Teoría crip. Robert McRuer
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Название: Teoría crip

Автор: Robert McRuer

Издательство: Bookwire

Жанр: Социология

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isbn: 9788412405514

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СКАЧАТЬ style="font-size:15px;">      La supuesta atemporalidad del sentimiento representado por la canción de Dion y por Titanic en general ocultó cómo la película mostraba otras representaciones de la heterosexualidad de finales del siglo XX18.

      Con una competencia tan espectacular en los Premios de la Academia, As Good As It Gets, publicitada no como una epopeya similar a Titanic sino como una mera comedia romántica, tuvo suerte de llevarse a casa algún premio. Al mismo tiempo, tiene algunas similitudes asombrosas con Titanic. En una escala mucho menor, se trata de separaciones y reunificaciones heterosexuales. Más allá de eso, sin embargo, es virtualmente un ejemplo de libro de cómo las epifanías heteronormativas son necesariamente las de la persona con capacidad corporal. De hecho, yo interpreté el momento ganador de los premios masculinos y femeninos de la película como la culminación de un proceso de epifanía que comienza en la pantalla, en la narrativa de la película en sí.

      Aunque la epifanía, como recurso artístico, puede que tuviera su apogeo (alto modernista) y ahora haya sido reemplazada por una repetida exposición (posmodernista) de cómo las epifanías son siempre ilusorias o ineficaces, el proceso conserva una amplia vigencia y las películas de Hollywood en particular representan (y continúan produciendo) un intenso deseo de epifanía. El momento de la epifanía (ya sea en el alto modernismo o en el cine de Hollywood contemporáneo), a pesar de su afinidad con experiencias religiosas extáticas en las que se dice que un individuo se pierde brevemente a sí mismo, tiende a ser un momento de subjetividad incomparable. A medida que la música aumenta de volumen y la luz cambia, el momento marca para el personaje una consolidación temporal del pasado, el presente y el futuro, y la claridad que describe esa consolidación le permite al protagonista asumir, al final de la narración, un sentido de plenitud subjetiva del que carecía anteriormente.

      La representación cultural de este momento de epifanía requiere lo que Martin llama “cuerpos flexibles”, en dos sentidos. Primero, los cuerpos que experimentan la epifanía deben ser lo suficientemente flexibles como para superar un momento de crisis. Flexible, en este primer sentido, es virtualmente sinónimo tanto de heterosexual como de cuerpo con capacidad: los cuerpos en cuestión a menudo se colocan narrativamente en una relación heterosexual inevitable y se representan visualmente como capacitados. En segundo lugar, y esto es más importante, otros cuerpos deben funcionar de manera flexible y objetiva como espacios en los que se puede escenificar el momento de la epifanía. Los cuerpos, en este segundo sentido, son invariablemente queer y con discapacidad, y también se representan visualmente como tales.

      El propio interés de Martin en los cuerpos flexibles y en el tema de la flexibilidad se consolidó cuando una profesora de inmunología en un curso de posgrado que estaba estudiando comenzó a hablar sobre la “flexibilidad” del sistema inmunológico: “En mi mente, este lenguaje se unió a descripciones de la economía de finales del siglo XX, con un enfoque en la especialización flexible, la producción flexible y la respuesta rápida y flexible a un mercado en constante cambio con productos específicos hechos a medida”(93). La conciencia de esta superposición discursiva lleva a Martin a rastrear el uso de la flexibilidad a través de los discursos no solo de la inmunología y la economía sino también de la filosofía de la Nueva Era, de las organizaciones gubernamentales, de la psicología y de la teoría feminista (150-158). Ella destaca constantemente el lugar de honor casi universal otorgado a la flexibilidad en los discursos económicos neoliberales. Cita, por ejemplo, guías de gestión y declaraciones estratégicas de empresas como Hewlett-Packard: “Fomentamos la flexibilidad y la innovación. Creamos un ambiente de trabajo que apoya la diversidad de nuestra gente y sus ideas. Nos esforzamos por lograr objetivos generales claramente establecidos y acordados, y permitimos que las personas tengan flexibilidad para trabajar hacia los objetivos de forma que ayuden a determinar lo que es mejor para la organización” (144).

