Название: Profunda atracción - Nuestra noche de pasión
Автор: Catherine Mann
Издательство: Bookwire
Жанр: Языкознание
Серия: Ómnibus Deseo
isbn: 9788413751634
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–¿Cómo?
–Tan precisa –explicó ella, y le lanzó una rápida mirada por el rabillo del ojo–. De niña, era bastante descerebrada. Perdía los lazos del pelo en los hoteles, me dejaba las muñecas y los libros en los aviones. Siempre me quedaba dormida más de la cuenta por las mañanas y llegaba tarde a los sitios. Los criados tenían órdenes de despertarme media hora antes de lo necesario, por si acaso.
–¿Eso te pasaba en casa de tu madre o de tu padre?
–En los dos sitios. Mi reloj interno no entendía de despertadores ni de horarios –confesó ella. Solo había sido una niña intentando sobrellevar un estilo de vida transcontinental, las presiones de pertenecer a la realeza y la dificultad de ir cinco cursos por delante de los niños de su edad.
–A mí me parece que has viajado mucho en tu vida. Seguro que sabes que perder cosas durante los viajes es algo tan común como el jet lag, incluso para los adultos.
–Eres muy amable –repuso ella, encogiéndose de hombros–. Yo aprendí a hacer listas y a estructurar mi mundo de forma meticulosa.
–¿Cómo? –quiso saber él, de pronto, tan interesado por su forma de ser como por besarla una segunda vez.
–Siempre me siento en el mismo asiento de un avión. He creado una rutina para los trayectos trasatlánticos, siempre viajo a la misma hora, por ejemplo. Así el mundo me resulta menos confuso.
–¿Confuso?
–Olvídalo.
–Demasiado tarde. Recuerdo todo lo que dices –afirmó él y era cierto.
–Ah, eres una de esas personas con memoria fotográfica. Imagino que es útil en tu trabajo.
–Mmm… –murmuró él. No tenía memoria fotográfica con todo, sino solo con ella. Pero no iba a confesárselo.
–Apuesto a que mis rutinas te suenan un poco excesivas. Pero la vida me resulta una locura la mayoría de las veces. Soy una princesa. No puedo escapar a eso –señaló, y dejó su taza sobre la mesa–. Tengo que aceptar que, por muchas listas que haga, mi mundo nunca será predecible.
–A veces, que algo sea impredecible tiene sus ventajas también –comentó él, ansiando acariciarle su hermosa cara.
Mari tragó saliva.
–¿Es ahora cuando me sorprendes con otro beso?
–Esta vez, podrías sorprenderme y dármelo tú.
Ella se quedó mirándolo en silencio, tanto tiempo que Rowan pensó que iba a reírse en su cara. Sin embargo, justo cuando creía que iba a mandarlo al diablo…
Mari lo besó. Acercó su rostro y posó sus labios sobre los de él, al mismo tiempo que le daba la mano encima de la mesa. Embriagado por su sabor, él se sintió poseído por el deseo. Era increíble lo que un simple beso podía provocarle.
Entonces, al instante, Mari se apartó, dejándose caer de nuevo en su silla.
–Eso no era… No pretendía… –balbució ella, sonrojada.
–Shh –murmuró él, posando un dedo en sus labios–. Algunas cosas no necesitan explicación. Terminemos de cenar para poder volver al hotel.
–¿Me estás haciendo una proposición deshonesta?
–¿Por qué dices eso? –preguntó el, levantando las manos con una maliciosa sonrisa–. Quiero volver pronto. Es tu turno de pasar la noche con el bebé.
Relajándose un poco, Mari sonrió. Cielos, aquella mujer era increíble, se dijo él, mientras le daba la mano.
Entonces, un grito desde la mesa vecina los sobresaltó.
–¡Es ella! –exclamaba una mujer, tirándole de la manga a su novio–. Esa princesa… ¡Mariama! Quiero tomarme una foto con ella. Hazme una foto, por favor, cariño.
Al parecer, no iban a poder seguir pasando desapercibidos. Pronto, todo el mundo sabría que estaban cuidando de un bebé… juntos.
Dos horas después, Mari dejó a Issa en su cuna. La pequeña descansaba plácidamente, tras haberse terminado el biberón.
Estaba sola con ella en su habitación, en la suite que compartía con Rowan.
Cuando aquella mujer había anunciado a los cuatro vientos que había una princesa en la mesa del lago, todos los móviles comenzaron a disparar fotos.
Rowan se había ocupado de hablar con las masas de curiosos dándoles la explicación de que estaban cuidando del bebé de forma temporal. Les había dicho que, al día siguiente, daría más detalles en una rueda de prensa.
Por otra parte, Mari seguía sin saber de dónde habían salido tantos guardaespaldas. Pensaba preguntárselo a su padre después y averiguar por qué había decidido ignorar su petición.
Aunque entendía que tener protección era lo más adecuado, por el bien de Issa. Ella misma pensaba haber contratado a un equipo de seguridad al día siguiente, aunque a menor escala. Esa noche, los guardaespaldas habían escoltado a Rowan, Issa y a ella hasta el hotel desde el restaurante. Mientras, a su lado, Rowan se había limitado a repetir a los curiosos que no harían más comentarios.
Sin duda, la prensa del corazón publicaría la noticia a la mañana siguiente. ¿Sería eso lo que tenía Rowan en mente cuando se habían besado? Quizá él, como mucha gente que había conocido en su vida, solo pretendiera utilizarla.
Por una parte, tenía la certeza de que Rowan la deseaba. Por otra, no podía entender por qué.
Por el momento, hasta que no pudiera reunir respuestas, Mari no pensaba llevar las cosas más lejos con él. Además, tenía que cuidar a la niña esa noche y hacer una llamada de teléfono.
Tomó el móvil y marcó el número.
–Papá, tenemos que hablar… –dijo ella, en cuanto su padre respondió.
La risa de su padre la inundó desde el otro lado del auricular.
–¿Del novio y del bebé que me has estado ocultando?
Mari cerró los ojos, imaginándose a su padre en su sillón de cuero favorito en su casa de campo. Suspirando, se masajeó las sienes con los dedos.
–¿Cómo has sabido lo de Rowan e Issa? ¿Tienes espías vigilándome? ¿Y por qué me has puesto guardaespaldas sin consultarme?
–Son demasiadas preguntas, hija querida. Primero, supe de tu asociación con el doctor Boothe y la niña por Internet. Segundo, no espío a mi familia o, al menos, no lo hago a menudo. Y tercero, esos guardaespaldas de los que hablas no son míos. Supongo que serán cosa de tu novio.
–No es mi novio –negó ella. A pesar de que se habían besado y lo había disfrutado como loca–. Y el bebé no es nuestro. Es una niña abandonada –añadió.
–Sé СКАЧАТЬ