Название: E-Pack HQN Victoria Dahl 1
Автор: Victoria Dahl
Издательство: Bookwire
Жанр: Языкознание
Серия: Pack
isbn: 9788413756462
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Tomó el teléfono móvil y las llaves, y se detuvo de camino a la puerta para recoger también un bastón de acero. Había visto demasiados ataques de puma y de oso en su vida como para no ser precavido. La primavera era más peligrosa que el otoño, pero no había motivo para ser descuidado.
Descuidado. Así había sido al ver a Molly en el supermercado, como si fuera una visión salida de su sueño más embarazoso. Ben hizo una mueca y comenzó a correr a toda velocidad sin hacer un calentamiento previo. Ya estaba lo suficientemente caliente. Se había ruborizado como si fuera una colegiala al verla. Otro momento mortificante con Molly Jennings.
Sin embargo, él ya no era un chico de veintidós años. Y ella tampoco tenía diecisiete. Tenía un aspecto fresco, natural y maduro, con una coleta, unos pantalones de algodón y una camiseta ajustada de color azul.
Dios, cuánto le gustaban los pantalones de algodón. Seguramente era algo extraño, pero parecía que siempre se adaptaban perfectamente al trasero de una mujer. Era una suerte que no hubiera tenido la visión del trasero de Molly en el supermercado, porque el resto había sido más que suficiente.
Ben subió por la cuesta inclinada que estaba al final de la carretera y tomó un sendero bien trillado. Casualmente, aquel sendero seguía el risco que había detrás de la casa de Molly, pero era su ruta favorita y no iba a cambiarla solo para evitarla a ella. Y si, por casualidad, miraba hacia las ventanas traseras al pasar, eso era algo natural. Era lógico que tuviera curiosidad. Habían sido amigos, o por lo menos, él siempre había estado a su alrededor cuando eran jóvenes. Y claro, a él le parecía que era una adolescente monísima, pero también era la hermana pequeña de su mejor amigo. Estaba completamente prohibida. Ahora ya tenía veintisiete años, pero seguía estando completamente prohibida.
Él no salía con mujeres que vivieran en Tumble Creek. Demasiados cotilleos, demasiadas complicaciones. Si había algo peor que ser amantes en un pueblo, era ser examantes. La definición de enredo. Así pues, Ben salía con mujeres de fuera del pueblo, y como la mitad de las carreteras estaban cerradas durante el invierno, las aventuras que tenía eran de temporada.
Molly iba a estar allí todo el año. O tal vez no. Tal vez solo se quedara durante el invierno. Tal vez solo se quedara unos cuantos meses y después se marchara para otros diez años.
Aquella década en Denver había sido buena para ella. Estaba esbelta pero no delgaducha, con curvas y firmeza en los lugares adecuados. Y sus ojos verdes seguían brillando tanto como él recordaba. Tenía más seguridad. Parecía que sabía más de la vida.
Ben siguió ascendiendo por el camino. Llegó al punto en que el sendero se bifurcaba; uno de los ramales llevaba de nuevo a la calle, y el otro hacia un punto más alto que ofrecía la vista del amplio valle que había al oeste del pueblo. Continuó hacia el mirador mientras intentaba quitarse a Molly de la cabeza.
Estaba a punto de llegar cuando sonó su teléfono.
—Aquí Lawson —dijo.
—Jefe —respondió su secretaria, recepcionista y telefonista—. Soy Brenda. ¿Está en casa?
—No, ¿por qué?
—Tenemos un pequeño problema. Andrew está en casa de los Blackmound, ayudando a reunir unas reses que se han escapado a través de la valla, y se ha quedado atascado un camión de mudanzas en Main Street. El coche de Jess Germaine está en medio, y él no responde cuando llamamos a la puerta.
Ben gruñó y aminoró la velocidad. Seguramente, aquel problema ya se habría resuelto cuando él bajara del risco, pero claro, si Jess estaba durmiendo la mona…
—Está bien. Estaré allí en veinte minutos. Llámame si aparece Jess.
—De acuerdo. No sé qué hace un camión de la mudanza ahí.
Él se puso tenso. Gracias a Dios que nadie conocía su breve historia con Molly, o habría murmuraciones de deleite por todo el pueblo.
—Ha vuelto Molly Jennings —explicó.
Y ya estaba causando problemas. Aquel iba a ser un invierno condenadamente largo.
Incluso después de llevar unas cuantas semanas vacía, la casa de la tía Gertie seguía impecablemente limpia. No había polvo ni pelusas por ningún sitio.
Y, seguramente, nunca volvería a estar así. Molly miró bien a su alrededor antes de desempaquetar su ordenador y colocarlo en un escritorio del comedor.
No tenía una mesa grande, ni sillas. Aunque su loft de Denver era lo que ella quería, tenía un tamaño pequeño. Así que el comedor de la tía Gertie ya no era un comedor, sino que se había convertido en el despacho de Molly. Su tía se habría quedado horrorizada.
Dejo mi hogar a mi sobrina nieta, Molly Jennings, con la esperanza de que abandone su desagradable vida de ciudad y retome el camino de Dios en el campo, lugar al que pertenece.
Molly sonrió y agitó la cabeza. Oh, claro que había vuelto al campo, pero había llevado consigo su desagradable vida de ciudad.
Encendió el ordenador y sonrió todavía más. Su trabajo se había visto interrumpido en Denver, a causa del estrés y la ansiedad constantes, pero allí… allí ya estaba recuperando la inspiración.
El misterio de cómo se ganaba la vida iba a adquirir una nueva dimensión allí en el pueblo, pero ella ya se había preparado. Y todos los cotilleos y las especulaciones merecerían la pena si Ben Lawson resultaba ser una musa tan maravillosa como había sido diez años antes. Sí, claro que sí.
Puso unas cuantas cosas en el escritorio y después abrió un documento nuevo. Sintió un cosquilleo en el estómago, que le recordó la alegría que le proporcionaba su trabajo hasta hacía seis meses. No era tan bueno como las relaciones sexuales, pero casi.
Su buen humor incipiente decayó al oír el sonido del móvil. Rebuscó el teléfono por su bolso y soltó un gruñido al ver quién llamaba.
—Magnífico.
Podría ignorarlo, pero él llamaría de nuevo. Y después llamaría otro. Y al final, llamaría Cameron.
Molly respondió sin molestarse por disimular su impaciencia.
—¿Qué?
—¡Hola, Molly! ¡Soy Pete!
—Ya lo sé.
—¿Cómo estás?
—Bien.
—¿De verdad te vas a quedar a vivir en las montañas? Espero que no. Durante el invierno es muy peligroso conducir por allí.
—Me he venido a vivir aquí, Pete. Ya está hecho.
—Ya veremos lo que piensas después de un largo y frío invierno.
Molly soltó un gruñido.
—Sé que solo soy una mujer indefensa e idiota, pero me crié aquí. Durante dieciocho años СКАЧАТЬ