Viage al Parnaso La Numancia y El Trato de Argel. Miguel de Cervantes Saavedra
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Название: Viage al Parnaso La Numancia y El Trato de Argel

Автор: Miguel de Cervantes Saavedra

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия:

isbn: 4057664170002

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СКАЧАТЬ Ni mortal caminante lo rehusa.

       Suele, tal vez ser tan ligera, como

       Va por el aire el aguila, ó saeta,

       Y tal vez anda con los pies de plomo.

       Pero para la carga de un poeta,

       Siempre ligera, qualquier bestia puede

       Llevarla, pues carece de maleta.

       Que es caso ya infalible, que aunque herede

       Riquezas un poeta, en poder suyo

       No aumentarlas, perderlas le sucede.

       Desta verdad ser la ocasion arguyo,

       Que tu, ó gran padre Apolo, les infundes

       En sus intentos el intento tuyo.

       Y como no le mezclas ni confundes

       En cosas de agibilibus rateras,

       Ni en el mar de ganancia vil le hundes;

       Ellos, ó traten burlas, ó sean veras,

       Sin aspirar á la ganancia en cosa,

       Sobre el convexo van de las esferas:

       Pintando en la palestra rigurosa

       Las acciones de Marte, ó entre las flores

       Las de Venus mas blanda y amorosa.

       Llorando guerras, ó cantando amores

       La vida como en sueño se les pasa,

       O como suele el tiempo á jugadores.

       Son hechos los poetas de una masa

       Dulce, süave, correosa y tierna,

       Y amiga del hogar de agena casa.

       El poeta mas cuerdo se gobierna

       Por su antojo valdio y regalado,

       De trazas lleno, y de ignorancia eterna.

       Absorto en sus quimeras, y admirado

       De sus mismas acciones, no procura

       Llegar á rico, como á honroso estado.

       Vayan pues los leyentes con letura,

       Qual dice el vulgo mal limado y bronco,

       Que yo soy un poeta desta hechura.

       Cisne en las canas, y en la voz un ronco

       Y negro cuervo, sin que el tiempo pueda

       Desbastar de mi ingenio el duro tronco:

       Y que en la cumbre de la varia rueda

       Jamas me pude ver solo un momento,

       Pues quando subir quiero, se está queda.

       Pero por ver si un alto pensamiento

       Se puede prometer feliz suceso,

       Seguí el viage á paso tardo y lento.

       Un candeal con ocho mis de queso

       Fue en mis alforjas mi reposteria,

       Util al que camina, y leve peso.

       A dios dixe á la humilde choza mia,

       A dios, Madrid, á dios tu, prado, y fuentes

       Que manan nectar, llueven ambrosía.

       A dios, conversaciones suficientes

       A entretener un pecho cuidadoso,

       Y á dos mil desvalidos pretendientes.

       A dios, sitio agradable y mentiroso,

       Do fueron dos gigantes abrasados

       Con el rayo de Jupiter fogoso.

       A dios teatros publicos, honrados

       Por la ignorancia que ensalzada veo

       En cien mil disparates recitados.

       A dios de S. Felipe el gran paseo,

       Donde si baxa, ó sube el Turco galgo,

       Como en gaceta de Venecia leo.

       A dios, hambre sotil de algun hidalgo,

       Que por no verme ante tus puertas muerto,

       Hoy de mi patria, y de mi mismo salgo.

       Con esto poco á poco llegué al puerto,

       A quien los de Cartago dieron nombre,

       Cerrado á todos vientos y encubierto.

       A cuyo claro y singular renombre

       Se postran quantos puertos el mar baña,

       Descubre el sol, y ha navegado el hombre.

       Arrojose mi vista á la campaña

       Rasa del mar, que truxo á mi memoria

       Del heroyco D^n Juan la heroyca hazaña.

       Donde con alta de soldados gloria,

       Y con proprio valor y airado pecho

       Tuve, aunque humilde, parte en la vitoria.

       Alli con rabia y con mortal despecho

       El Otomano orgullo vió su brio

       Hollado y reducido á pobre estrecho.

       Lleno pues de esperanzas, y vacio

       De temor, busqué luego una fragata,

       Que efetuase el alto intento mio.

       Quando por la, aunque azul, liquida plata

       Ví venir un bagel á vela y remo,

       Que tomar tierra en el gran puerto trata.

       Del mas gallardo, y mas vistoso estremo

       De quantos las espaldas de Neptuno

       Oprimieron jamas, ni mas supremo.

       Qual este nunca vió bagel alguno

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