      La flexibilidad que describe Martin es, en cierto sentido, lo que Harvey en otra parte denomina la condición de la posmodernidad. Las crisis económicas y culturales de la década de 1970 generaron “un período de cambio rápido, de flujo e incertidumbre” y, para Harvey, “los contrastes entre las prácticas político-económicas actuales y las del período de auge de la posguerra son lo suficientemente fuertes como para plantear la hipótesis de un cambio del fordismo a lo que podría llamarse un régimen de acumulación ‘flexible’ como una forma reveladora de caracterizar la historia reciente” (124). En otras palabras, si el período de posguerra se caracterizó en gran medida por la producción en masa y algunas protecciones oficialmente codificadas para los trabajadores/as occidentales bajo la legislación del New Deal y el moderno Estado de bienestar, el período de acumulación flexible inaugura la desaparición de este ligero consenso: en el lado de la producción del proceso, la mano de obra y las prácticas se describen como flexibles, móviles y reemplazables; en el lado del consumo, grupos cada vez más pequeños, en todo el mundo, se generan y se identifican con productos adaptados, nuevamente de manera flexible, a sus deseos específicos. Como han argumentado numerosos teóricos del neoliberalismo, aunque los nuevos movimientos sociales pedían una expansión de la justicia económica y social, estos cambios repentinos en los procesos de producción y consumo esencialmente la frenaron o la restringieron, marcando el comienzo de la mayor redistribución hacia las clases altas de la riqueza y de otros recursos que el mundo haya conocido. Culturalmente, estos cambios fueron facilitados por la valoración casi universal de la flexibilidad20.

      En el contexto capitalista tardío que tanto Harvey como Martin identifican puede parecer que la flexibilidad, en un nivel superficial, vaya contra la plenitud subjetiva —una empresa como Hewlett Packard parece, en contraste con la plenitud subjetiva asociada con la epifanía, valorar múltiples subjetividades, incluso una cierta fragmentación (posmoderna) de la subjetividad. Sin embargo, yo diría que este no es el caso; el sujeto flexible tiene éxito precisamente porque puede alcanzar la plenitud en cada crisis recurrente. En otras palabras, bajo el neoliberalismo, los individuos que son realmente “flexibles e innovadores” superan los momentos de crisis subjetiva. Gestionan la crisis, o al menos demuestran que tienen un potencial de gestión; en última instancia, se adaptan y actúan como si la crisis nunca hubiera ocurrido. Hay que llamar la atención sobre la crisis para que la resolución sea visible, pero llamar demasiado la atención sobre la crisis subjetiva, y sobre la fragmentación y multiplicidad que produce, supondría poner en práctica —o representar— la inflexibilidad. De esta manera, pasado, presente y futuro se consolidan de nuevo constantemente para que parezca que un sujeto o un trabajador se adapta exactamente a cada nuevo papel.

      Martin es muy consciente de la naturaleza doble de este concepto: Por un lado, [flexibilidad] puede significar algo así como libertad para emprender acciones: las personas establecen metas que creen que son las mejores para la organización… Por otro lado, puede significar la capacidad de la organización para contratar o despedir trabajadores/as a voluntad, como en [el artículo de Los Angeles Times] “Escuelas para enviar avisos de despido por ‘flexibilidad’”, que describe cómo veintiún empleados de Los Ángeles iban a ser despedidos. En este caso, la flexibilidad reside en las escuelas, y los empleados no tienen más remedio que cumplir. El poderoso sistema escolar se contrae o expande de manera flexible; el empleado, sin poder, lo acepta con flexibilidad. (145)

      Es precisamente la naturaleza doble de la flexibilidad lo que encuentro útil para interpretar las epifanías heteronormativas y capacitistas, y este momento en la historia de la heterosexualidad obligatoria y la capacidad corporal obligatoria. El sujeto con capacidad corporal y con éxito, como el sujeto heterosexual con más éxito, ha observado e interiorizado algunas de las lecciones de los movimientos de liberación de las últimas décadas. Sin lugar a dudas, estos movimientos ponen en crisis al sujeto heterosexual y con capacidad corporal exitoso, pero él o ella debe actuar como si no lo hiciera; en cambio, el sujeto debe demostrar una tolerancia obediente (y flexible) hacia los grupos minoritarios constituidos a través de estos movimientos. Aunque un modelo residual (como el modelo que Edelman identifica en la década de 1960) demoniza explícitamente lo queer y la discapacidad, los modelos actualmente dominantes y emergentes СКАЧАТЬ