Escritos militares . Vo Nguyen Giap
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Название: Escritos militares

Автор: Vo Nguyen Giap

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

Серия: Verde Olivo

isbn: 9789874039309

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СКАЧАТЬ dedicación del Tío Ho y de los cuidados afectuosos del pueblo. Partiendo de la nada, actualmente se han convertido en un gran ejército revolucionario; dueño de un gran poder y de una gloriosa tradición. Esto se debió, en primer lugar, a que nuestro pueblo y nuestro ejército disponen de un arma invencible: la línea política y la línea militar marxistas de nuestro partido.

      La línea militar de nuestro partido forma parte orgánicamente de su línea política. Es una aplicación creadora de las tesis marxistas-leninistas sobre la guerra y el ejército a las condiciones concretas de nuestro país. Una síntesis de las ricas experiencias de la práctica insurreccional popular y de la guerra del pueblo en la revolución vietnamita, la cual continúa e imprime un nuevo desarrollo cualitativo a las tradiciones milenarias de nuestra nación en el arte de la guerra haciendo suyas, en forma selectiva, las experiencias de vanguardia de la revolución mundial en materia de lucha militar que ha sido, y seguirá siendo, para siempre la bandera invencible de nuestras fuerzas armadas y de nuestro pueblo.

      I. Insurrección y guerra popular en Vietnam

      La lucha revolucionaria que nuestro pueblo lleva a cabo —bajo la dirección del Partido de los Trabajadores de Vietnam— por la liberación nacional, la independencia, la libertad y por el encauzamiento de la sociedad vietnamita hacia el Socialismo, es la continuación de la gloriosa lucha que éste sostuvo durante milenios por la salvaguardia y la construcción del país. En esta lucha revolucionaria, la línea militar de nuestro partido no podría sino continuar la tradición militar de la nación.

      A raíz de su posición geográfica en el sudeste asiático, nuestro país debió luchar constantemente casi desde su fundación contra las invasiones extranjeras. Ese combate ininterrumpido por la supervivencia de la nación, hizo de nuestra historia una larga epopeya ilustrada por valerosos y sublimes hechos de armas. Desde el comienzo de la Era Cristiana hasta el siglo XVII, contando solamente los conflictos a escala nacional, nuestro pueblo libró más de veinte guerras por la liberación del país y por la defensa de la soberanía nacional.

      Bajo la dominación de los señores feudales extranjeros, la cual duró diez siglos, nuestro pueblo se sublevó continuamente para reconquistar su independencia. La primera insurrección fue la de las hermanas Trung, que logró triunfar en todo el país y que fue seguida por otras insurrecciones o guerras de liberación dirigidas por Dame Trieu, Ly Bon, Mai Thuc Loan, etc. La clamorosa victoria obtenida por Ngo Quyen en 938, puso fin a un milenio de dominación extranjera e inauguró la era de independencia y de soberanía nacional.

      Para salvaguardar esa independencia y soberanía, nuestro pueblo debió emprender hasta el siglo XIX una serie de guerras contra las agresiones extranjeras.

      Tal fue el caso de la guerra de resistencia llevada a cabo bajo la dinastía de los Ly —Siglo XI— contra la invasión de los Song; con el ataque preventivo, tan resuelto como audaz, conducido por Ly Thuong Kiet y la contraofensiva que le siguió para aplastar a las tropas de agresión.

      Ese también fue el caso de la guerra de resistencia llevada a cabo bajo la dinastía de los Tran —Siglo XIII— contra la agresión de los mongoles; una de las guerras de resistencia más típicas de nuestra historia, que bajo las órdenes de Tran Hung Dao y durante más de treinta años, en tres oportunidades detuvo ante las puertas de la capital Thang Long a un ejército célebre por su crueldad y sus cualidades guerreras, que desde Asia hasta Europa sólo obtuvo victorias y que había conquistado una gran parte del viejo Continente.

      Otro ejemplo es la insurrección de Lam Son bajo las órdenes de Le Loi y de Nguyen Trai —Siglo XV— que se convirtió en una obstinada guerra de liberación de diez años y que permitió, con el aplastamiento de todas sus tropas de ocupación, la independencia de la nación luego de veinte años de dominación de los Ming.

