Название: La idea de una universidad
Автор: John Henry Newman
Издательство: Bookwire
Жанр: Документальная литература
isbn: 9789561425644
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Pese a la notabilidad de su persona y de su obra, este autor inglés es aún poco conocido en el mundo de habla hispana. El contundente contenido académico de sus escritos, puede hoy contribuir a enriquecer el sistema educativo, de tal modo que se valore la adquisición del conocimiento como un fin que contribuye al desarrollo del pensamiento sin que necesariamente proporcione una recompensa inmediata de este arte.
Sus ideas de avanzada para la época, poco comprendida entonces pero tan evidente hoy, le causaron grandes incomprensiones por quienes no entendieron su concepción de vanguardia e incluso por los mismos que le habían asignado la tarea de la fundación de la universidad de Dublín. Sin embargo, han trascendido y la entendemos ahora cuando discutimos muchos de los temas abordados por Newman, que conservan una sorprendente vigencia en nuestros días, tal como en el momento de su publicación. A pesar de la brecha de 150 años que nos separan, numerosas temáticas tratadas en sus discursos resuenan aún con pleno vigor. Si bien su noción de universidad era en esencia católica, la mayoría de los puntos con que argumenta son de aplicación universal, como ha demostrado el respeto y reconocimiento de esta obra en muy variados contextos universitarios
Newman, insaciable buscador de la verdad y fiel seguidor de la conciencia, no se dejó disuadir por las muchas dificultades que encontró su novedoso planteamiento. Desde su santidad y lucidez intelectual, excedió las aspiraciones académicas de su tiempo y con sus cualidades y sobresaliente categoría, fue mas allá de la mera actividad académica, la que puso al servicio de una realidad aún más sublime: la búsqueda de Dios.
Prefacio
IDEAS CLAVES
Definición de universidad – Relación de la universidad con la Iglesia – Motivo del Papa para fundar una universidad – Búsqueda de la buena formación intelectual para la juventud católica – Definición del verdadero cultivo de la mente por medio de la educación liberal – Beneficios del ejercicio y formación del intelecto
En estos discursos se concibe la universidad como un lugar donde se enseña conocimiento17 universal, lo que significa que su objetivo es, por una parte, intelectual y no moral, y por otra, la difusión y expansión del conocimiento por sobre el progreso. Si su meta fuera exclusivamente el descubrimiento científico y filosófico, no habría necesidad de tener estudiantes, y si fuera solo la formación religiosa,18 ni la ciencia ni la literatura serían necesarias.
Esta formación es la esencia de una universidad, la que, independiente de su relación con la Iglesia, no podría alcanzar por completo su objetivo sin su ayuda. Necesita de la Iglesia para su integridad;
Estos son los principios sobre los que argumentaré en los discursos a continuación, pero sin llegar a tratarlos con la profundidad necesaria. No obstante, antes de comenzar, les pregunto en primer lugar a los católicos19: ¿Cuál es la razón de la Santa Sede para recomendar la fundación de una universidad católica? ¿La ha recomendado el Papa por el valor de las ciencias en sí mismas, o por el bien de los estudiantes que recibirán esta enseñanza? ¿Se siente comprometido con el conocimiento de temas terrenales? ¿Debiera la Iglesia involucrarse en temas humanos como la teoría de la gravedad o el electromagnetismo? ¿Será que los logros intelectuales solo le interesan en relación con la Verdad Revelada? ¿No se estará distrayendo con estos temas a pesar de ser tan bellos, ingeniosos o útiles?
“La Iglesia se regocija en el más amplio y filosófico de todos los sistemas de educación intelectual, pues está íntimamente convencida de que la Verdad es su auténtica aliada.”
Claramente no. Todo lo que la Iglesia hace es en busca del bien, y si ve con buenos ojos los gobiernos temporales y si promueve y patrocina el arte o la ciencia, es porque ellos también buscan el bien que persigue la religión. La Iglesia se regocija en el más amplio y filosófico de todos los sistemas de educación intelectual, pues está íntimamente convencida de que la verdad es su auténtica aliada, así como cree que la razón y el conocimiento indudablemente son los ministros de la fe.
Cuando el Papa pide a la autoridad irlandesa que establezca una universidad, su objetivo no es la ciencia, ni el arte, ni la habilidad profesional, ni el desarrollo del conocimiento por sí mismo, sino más bien la búsqueda, mediante la literatura y las ciencias, de la formación de hábitos tanto morales como intelectuales; y la Iglesia no puede aspirar a menos que eso.
Al igual que un comandante requiere soldados bien formados y vigorosos no solo por devoción hacia el estándar militar, sino también para que estén bien preparados para la guerra, la Iglesia funda una universidad no solo en busca de talento, genio o conocimiento, sino que lo hace por el bien de sus hijos. Lo hace porque procura su bienestar espiritual y provecho religioso, con el fin de capacitarlos para que sean útiles e influyentes, para que cumplan sus respectivos oficios de la mejor manera, como miembros más inteligentes, capaces y activos de la sociedad.
Con esto, la Iglesia no sacrifica las ciencias, como tampoco se le puede acusar de servirse de la universidad para cumplir su deber misionero. Eso sería pervertir la misión misma de una universidad, que no busca convertir a sus estudiantes en gentleman,20 ni tampoco proteger los intereses o expandir los dominios de la ciencia.
El gran objetivo que persigue la Santa Sede en la fundación de una universidad católica es que los católicos gocen de ventajas similares a las de los estudiantes ingleses con respecto al cultivo del intelecto, sin tener que recurrir a universidades protestantes.21 Sabemos que los católicos de estas islas, por siglos, han sido privados de una educación que les permita acceder a una formación intelectual y social como la de sus pares protestantes, y con la fundación se busca revertir tal tendencia y entregarles esta enseñanza desde la perspectiva católica.
¿Qué ganamos con una universidad católica? Insisto: el cultivo del intelecto. De esta manera, no pretendemos solo formar los modales y hábitos de una persona educada, sino además la fuerza, disciplina, rectitud y versatilidad del intelecto, el dominio sobre sí mismo, y la claridad de juicio sobre lo que acontece. Si bien algunos podrán contar con este don por naturaleza, lo normal será adquirirlo con años de esfuerzo. Este es el verdadero cultivo de la mente.
Por cierto, la educación que planteo se manifiesta en los buenos modales y en el correcto hablar, pero va mucho más allá; pone la mente en forma. Cuando esta ha sido formada de ese modo, concibe una comprensión conectada de las cosas que permitirá a cada individuo desplegar todas sus capacidades, y quienes han recibido dicha formación académica se caracterizan por todo lo anterior, como también por su mesura, sensatez y franqueza. En algunos casos, el intelecto los llevará a emprender en los negocios y a influir de manera positiva en otras áreas, mientras que en otros suscitará el talento de la especulación filosófica y estimulará el razonamiento hacia la consecución de un conocimiento superior en un área intelectual específica. En tal caso, estará preparado para retomar con facilidad cualquier tema de estudio y para desempeñarse con aptitud en cualquier profesión o área científica.
“La educación que planteo se manifiesta en los buenos modales y en el correcto hablar, pero va mucho más allá; pone la mente en forma.”
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