La Libertad en el encierro. Carlos Gustavo Álvarez
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СКАЧАТЬ tengan sobre sus ciudadanos. Aquí se combinan muchos vectores. La credibilidad de sus mandatarios, la legitimidad de sus procederes, la pulcritud en el manejo de los recursos, la posibilidad de unificar pareceres nacionales y conducir a los gobernados al cumplimiento de precisos objetivos comunes y acciones colectivas por encima de caprichos individuales.

      Lo expresado en el párrafo anterior puede resultar un canto a la bandera. La politiquería y la corrupción, la equivocación en los liderazgos, la perversión de las democracias, están conduciendo a los gobiernos de muchos países al odio y la impopularidad, a un ejercicio agónicamente cómico del poder otorgado.

      Lo anterior puede complicarse si se combina con el segundo factor: la falta de un sólido tejido social, de una íntegra disciplina colectiva. Es decir, una noción clara de las normas de convivencia, que deben obedecerse como si fuera la nacional sirena de alarma en la guerra contra el virus. Una

      Imageabdicación del “yo hago lo que se me dé la gana” y la

      entronización del bien común y los deberes colectivos.

      Los dos factores, sin entrar en detalles y minucias, marcan la diferencia entre lo que está pasando en China y lo que pasa en otros países. Y lo que puede pasar en Colombia, pues el Coronavirus seguirá su avance y los dos factores pueden terminar haciendo parte exponencial de la pandemia.

      Facebook, 11 de marzo de 2020.

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      ImageHace 355 años

      “... La preservación de mi vida en aquella deprimente calamidad que al parecer azotaría a toda la ciudad, y que a pesar de lo grande que era, pudiese que mis miedos, como los de la otra gente, representaban ser mucho mayores de lo que en realidad eran…

      “Los recelos de la gente fueron estimulados, además, por el error de una época durante la cual -creo- el pueblo se mostró más adicto a las profecías, conjuros astrológicos, sueños y cuentos de comadres, de lo que se haya mostrado nunca, antes o después. No sé si esta desgraciada disposición surgió originalmente de las tonterías de algunos que ganaron dinero gracias a ellas, imprimiendo predicciones y pronósticos…

      “Pero aun aquellas sanas reflexiones -que, correctamente dirigidas, hubieran conducido a la gente a caer sobre sus rodillas, confesar sus pecados y elevar la vista hacia el misericordioso Salvador en busca de perdón, implorando su compasión en el tiempo de la angustia, con lo que hubiéramos podido resultar una segunda Nínive- tuvieron un efecto totalmente opuesto sobre el pueblo, ignorante y estúpido en sus deducciones. Así como antes se había mostrado inicuo y atolondrado, ahora fue arrastrado por el miedo a extremos de tontería. Antes, para saber qué sería de ellos, corrieron hacia nigromantes, conjuradores, brujos y toda clase de embaucadores (que alimentaban sus temores y los mantenían

      Imageconstantemente alarmados y desvelados con el propósito de engañarlos y saquear sus bolsillos); idéntica locura mostraron en sus corridas hacia los curanderos, charlatanes, y toda vieja practicante, en busca de medicinas y remedios. Se aprovisionaron de tal cantidad de píldoras, pociones y preservativos -como se los llamaba- que no sólo desperdiciaban su dinero, sino que se envenenaban anticipadamente por miedo al veneno de la infección, y preparaban sus cuerpos para recibir la peste, en vez de protegerse contra ella”.

      “Una visita de la plaga” (tomada de Diario del Año de la Peste, relato escrito por Daniel Defoe y publicado en 1722, sobre el azote de la enfermedad infecciosa a Londres, en 1665).

      Facebook, 12 de marzo de 2020

      ImageToma de mando

      A gobiernos de este mundo, precipitados, muchos, en el abismo de la impopularidad y carcomidos, demasiados, por el óxido de la corrupción y el descreimiento, un agente infeccioso microscópico les ha entregado una última oportunidad que es bendición y castigo.

      Bendición porque es el momento de comportarse a la altura del liderazgo que exige esta situación de hecatombe en la salud y de síncope en la economía. De castigo… bueno, porque si son inferiores a lo que demanda esta circunstancia inédita, hundirán a sus naciones en el caos y la confusión de los días por venir.

      “Estamos en guerra, en una guerra sanitaria”. Ultimátum o eufemismo, así lanzó el presidente de Francia, Emmanuel Macron, una serie de medidas restrictivas y mandatorias para sus ciudadanos. También él, no tuvo la prudencia de detener la celebración de la primera vuelta de las elecciones municipales, cuya segunda ronda ha quedado aplazada. En todo caso, sus determinaciones, no hay de otra, tienen que ver con la vida privada de las personas, con los ámbitos que hasta hace pocos días eran de nuestra entera y arrogante libertad.

      No serán las últimas medidas. Serán las menos duras. Para Francia y para otros países. Con el paso de los días, con las

      Imagezancadas del contagio y el agravamiento de las condiciones económicas por las medidas de restricción, los cierres y los confinamientos inevitables, se necesitará una noción de mano firme, de exigencia inapelable, de convocatoria sin atajos. Para todos. No solamente para los ciudadanos. También para los grupos económicos, para el sistema bancario, para los poderosos… Porque en el discurso de Macron hay una máxima: de este naufragio nos salvamos si remamos todos.

      Las medidas tomadas por los mandatarios locales y regionales de Colombia están dando la sensación que estamos disparando perdigones al aire. Muchos demandan un liderazgo del presidente para que todo ello se concrete y ampare bajo una sola sombrilla de autoridad, que aglutine y proyecte una idea de nación, de todos por todos.

      Y es que no puede ser de otra forma. El paso de los días, tal vez de las horas, demostrará que en medio de los chistes – nunca había existido, por obvias razones, una peste tan burlada y memeada como esta--, la vaina es en serio. Muy en serio. Y que el cumplimiento de las normas más básicas –el lavado de manos, quedarse en la casa, la distancia mínima entre las personas, suprimir nuestra efusividad mitad postiza, mitad entrañable, etc.— es crucial en la supervivencia nuestra y en la contención del contagio.

      No basta que cada uno ande tomando por ahí sus medidas insulares de salvación. Que son bienvenidas, no faltaba más.

      ImageLas de los almacenes, las de los bancos, las de las agremiaciones, las de los municipios... Pero sería mejor que sintiéramos una unidad nacional, dejando atrás el odio que nos tiene heridos y furiosos. Y que veamos sólida y fuerte a la cabeza del gobierno, y fusionada a la pirámide gubernamental. Y dejarnos de tanta pendejada. El virus sí la tiene clara.

      Todo es cuestión de tiempo, también. Oportunidad. Pertinencia. Las demoras, las vacilaciones, las dilaciones pueden convertirse en lágrimas. En noticias СКАЧАТЬ