El dulce reato de la música. Alejandro Vera Aguilera
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СКАЧАТЬ «licencias» en relación con las reglas tradicionales.251 Sin embargo, en los tonos humanos de mediados del siglo XVII las disonancias más chocantes solían emplearse cuando en el texto había un oxímoron (vida y muerte, luz y oscuridad, etc.),252 práctica que probablemente era transmitida directamente de maestro a discípulo, pues no se halla normada en ninguno de los tratados en lengua castellana del período. Si bien la creencia ciega en el control de los afectos fue cayendo en descrédito a finales del siglo XVII, a medida que la fisiología moderna demostraba que un mismo estímulo auditivo podía generar reacciones muy distintas en un individuo u otro,253 en la Península Ibérica y las colonias americanas continuó siendo un objeto de preocupación para los compositores por lo menos hasta comienzos del siglo XIX; de hecho, en su tratado Arte explicada de contraponto, André da Silva Gomes (1752-1844), compositor portugués afincado en Brasil, aún defendía la necesidad de instruirse en la «Facultade Retórica» para estructurar mejor la composición.254 Por tanto, resulta de interés identificar las estrategias empleadas por Ripa para la representación musical del texto en las distintas secciones de la obra y verificar si estas incluyen algunos de los procedimientos desarrollados por la retórica musical.

      La introducción comienza con tresillos repetidos en las cuerdas y el continuo, los cuales representan, de forma alegórica,255 la tempestad enunciada en el título de la obra (ejemplo 8).

      Ejemplo 8: Inicio de Cruel tempestad deshecha de Antonio Ripa. (Fuente: ACS 268).

      Poco después, los ritmos incisivos que inician el canto contribuyen a dar un énfasis dramático a la palabra «cruel», lo que se incrementa al repetirse esta en tres ocasiones y cada vez en un registro más agudo256 (ejemplo 9).

      Ejemplo 9: Cruel tempestad deshecha de Antonio Ripa, cc. 22-28. (Fuente: ACS 268).

      Esta atmósfera cambia radicalmente cuando el coro canta «está el mundo padeciendo» (c. 30), pues lo hace con movimientos melódicos descendentes, graduales y con retardos (ejemplo 10), en medio de una textura imitativa que pareciera rememorar el estilo polifónico tradicional. Este vínculo con la tradición se manifiesta también en la relación texto-música, pues la representación del lamento por medio de melodías descendentes constituía una convención de larga data en la música de España y el resto de Europa.257

      Ejemplo 10: Cruel tempestad deshecha de Antonio Ripa, cc. 30-38. (Fuente: ACS 268).

      Lo mismo puede decirse del efecto del suspiro (cc. 69-76), que acompaña al texto «que espiramos, que fallecemos» (ejemplo 11), ya que puede encontrarse en la ópera italiana de comienzos del siglo XVII.258

      El estribillo comienza con una introducción instrumental en la que la música emprende un curso frenético, dado por la predominancia de ritmos rápidos (principalmente galopas) que parecen representar el estado de ansiedad en el que el mundo se encuentra. Sin embargo, llama la atención un pasaje totalmente contrastante (cc. 98-103), en la tonalidad de la dominante (re mayor), en el que un mismo motivo se ejecuta en tres ocasiones consecutivas sobre un pedal del bajo. Este pasaje se reitera algunos compases después en la tonalidad principal (cc. 115-120) y, aún sin comprender del todo su significado, puede intuirse que su estatismo sugiere un estado emocional opuesto al del comienzo.

      Ejemplo 11: Cruel tempestad deshecha de Antonio Ripa, cc. 69-76. (Fuente: ACS 268).

      Lo anterior se ve confirmado cuando comienza a cantar el coro (c. 129), pues lo hace con los mismos motivos iniciales y sobre un texto que invita a calmar el estado de ansiedad predominante («Calmen, calmen las ansias»). Pero entonces reaparece el pasaje contrastante de la introducción (cc. 165-172), con dos diferencias importantes: el motivo se ejecuta ahora en cuatro ocasiones en lugar de tres, y puede comprenderse mejor la razón del contraste afectivo gracias al texto: «pues limpia y pura, por privilegio, de culpa y mancha...».259 En otras palabras, el estatismo en la música se explica por tratarse de la primera alusión explícita al dogma de la Inmaculada Concepción y representa brillantemente la tranquilidad que conlleva su aceptación por parte del creyente (ejemplo 12).

      Más convencional resulta el empleo de un salto disonante (o saltus duriusculus) en el texto «que al mísero viviente...» (cc. 211-214), procedimiento que parece relacionarse con la presencia de un oxímoron, tal como ocurría en los tonos humanos del siglo XVII. Esto parece confirmar que la dualidad no solo caracterizaba al mundo colonial, sino que interesaba a los sujetos coloniales, incluyendo a los compositores (ejemplo 13).

      Pero, más adelante, Ripa retoma un lenguaje más moderno, pues emplea una progresión modulante -es decir la inestabilidad tonal- para representar el «total desasosiego» del texto (cc. 220-229) -inestabilidad emocional-, algo que solo es posible en una música inmersa en el lenguaje tonal de mediados del siglo XVIII (ejemplo 14).

      En el hermoso recitativo y aria que sigue, Ripa hace uso de un recurso propio de la ópera barroca, el cual era utilizar melismas virtuosíticos para destacar los conceptos más importantes -en este caso la palabra «concepción»-.260 Esto ocurre en dos ocasiones (cc. 387 y 448), la primera de las cuales concluye con un espectacular salto de duodécima261 (cc. 393-394) que, junto con llevar al solista al límite de sus recursos técnicos, representa la magnitud del dogma (ejemplo 15).

      Ejemplo 12: Cruel tempestad deshecha de Antonio Ripa, cc. 165-172. (Fuente: ACS 268).

      Ejemplo 13: Cruel tempestad deshecha de Antonio Ripa, cc. 210-217. (Fuente: ACS 268).

      Ejemplo 14: Cruel tempestad deshecha de Antonio Ripa, cc. 218-224. (Fuente: ACS 268).

      Ejemplo 15: Cruel tempestad deshecha de Antonio Ripa, cc. 386-395. (Fuente: ACS 268).

      En síntesis, Ripa es capaz de combinar recursos de representación tomados de la retórica musical del siglo XVII con otros más propios del lenguaje tonal de su tiempo, en una síntesis entre tradición y modernidad que resulta no solo de gran belleza, sino también de gran interés histórico. Al apelar a convenciones que a todas luces eran conocidas por el público de la época, es posible inferir que la obra tuvo un gran impacto en el contexto de la fiesta y contribuyó efectivamente a recrear las atmósferas del texto original. Pero no solo eso: aunque fuera pensada para oyentes de mediados del siglo XVIII, Cruel tempestad resulta comprensible y atractiva para los oyentes actuales -o al menos para quien escribe.

      Otro aspecto interesante de Cruel tempestad deshecha es que se vincula claramente con la ópera barroca, por el empleo de procedimientos musicales como los melismas ya apuntados o la figura del suspiro, entre otros. Este vínculo no es casual, pues ya se ha visto que el villancico absorbió los distintos géneros y estilos en boga durante su larga vida; pero, además, el villancico siempre tuvo en algún grado un carácter parateatral, no solo por referir con frecuencia a piezas profanas cantadas СКАЧАТЬ