Название: 1968: Historia de un acontecimiento
Автор: Álvaro Acevedo
Издательство: Bookwire
Жанр: Социология
isbn: 9789588956978
isbn:
Con un acervo documental mucho más amplio que los trabajos citados, la profesora Norma Dolores Riquelme estudia el caso de la Universidad de Córdoba a mediados del siglo XX128. El interés de Riquelme es dar cuenta del acceso de los estudiantes a espacios del gobierno universitario, lucha que se sintetiza en la demanda de cogobierno desde principios del siglo XX, pero que se materializa a mediados de esta centuria. La autora realiza un recorrido por la historia argentina, describiendo los golpes de Estado sucesivos y las luchas por la democracia. Los estudiantes desempeñan un papel importante en esta secuencia narrativa desde la defensa de los ideales liberales a inicios de siglo hasta la asunción de referentes ideológicos hacia la izquierda del espectro político. En el ámbito universitario, Riquelme destaca el trabajo desarrollado por instancias organizativas internas como las asambleas universitarias o los consejos académicos, espacios en donde se dan intensas luchas por conseguir cierta participación en los destinos de la institución. Esta demanda participativa va de la mano de la defensa de la autonomía universitaria en una institución más intervenida por el poder militar129.
En la última década han surgido nuevas investigaciones que tienen por objeto analizar no solo los movimientos estudiantiles, sino también el clima intelectual de izquierda, como es el caso del libro de Carlos Altamirano Peronismo y cultura de izquierda130. Para el autor, el peronismo sigue siendo un actor central durante los diez años siguientes a 1955, que genera divisiones entre dirigentes políticos, grupos y figuras de la élite cultural argentina. A lo largo de 1956 y 1957 surge una serie de duelos simbólicos entre intelectuales, por medio de ensayos polémicos, declaraciones y manifiestos, relativos al peronismo y al significado del movimiento que lo derroca, como el caso de Ernesto Sábato y Jorge Luis Borges. Aunque las fórmulas varían y pueden rivalizar entre sí, en cualquier caso las definiciones que empiezan a gravitar en el discurso revisionista identifican en el peronismo un acontecimiento progresista frente a la dominación oligárquico-imperialista. Después de 1955, la orientación que toma el conjunto de la cultura política de izquierda en Argentina es de ruptura con el legado ideológico del liberalismo y búsqueda de una fusión entre socialismo y nacionalismo que como consecuencia genera el decaimiento del Partido Socialista y el Partido Comunista.
En esta misma línea se ubica el trabajo de Claudio Suasnábar Universidad e intelectuales131, quese interesa también por indagar las transformaciones producidas en el espacio intelectual argentino frente al fenómeno del peronismo, analizando esta vez sus repercusiones en el campo universitario. El autor analiza las distintas posiciones académicas, ideológicas y pedagógicas que se ponen en juego a lo largo del periodo, realizando una interesante comparación de la repercusión del fenómeno en las Universidades de Buenos Aires y La Plata. El autor afirma que el desarrollismo como horizonte ideológico impregna un clima de optimismo que si en los sesenta adopta la forma de un gradualismo reformista, en los setenta deviene en la radicalizada crítica dependentista. La acelerada institucionalización de las ciencias sociales refuerza este optimismo que se expresa en la fascinación por las nuevas tecnologías de intervención social. En estos años dorados de la universidad en Argentina ven la luz nuevas carreras de mucha influencia en el futuro como sociología, psicología y ciencias de la educación. La consolidación de estas nuevas carreras se da en el marco de profundos debates sobre el papel de la universidad y los intelectuales en la construcción del desarrollo pendiente del país después de diez años de peronismo en el poder.
La acelerada peronización de los universitarios y la radicalización de los católicos, además de constituir un capítulo relevante en el proceso de politización de los setenta, también revela otro conjunto de experiencias que, acotado a ciertos recorridos personales o institucionales, plantea diferentes formas de intervención, hasta llegar al borde de la disolución del intelectual y su subsunción en lo político, planteadas por las pedagogías del nacionalismo popular revolucionario. Es interesante señalar que para el autor el nivel de confrontación que caracteriza la cultura política de los setenta, sumado a la fuerte fragmentación de posiciones político-pedagógicas, constituye las principales razones de la débil estructuración del espacio pedagógico, hecho que se manifiesta en una progresiva disolución de las fronteras entre las prácticas académicas y las prácticas político-sociales.
