialista y Comunista.
Antes del triunfo de la Revolución Cubana, la izquierda unida chilena (un hecho excepcional en el contexto de la guerra fría) ya era una alternativa de poder y ello originó que los sucesivos inquilinos de la Casa Blanca ordenaran una intervención masiva en la política local para impedir el triunfo de Allende. En 1964, con una gigantesca «campaña del terror» y el apoyo de la derecha, el democratacristiano Eduardo Frei le derrotó, pero en 1970 la Unidad Popular alcanzó la anhelada victoria y, tras un acuerdo con el Partido Demócrata Cristiano (PDC, entonces dirigido por su tendencia progresista), logró derrotar las maniobras de Washington y de la derecha para impedir la elección de Allende como Presidente por el Congreso Pleno. El movimiento popular chileno abría las puertas de la Historia: por primera vez un marxista alcanzaba el gobierno de un país en unas elecciones democráticas y lo hacía al frente de una coalición que agrupaba a «marxistas, laicos y cristianos», según la definición que solía emplear el propio Salvador Allende.
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La segunda parte se centra en los dos primeros años de gobierno de Allende. De inmediato, aplicó el programa de la Unidad Popular y procedió a la construcción del Área Social, «embrión de la futura economía socialista», es decir, a la nacionalización de las industrias claves para el desarrollo nacional (textil, siderurgia, cemento, minería...) y de la banca. Esta determinación hirió los intereses de la burguesía y como reacción el PDC impulsó una reforma constitucional destinada a paralizar el proceso de construcción del socialismo. El conflicto en torno a la definición del Área Social atravesó aquellos mil días y se probó irresoluble por la contradicción de los intereses enfrentados y el empate en las instituciones del Estado, a pesar de los reiterados intentos, hasta el último día, de Allende por alcanzar un acuerdo con el PDC.
Su Gobierno también erradicó el latifundio y liberó a los campesinos de una postración casi feudal para elevarles a la condición de ciudadanos. Con todo, la conquista más significativa fue la histórica nacionalización del cobre el 11 de julio de 1971 por tratarse del sector más importante de la economía nacional, «el sueldo de Chile» en palabras del Presidente de la República, por su trascendencia para el desarrollo del país. La decisión de Allende de restar a las indemnizaciones que se abonarían a las multinacionales estadounidenses unas elevadas cantidades en concepto de beneficios excesivos desencadenó el bloqueo económico de Washington, cuya inquina por la experiencia de la Unidad Popular sobrepasaba el ámbito de los intereses económicos y se justificaba СКАЧАТЬ