      El último ejemplo que cito corresponde a la guerra de resistencia de Nguyen Hue —Siglo XVIII— la cual apoyándose en la fuerza nueva de un vasto movimiento revolucionario campesino victoriosamente rebelado contra el feudalismo interior, aplastó en pocos días y en el curso de una prodigiosa campaña relámpago, a doscientos mil hombres del ejército Tsing, haciendo fracasar la última agresión feudal extranjera contra nuestro país.

      Esas insurrecciones, esas guerras por la liberación nacional o por la defensa de la patria llevadas a cabo por nuestro pueblo, estaban dirigidas generalmente por la clase feudal, pero presentaban un carácter popular indiscutible: el pueblo unido como un solo hombre se había alzado de manera consciente contra los agresores extranjeros para salvaguardar a la patria. Se puede afirmar que esas fueron insurrecciones y guerras de carácter popular. Esas luchas continuas, forjaron la tradición militar gestada por la inteligencia y el heroísmo de nuestra nación, desarrollando el caudal de conocimientos militares, particularmente rico, de nuestros antepasados.

      Desde mediados del siglo XIX, cuando comienza la agresión colonialista francesa y mientras la Corte de los Nguyen capitulaba vergonzosamente, nuestro pueblo se sublevó heroicamente en todo el país bajo la dirección de grandes patriotas tales como Truong Cong Dinh y Nguyen Trung Truc en el sur; Phan Dinh Phung, Nguyen Thien Thuat y Hoang Hoa Tham en el norte. Los colonialistas sólo pudieron terminar de conquistar el país luego de treinta años de lucha, pero su dominación peligró en todo momento. Si antes nuestro pueblo había tenido que luchar constantemente contra la agresión de un país extranjero más grande, pero que también tenía un régimen feudal sin demasiadas diferencias de tipo económico, técnico y cultural, esta vez se batía contra la agresión de una potencia capitalista que tenía una población más numerosa y dotada; con una economía, una técnica y armamentos netamente superiores.

      Nuestro partido fue fundado para llevar a cabo la misión histórica de dirigir la revolución vietnamita en una nueva época de la historia de la humanidad: la época de la transición del Capitalismo al Socialismo a escala mundial; la cual comenzó con la gran Revolución de Octubre. En esta coyuntura histórica, el partido dirigido por el presidente Ho Chi Minh —el primer comunista vietnamita— aplicó de manera creadora el marxismo-leninismo a las condiciones concretas de nuestro país y trazó una línea revolucionaria correcta: la línea de la revolución nacional, democrática y popular que debe conducir directamente, a la revolución socialista sin pasar por la etapa del capitalismo.

      Nuestro partido llevó la lucha de liberación nacional por un camino totalmente nuevo. Siguiendo una línea política correcta —definida desde un comienzo en sus Tesis Políticas de 1930— supo movilizar, asumiendo su papel de dirigente, las inmensas fuerzas revolucionarias de la clase obrera y del campesinado trabajador: las fuerzas fundamentales de la revolución nacional-democrática; y realizó una sólida alianza obrero-campesina bajo la dirección de la clase obrera, lo que constituyó el fundamento de un amplio frente nacional unido. La línea militar del partido se definió en base a esta línea política justa y gradualmente perfeccionada en la práctica de la larga lucha revolucionaria de nuestro pueblo.

      Desde la fundación del partido —en 1930-1931— el país fue agitado por una tempestad revolucionaria de masas, cuya culminación fue el movimiento de los soviets del Nghe Tinh —provincias de Nghe An y Ha Tihn—. Por primera vez en nuestra historia, el movimiento obrero y el movimiento campesino actuaron en estrecha coordinación, produciéndose una sólida alianza entre obreros y campesinos; como así también afirmándose en los hechos la hegemonía de la clase obrera. Bajo la dirección de las organizaciones regionales del partido, las masas obreras y campesinas del Nghe An y del Ha Tinh se sublevaron para derrocar, por medio de la violencia revolucionaria, la administración local de los colonialistas, la de los mandarines y de los notables, instaurando el poder obrero-campesino en un cierto número de regiones rurales.

      En el curso del movimiento democrático de los años 1936-1939 y coordinando acertadamente las acciones legales y semilegales con la acción clandestina, nuestro partido desencadenó un poderoso СКАЧАТЬ