Óscar Terán132 aborda el estudio de la formación de la nueva izquierda intelectual en Argentina entre 1956 y 1966. El trabajo describe una serie de núcleos ideológicos, formados en el campo cultural argentino en el periodo 1956-1966, que son apropiados por un conjunto de intelectuales a los que el autor denomina ‘contestatarios’, ‘críticos’ y ‘denuncialistas’, y en torno los cuales se asiste a la formación de una nueva izquierda intelectual. En Argentina, una preocupación surge en una franja crítica de la cultura nacional de intelectuales, atraídos por las cuestiones sociales y políticas y que toman los desarrollos franceses –la generación de Sartre– como referentes para procesar su propia comprensión de la realidad. Bajo estos parámetros ideológicos nace una franja ‘denuncialista’ decidida a asimilar el contorno que junto con otros sectores del campo intelectual, provenientes de tradiciones diversas, conforman el fenómeno de una cultura crítica. Cabe resaltar que estas novedades no involucran solo a la élite intelectual, sino que se dilatan hasta poder asegurar que se constituye un nuevo público. En este proceso juegan un papel central los aparatos culturales tales como las nuevas editoriales, especialmente Eudeba, la editorial de la Universidad de Buenos Aires.
Claudia Gilman, en su libro Entre la pluma y el fusil133, analiza cómo la pertenencia a la izquierda, a lo largo de los años sesenta y setenta, se convierte en un elemento crucial de legitimidad de la práctica intelectual. En este recorrido por las revistas político-culturales, la crítica y los debates programáticos sobre la función del arte y los intelectuales en la sociedad, la autora hace referencia a la importancia de estudiar la literatura latinoamericana del sesenta, su institucionalización y su emergencia como literatura continental y su consagración en el ámbito mundial. Es precisamente en este periodo cuando esa literatura alcanza su pico máximo de visibilidad y contribuye a rearmar una nueva tradición literaria latinoamericana. Los análisis sobre revistas del periodo expresan el hecho de que la revista político-cultural es un soporte imprescindible para la constitución del escritor en intelectual, puesto que supone la difusión de su palabra en una dimensión pública más amplia.
Hacia 1966-1968 la legitimidad de la figura del intelectual es disputada, ya en favor del intelectual como conciencia crítica de la sociedad y como intelectual-revolucionario; se comienza a cuestionar la legitimidad de la agenda cultural que ha sido productiva y exitosa en la primera mitad de los años sesenta. Cuba muestra la disputa cada vez más evidente por el control de la cultura entre dirigentes revolucionarios e intelectuales, y también de estos últimos entre sí, lo cual modifica radicalmente la idea de la colaboración entre el Estado cubano y sus intelectuales. 1968 es un año partido en dos para la intelectualidad latinoamericana y también para Cuba. La primera mitad marca el clímax de la eufórica alianza entre los intelectuales y la revolución; la segunda, el comienzo de la disolución de esos lazos. El arresto de Heberto Padilla en 1971 por la lectura de Provocaciones en la Unión de Escritores con una visión crítica del régimen de Fidel Castro divide a la comunidad cultural latinoamericana entre castristas y anticastristas, lo que rompe las relaciones personales que unen a la familia intelectual. Para Gilman, a finales de la década del sesenta e inicios del setenta el declive de la novela en el campo literario se da tras la fractura de la familia intelectual. Las propuestas revolucionarias exigen un arte trabajado por los acontecimientos, hecho idealmente por todos y para todos. Se generaliza entre el grupo antiintelectualista una apuesta por nuevos formatos y géneros literarios como el testimonio, la poesía y la canción de protesta. La historia de los intelectuales latinoamericanos de la época pasa de la euforia a la depresión, no solo porque muchas de las expectativas que guían la intervención de los intelectuales se desdibujan, sino también porque el futuro imaginado para la sociedad en su conjunto se da de bruces con un escenario que la mayoría de los intelectuales no imagina.
СКАЧАТЬ