Название: Pack Bianca y Deseo marzo 2021
Автор: Varias Autoras
Издательство: Bookwire
Жанр: Языкознание
Серия: Pack
isbn: 9788413753102
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–¿La hija de Ava está aquí? –preguntó Constance Watts desde la puerta–. ¿Dónde? ¿Cómo?
Ethan se volvió hacia su madre. Estaba a punto de explicarle lo que estaba ocurriendo cuando los dedos de su abuelo le agarraron con fuerza la muñeca. La mirada de Grady tenía la determinación de antaño, lo que llenó de alegría a Ethan.
–Ethan… –dijo su madre mientras se acercaba a la cama.
–Lia –canturreó de nuevo Grady, más agitado aún dado que estaba tratando de hacerse entender.
–¿Lia? –preguntó Constance mientras observaba a su suegro y luego a su hijo para obtener alguna respuesta–. ¿Quién es Lia?
Sin embargo, cuando consiguió su respuesta, fue Grady quien se la proporcionó.
–Ava… bebé.
Después de su encontronazo con Paul Watts el día anterior, el último lugar en el que Lia esperaba encontrarse era sentada en el coche de Ethan de camino al hospital para visitar al abuelo de este.
–No estoy segura de que esto sea muy buena idea –dijo Lia temblando al recordar su encuentro con Paul Watts–. Tu hermano me dejó muy claro que no quería que yo me acercara a vuestro abuelo.
–El trabajo de Paul le hace sospechar de todo el mundo –respondió Ethan–, y la enfermedad de Grady le ha puesto aún más nervioso. Hay que añadir a eso el hecho de que no le gustan las sorpresas, lo que explica por qué reaccionó tan exageradamente al encontrar a una desconocida junto a la cama de su abuelo. Además –añadió, dedicándole una sonrisa llena de encanto–, tú estabas vestida de Rapunzel.
–¿Estás seguro de que a Paul no le importará que vaya a visitarle?
–Quiere que Grady se ponga bien, como el resto de nosotros.
–No es lo mismo que no le vaya a importa que yo le visite –señaló. Las evasivas de Ethan empeoraban aún más su estado de nervios. La mala opinión que Paul parecía tener sobre ella le importaba más de lo que le gustaba admitir.
–Mira, Paul no está en la ciudad en estos momentos, así que no tienes que preocuparte por la posibilidad de encontrarte con él. Visita a Grady algunas veces más y sé el rayo de sol que le permita mejorar. Cuando Paul regrese, Grady estará mucho mejor y Paul se dará cuenta de que ha sido por ti.
–Creo que estás exagerando… –susurró, aunque le gustaban las alabanzas de Ethan. Cada vez que iba a visitar a Grady, le tomaba la mano y le cantaba, llenando de energía sanadora su frágil cuerpo.
–Confía en mí. No estoy exagerando nada. Tus visitas lo han transformado.
–Pero si solo he ido a verlo cuatro veces –murmuró, decidida a insuflar cautela a la situación–. No creo haber causado tanto impacto.
–Te subestimas –dijo Ethan mientras hacía entrar el coche en el aparcamiento y lo estacionaba en un espacio vacío–. Ayer, empezó a comunicarse un poco cantando, tal y como tú le sugeriste. Eso le ha dado mucho ánimo y se está poniendo mejor. Ya lo verás.
Lia estaba deseando ver cómo mejoraba Grady. Creía en el poder de la sanación espiritual y confiaba en poder contactar con la energía de todos los seres vivos y provocar un cambio. No siempre funcionaba. Algunos problemas en concreto necesitaban soluciones más mundanas. Por ejemplo, el eje roto de su caravana y su destrozada furgoneta. En ese caso, la meditación no servía. Necesitaba dinero y un mecánico. Sin embargo, después de pedir ayuda, el universo le había proporcionado un trabajo maravilloso, estupendos compañeros de trabajo y un lugar en el que vivir que se podía permitir. Se le había ofrecido una solución en un momento de su vida en el que se encontraba desesperada.
Ethan apagó el contacto y se volvió a mirarla con una ansiosa sonrisa.
–¿Lista?
–Claro –respondió Lia, aunque en realidad distaba mucho de estarlo.
Cuando llegaron a la cuarta planta y se fueron acercando a la habitación de Grady, Lia vio que una figura familiar emergía de su interior.
–Hola, Abigail –le dijo a la enfermera–. ¿Cómo está Grady hoy?
Durante un instante, la enfermera pareció no reconocerla. Entonces, se fijó un poco más en Lia y la miró asombrada.
–¡Lia! No te había reconocido sin el disfraz.
–Estoy segura de que Grady tampoco me va a reconocer –comentó ella mirando a Ethan.
–El señor Grady te reconocerá, vas a ver. Se va a poner muy contento de que hayas venido hoy a verlo. Tu idea de animarlo a cantar ha hecho maravillas. Está muy contento de volver a comunicarse con la gente.
–Eso es estupendo –dijo Lia encantada.
–Su familia y todo el personal nos pusimos muy contentos ayer cuando la situación pareció dar un vuelco. Ha mejorado tanto que el médico cree que se podrá ir dentro de unos pocos días.
–¡Vaya! Esa es una maravillosa noticia.
–Estamos muy contentos de que ella se presentara cuando lo hizo –afirmó Ethan–. Ha hecho un milagro.
–Por favor, parad –protestó Lia. Se sentía incómoda con tantos halagos–. El mérito debería ser para todos vosotros, que tan bien le habéis estado cuidando todo este tiempo.
–Hay un límite para lo que la medicina es capaz de hacer cuando el deseo de seguir viviendo ha desaparecido –dijo la enfermera.
–El poder de la mente. La gente no se lo cree –afirmó Ethan.
–Así es –apostilló Abigail antes de marcharse de nuevo al puesto de enfermeras.
Ethan agarró a Lia por el codo y la condujo al interior de la habitación. La primera vez que visitó a Grady, lo encontró inmóvil e inconsciente. Aquel día, estaba totalmente despierto y mirándola con atención. La mirada del anciano le recordó a la de Paul, lo que le provocó un escalofrío.
Grady movió los dedos y ella le tomó la mano. Le apretó suavemente la mano, sorprendida por el afecto que sentía por alguien a quien apenas conocía.
–Hola, Grady –le dijo Lia con la voz llena de afecto–. Soy Lia. Probablemente no me reconozcas sin mi disfraz. ¿Cómo te encuentras hoy? Tienes muy buen aspecto.
Grady apretó los dedos contra los de ella mientras la reconocía con dos palabras cantadas.
–Ava hija.
Ethan le había explicado la desesperación del anciano por reunirse con su nieta desaparecida antes del ictus, llegando incluso a especular que la enfermedad del anciano había sido ocasionada por la desesperación de no encontrarla.
–Eso es, Grady –dijo Ethan sonriendo a Lia–. La hija de Ava ha vuelto a casa por fin.
Encantada al escuchar la noticia, Lia miró a Ethan y notó el modo en el que el guapo empresario la miraba a ella, СКАЧАТЬ