Pack Bianca y Deseo marzo 2021. Varias Autoras
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Название: Pack Bianca y Deseo marzo 2021

Автор: Varias Autoras

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: Pack

isbn: 9788413753102

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      El accidente de tráfico que destrozó su furgoneta y provocó daños a su adorada caravana la había obligado a alquilar un pequeño apartamento en King Street hasta que pudiera permitirse comprar un coche. Aquel alojamiento temporal estaba a unos veinte minutos andando del hospital.

      Tan absorta estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta de que un hombre estaba apoyado contra un todoterreno aparcado frente a su apartamento hasta que él se apartó del coche y se interpuso en su camino. Al sentir que alguien le bloqueaba el paso, Lia se sobresaltó.

      Paul Watts tenía la clase de ojos verdes que le recordaban a Lia a un tranquilo pinar, pero el escepticismo que irradiaba de él le advertía de que tuviera cuidado. A pesar de eso, su cercanía despertaba la misma química que ella había sentido en la habitación del hospital.

      No era en absoluto su tipo. Era demasiado obstinado. Demasiado terrenal. Cruel. Decidido. Tal vez aquella era precisamente la atracción.

      –Me ha costado encontrarla –afirmó Paul.

      Ethan le había dicho que Paul había sido policía y que, en aquellos momentos, dirigía su propia empresa de ciberseguridad. Se le puso el vello de punta al pensar que podría investigar su pasado, en el que había cosas que prefería que permanecieran enterradas para siempre.

      –Y, sin embargo, lo ha hecho –replicó ella.

      No se podía creer que la hubiera localizado en el tiempo que a ella le había costado llegar andando hasta su casa. No estaba acostumbrada a estar en el radar de nadie. Para la mayoría de sus clientes, ella era la masajista que utilizaba sus manos y una voz muy relajante. Los niños del hospital veían tan solo a su personaje favorito. Gozaba con su anonimato.

      –¿Está bien Grady?

      –Sí, está bien. Al menos, no está peor.

      –Yo no lo conocía antes del ictus, pero Ethan me dijo que era un hombre muy duro y fuerte. Podría salir adelante.

      –Podría, pero es como si se hubiera rendido.

      –Ethan me comentó que, estos últimos años, parecía obsesionado con reunirse de nuevo con su nieta. Tal vez si la encontrara…

      –Mire –le espetó Paul–, no sé qué es lo que está tramando, pero tiene que mantenerse alejada de mi abuelo.

      –Yo no estoy tramando nada –insistió Lia mientras sacaba la llave del bolso y se dirigía a la puerta principal del edificio–. Lo único que quiero es ayudar.

      –Él no necesita su ayuda.

      –Claro. De acuerdo. ¿Ha terminado ya?

      Abrió la puerta y la empujó con la intención de cerrarla de nuevo cuando estuviera dentro del edificio para poder así escapar de Paul. Entonces, él volvió a hablar.

      –¿No tiene curiosidad por saber cómo la he encontrado?

      A pesar de la agitación que sentía, Lia se detuvo en la puerta y lo miró de soslayo. Aunque a Paul le sobraba seguridad en sí mismo y poder, ella no carecía de puntos fuertes. Tendría que combatir su insistencia con descaradas armas de mujer.

      –En realidad –dijo mientras se giraba para mirarlo y esbozaba una descarada sonrisa. Por lo que Ethan le había contado, Paul se regía por la lógica en vez de por los sentimientos. Desafiar al experto en ciberseguridad para que se enfrentara a sus sentimientos seguramente terminaría explotándole en la cara–, estoy más intrigada de lo que a usted le gustaría.

      King Street pareció desvanecerse a su alrededor mientras Paul valoraba cómo responder a la desafiante sonrisa de Lia. La expresión de su rostro no era sexual, pero eso no consiguió aliviar la atracción que se apoderó de él exigiéndole que actuara. Apretó los puños para ahogar el impulso de tomarla entre sus brazos y deslizarle los labios por el cuello en busca de aquella deliciosa fragancia.

      ¿Cuál era su objetivo? El dinero, evidentemente. Después de conocer a Ethan, resultaba evidente que se lo había puesto como objetivo utilizando la enfermedad de su abuelo para ganárselo. ¿Estaba planeando que Ethan pagara sus deudas o que invirtiera en algún negocio?

      –Ophelia Marsh, nacida el uno de marzo –comenzó, decidido a ponerla nerviosa con una rápida enumeración de sus datos personales.

      –Como dato curioso –le interrumpió ella–, estuve a punto de nacer el veintinueve de febrero. Sin embargo, parece que yo no quería celebrar mi cumpleaños cada cuatro años.

      Aquella incesante retahíla de palabras, llenas de energía y buen humor, agriaron aún más el ánimo de Paul.

      –Bien, nacida el uno de marzo en Occidental, California…

      –Pisciana.

      –¿Cómo?

      –Que soy Piscis. Ya sabes, el signo del zodiaco. Dos peces nadando en direcciones opuestas. Igual que tú eres una cabra.

      Paul suspiró. Los horóscopos no eran nada más que tonterías, pero eso no le impidió preguntar.

      –¿Que soy una cabra?

      –Capricornio. Acabas de celebrar tu cumpleaños.

      –¿Y cómo lo sabes?

      Él era el experto en seguridad, el brillante investigador que acosaba a los ciberdelincuentes y mantenía a salvo los datos de sus clientes. Que una desconocida supiera algo tan personal como su fecha de nacimiento hizo que saltaran las alarmas.

      –Me lo dijo Ethan.

      –¿Y por qué haría él algo así?

      –¿Y por qué no? –replicó ella mirándole como si fuera algo evidente–. Le gusta hablar sobre su familia y el hecho de conocer vuestros signos me ayuda a imaginaros a todos. Tú eres Capricornio. Tu madre es Libra. Ella es la pacificadora de la familia. Tu padre es Sagitario. Es hablador y tiende a perseguir sueños imposibles. Ethan es Tauro. Testarudo, fiel y con un lado muy sensual que adora la buena comida.

      Aquel rápido resumen de su familia era tan exacto que las sospechas de Paul alcanzaron niveles aún más altos. Evidentemente, aquella mujer había estado investigando a los Watts con algún nefasto propósito en mente. ¿Qué estaba tramando? Había llegado el momento de seguir con los datos que él conocía.

      –No te quedas mucho tiempo en ningún sitio –dijo, recordando lo que había conseguido sacar sobre ella–. Nueva York, Vermont, Massachusetts, ahora Carolina del Sur… Has estado en todos esos lugares en los últimos doce meses. ¿Por qué?

      En su experiencia, los que se dedicaban a aprovecharse de los demás trabajaban en una zona hasta que las cosas se ponían demasiado caliente. Los movimientos de Lia Marsh encajaban perfectamente con alguien que no tramaba nada bueno. Tal vez era hermosa y poseía una naturaleza dulce y generosa, pero para Paul todo aquello iba en su contra. Conocía de primera mano lo fácilmente que la gente se deja llevar por las apariencias.

      –Soy una nómada. Me gusta la vida en la carretera. Así fue como me crie –dijo mientras СКАЧАТЬ