Название: Kant después del neokantismo
Автор: VV.AA.
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
Серия: Minerva
isbn: 9788417893361
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29 Véase en el ensayo citado de E. Brient, «Hans Blumenberg and Hannah Arendt on the “Unworldly Worldliness” of the Modern Age», el apartado «Worldlessness and the Hallmark of the Modern Age», ed. cit., págs. 523-528. El papel de Descartes también había sido resaltado por Heidegger, por ejemplo, en «La época de la imagen del mundo», ed. cit., pág. 81, y en La pregunta por la cosa, ed. cit., pág. 97.
30 Atiéndase la conexión entre ‘alienación del mundo’, ‘alienación de la Tierra’ y la condición de ‘aislamiento’ como la experiencia básica sobre la que puede surgir el gobierno totalitario (Los orígenes del totalitarismo, Madrid, Alianza, 1987, vol. 3, pág. 700, cfr. también en dicha obra los fenómenos de ‘desarraigamiento’ y ‘superfluidad’ (pág. 702), y la amenaza de asolar el mundo tal y como lo conocemos (ibid., pág. 706).
31 Sobre la ‘alienación de la Tierra’, véase el trabajo de D. Macauley antes citado, «Hannah Arendt and the Politics of Place: From Earth Alienation to Oikos», en D. Macauley (ed.), Minding Nature: The Philosophy of Ecology, ed. cit, págs. 102-133.
32 Arendt, «El concepto de historia: antiguo y moderno», en Entre el pasado y el futuro. Ocho ejercicios sobre la reflexión política, Barcelona, Península, 1996, pág. 62.
33 Ibid., pág. 63.
34 La condición humana, ed. cit., pág. 302.
35 Ibid., pág. 306.
36 «El concepto de historia: antiguo y moderno», ed. cit., págs. 66-7. La identificación de naturaleza y espíritu en la esencia de la técnica había sido señalada por su parte por Heidegger en «Superación de la metafísica», en Conferencias y artículos, Barcelona, 1994, pág. 72. En este texto, Heidegger habla de la «devastación de la tierra» como «proceso querido pero que en su esencia no es sabido ni se puede saber» (op. cit., pág. 73).
37 La condición humana, ed. cit., pág. 322. Las ideas de ‘proceso’ y ‘desarrollo’ como claves en la nueva ciencia de la naturaleza son destacadas por Arendt apoyándose en los estudios de A. N. Whitehead, tanto en Science and the Modern World (1925), Londres, Macmillan, 1956, como en The concept of Nature (1920), Nueva York, Dover, 2004 (La condición humana, ed. cit., pág. 356, nota 62, entre otras).
38 La condición humana, ed. cit., págs. 300-301. Arendt se hace eco sobre todo de las reflexiones de W. Heisenberg, pero también de otros físicos, como E. Schrödinger y M. Planck (véase La condición humana, ed. cit., notas 51-55, págs. 355-356). El debate entre Heisenberg y Heidegger en 1953 en Múnich y los textos subsiguientes han de ser tenidos en cuenta en este contexto (véase C. Carson, Heisenberg in the Atomic Age. Science and the Public Sphere, Cambridge, Cambridge University Press, 2010).
39 La condición humana, ed. cit., págs. 319-320.
40 «La inversión afectó solo al pensamiento, que a partir de entonces fue el sirviente de la acción como esta había sido la ancilla theologiae, la asistenta de la contemplación de la verdad divina en la filosofía medieval, y la asistenta de la contemplación de la verdad del Ser en la filosofía antigua. La propia contemplación se vació de significado» (La condición humana, ed. cit., pág. 317).
41 Después del siglo XVII y «principalmente debido al desarrollo de la filosofía moderna, la ciencia y la filosofía se separan más radicalmente que antes. […] La filosofía moderna debe su origen y curso exclusivamente más a específicos descubrimientos científicos que a cualquier previa filosofía» (La condición humana, ed. cit., pág. 299).
42 La condición humana, ed. cit., pág. 316. En el diagnóstico final de Heidegger, la filosofía se habría convertido en cibernética («Entrevista Der Spiegel», conversación de Der Spiegel con M. Heidegger (1967), en La autoafirmación de la Universidad alemana. El rectorado, 1933-34, Madrid, Tecnos, 1989, pág. 74). Arendt mantiene una actitud más serena y positiva ante la situación de declive de la filosofía. Como muestra, en su carta de 28 de julio de 1970, escribe a Heidegger: «Una palabra más sobre la cibernética —págs. 10 y 11—: dices que el porvenir es representado (por la cibernética) como aquello que “adviene al ser humano”. ¿Estás seguro de que es así? Tú mismo dices en la página siguiente que la futurología siempre solo tiene que ver con un “presente prolongado” —lo cual sería sin duda precisamente lo contrario de aquello que nos adviene—. ¿No te parece? Ya que siempre solo tiene que ver con un “presente prolongado”, estos señores se equivocan por lo general de manera tremenda. A lo que apunta, creo yo, es a abolir el futuro —y mucho me temo que esto no sea tan utópico como suena—.» (H. Arendt y M. Heidegger, Correspondencia 1925-1975, Barcelona, Herder, 2000, pág. 188). En la carta siguiente del intercambio, Heidegger agradece a Arendt su referencia y reconoce que no es un pasaje suficientemente claro (Heidegger, carta de 4 de agosto de 1970, en Correspondencia 1925-1975, ed. cit., pág. 189).
43 «Comprensión y política», en De la historia a la acción, Barcelona, Paidós, 1995, pág. 29.
44 Ibid., pág. 31.
45 Ibid., pág. 25.
46 Como complemento al papel de la filosofía cabe considerar que la similitud entre filosofía y arte también se manifiesta en la permanencia de toda gran filosofía, más allá del contexto de su génesis. Para Arendt, la filosofía, si es auténtica, es tan permanente y duradera como las obras de arte (La condición humana, ed. cit., pág. 300).
47 La condición humana, ed. cit., pág. 187.
48 «Los procesos cognitivos de las ciencias no son básicamente distintos de la función cognitiva en la fabricación; los resultados científicos que se producen mediante la cognición se añaden al artificio humano de la misma manera que las otras cosas» (La condición humana, ed. cit., pág. 188). La distinción heideggeriana entre la ciencia y el pensar resuena en las páginas de Arendt. Heidegger, quien había en efecto indicado que la técnica es algo más que técnica y la pregunta por la ciencia es algo más que ciencia (Heidegger, ¿Qué significa pensar?, Madrid, Trotta, 2010, pág. 76), también habla de la escasa relación del pensar con las ciencias (op. cit., pág. 209) y de que la ciencia no piensa (pág. 98), hay un salto entre ellas (pág. 98).
49 En defender lo específico de la esfera filosófica y no resolverla en epistemología (al servicio de la ciencia), Arendt estará más próxima a la filosofía crítica kantiana que a Max Weber, por lo menos en alguna de sus formulaciones más radicales.
50 La vida del espíritu, Madrid, CEC, 1984, pág. 72.
51 El concepto mismo de ‘progreso ilimitado’, coetáneo del nacimiento de la ciencia moderna y que sigue siendo su principio inspirador dominante, es la mejor prueba de que toda ciencia se mueve todavía en el ámbito de la experiencia de sentido común, sujeta al error y engaño rectificables» (La vida del espíritu, ed. cit., pág. 72).
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