La Libertad en el encierro. Carlos Gustavo Álvarez
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СКАЧАТЬ target="_blank" rel="nofollow" href="#fb3_img_img_51400e1a-c263-5653-beea-983133400069.jpeg" alt="Image"/>Papel higiénico: ¡qué rollo!

      La calamidad de salud que azota al mundo, gústenos o no, será también la enfermedad infecciosa más caricaturizada y ‘memeada’ de la historia. Es una paradoja infame, solamente posible por el desbordado sentido del humor bueno y la mentecatez del chiste funesto que inundan las redes sociales.

      Memes, montajes y burlas se han prodigado y recreado con la singular orgía de compra de papel higiénico que se ha dado en los países afectados, incluido Colombia. Paquetes y “pacas” de rollos desbordan la contención de los carritos de mercado. Y miles de personas salen de tiendas y de grandes superficies con el artículo en la mano. Como un trofeo, protección tutelar contra una especie de jinete del Apocalipsis, encarnado en la bestia de una diarrea ecuménica.

      La demanda fenomenal del papel toilette, como se le llama con afrancesado acento, ha quedado registrada en imágenes que hacen incontrovertible la desmesura. Incluyen el registro de un hombre en Australia –donde se reguló la venta per cápita--, que, cuchillo en mano, disputó a muerte la última unidad que había dejado la rapiña. Ha sido tan sorpresivo y multitudinario este delirio, que ya se ha convertido en una curiosidad científica.

      ImageTambién la historia del papel higiénico es digna de fisgoneo. Si el COVID - 19 salió en un estornudo de China para el mundo, allá, también, y como casi todas las cosas que conocemos, nació el papel higiénico. Y no fue ayer. Aunque fue inventado por el conocidísimo Cai Lun, en el siglo II D.C., está probado que, cuatro centurias antes, ya servía para lo mismo que sirve ahora.

      Wikipedia reseña que, en el siglo XIV, durante la Dinastía Yuan, la producción del adminículo ya era cuantiosa: diez millones de paquetes de 1.000 a 10.000 hojas de papel higiénico cada uno. El estrato imperial lo usaba perfumado en el receptáculo y los de más abajito “se limpiaban con la mano y agua, trapos viejos, virutas, hojas, hierba, paja, piedras, arena, musgo, nieve, cáscaras de plantas, helechos, pieles de frutas, conchas o corazones de maíz, según el país, las condiciones climáticas y costumbres sociales”. El aguante in situ era mayúsculo.

      Estados Unidos es el mayor consumidor. Por cada persona, al año, 12,7 kilogramos y 141 rollos. Resulta minúsculo, porque otra fuente refiere 22 kilos por gringo. Le siguen en el montículo, Alemania y el Reino Unido.

      En mi opinión, el papel higiénico es el símbolo del desperdicio. Tal vez por su condición de rollo, como lo vendieron en 1890 los inolvidables hermanos Scott, años después de que su compatriota Joseph Gayetty lo comercializara como “papel medicinal”, le pusiera alóe vera y lo recomendara para las hemorroides.

      ImageTodos sabemos cómo se jala sin piedad. Incluso las propagandas han puesto desde bebés hasta canes a derrocharlo alegremente. Existe el imaginario que, como el agua, nunca se va a acabar. Bien lo saben los administradores de baños públicos. Ojalá este tiempo de tantas lecciones, que nos llegan como del oráculo, también nos enseñe a no malgastarlo en el cubículo.

      Portafolio, Facebook, 20 de marzo de 2020

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      Image¿Caída de Internet?

      Este nuevo mundo que nos está tocando vivir, y cuyas perspectivas se anuncian inciertas y difíciles, y en el que se nos asignan tantas responsabilidades, está quedando todo en manos de la Internet. Todo.

      Confinados en nuestros lugares de habitación, millones de personas estamos exprimiendo la red. Por el teletrabajo, por la creciente dependencia de los teléfonos celulares, por el uso general de los computadores, por la adicción a los juegos que llenan horas de ocio, por la demanda de películas de Netflix y el barrido de canales de televisión.

      Todo, todo, anclado a una sola fuente: los servidores.

      El tráfico está teniendo un incremento desmesurado. Imprevisible. Un 80%.

      “Hay un aumento en el tráfico que es inusual, no tiene antecedentes y depende de todos que podamos seguir disfrutando de este servicio con calidad".

      La afirmación es de Samuel Hoyos, presidente de Asomóvil, Asociación de la Industria Móvil de Colombia, que agrupa a los tres operadores móviles más importantes del país: Claro, Tigo y Movistar.

      ImagePues, bien, no solamente está en manos de ellos mantener andando esa maquinaria de interconexión. La fluidez de la red tiene variantes. La cantidad de tráfico. Los servidores. El alto consumo de banda ancha. Y en estos momentos, el empleo responsable que hagamos de nuestras comunicaciones.

      La verdad es que el uso de aplicaciones que contienen vídeos está llevando a la red a un punto exhausto. ¿Podría presentar la Internet graves fallas en los próximos días? La respuesta inequívoca: sí.

      Por eso se pide responsabilidad. Estamos traficando mucha basura. Asomóvil pide darles prioridad al trabajo y al estudio. Y limitar el uso para la recreación y el ocio. Difícil. Pero no imposible. Sobre todo, si se considera que, para los millones de personas recluidas, sin ninguna otra opción, en sus hogares, el colapso del servicio sí que sería la entrada en una cámara de desesperación.

      Pensémoslo. Esforcémonos por no malgastar este recurso. Como estamos aprendiendo, todo tiene un límite.

      Facebook, 21 de marzo de 2020

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