Viage al Parnaso La Numancia y El Trato de Argel. Miguel de Cervantes Saavedra
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Название: Viage al Parnaso La Numancia y El Trato de Argel

Автор: Miguel de Cervantes Saavedra

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия:

isbn: 4057664170002

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СКАЧАТЬ del vulgo, suprimiendo las que verdaderamente eran de él, ò transformandolas en un todo. Pero como los defectos de la del Trato de Argel, que Cervantes reconoce por suya, y de la qual dice se recitó con general aplauso, certifican de las irregularidades de las que despues él mismo dió à la estampa, se infiere que Cervantes no compuso sus comedias con el fin que le supone el mencionado Anonimo, que quiere hallar en ellas mas ingenio y artificio que el que tienen; y que por consiguiente no es admisible el arbitrio que escogitó el Abate Lampillas, aunque nacido de buen zelo por conservar la fama del autor de D. Quixote. Lo primero, porque él mismo se declara autor de ellas en la dedicatoria al Conde de Lemos, y en el prologo: y el estilo y discurso de ambas composiciones no permite sospechar que sean de otra pluma: lo segundo, porque no es creible que ninguno tubiese el atrevimiento de prohijar al verdadero autor à vista suya, unas obras agenas en lugar de las suyas propias; y quando asi hubiese sucedido, parece imposible que no se hubiese vindicado de semejante supercheria, habiendo sobrevivido à la publicacion mas de un año. Antes se infiere y se comprueba con estas comedias la doctrina del Doctor Juan Huarte alegada por el ingenioso P. Vicente de los Rios en la Vida de Miguel de Cervantes Saavedra: que para la aplicacion de los ingenios se debe examinar, no solo la ciencia que se adequa mas à cada uno, sino tambien si se acomoda mejor à la teorica que à la practica de aquella ciencia: porque estas requieren por lo comun, diferente indole de ingenio. En Cervantes, prosigue Rios, se verificó plenamente esta observacion. Nunca acertó à componer comedias, y poseia perfectamente su teorica, como lo acreditan muchos lugares de sus obras, y especialmente el Coloquio entre el Cura y el Canonigo de Toledo, que inserta en la primera parte de D. Quixote. Por los defectos expuestos del Trato de Argel, se puede hacer algún juicio de la Numancia, aunque es algo mas regular.

       Índice

       CAPITULO I.

       Índice

      Un quidam caporal Italiano,

       De patria Perusino á lo que entiendo,

       De ingenio Griego, y de valor Romano,

       Llevado de un capricho reverendo,

       Le vino en voluntad de ir á Parnaso,

       Por huir de la corte el vario estruendo.

       Solo y á pie partióse, y paso á paso

       Llegó donde compró una mul antigua

       De color parda, y tartamudo paso:

       Nunca á medroso pareció estantigua

       Mayor, ni menos buena para carga,

       Grande en los huesos, y en la fuerza exigua:

       Corta de vista, aunque de cola larga,

       Escrecha en los hijares, y en el cuero

       Mas dura que lo son los de una adarga.

       Era de ingenio cabalmente entero,

       Caia en qualquier cosa facilmente

       Asi en Abril, como en el mes de Enero.

       Enfin sobre ella el poeton valiente

       Llegó al Parnaso, y fue del rubio Apolo

       Agasajado con serena frente.

       Contó, quando volvió el poeta solo

       Y sin blanca á su patria, lo que en vuelo

       Llevó la fama deste al otro polo.

       Yo que siempre trabajo y me desvelo

       Por parecer que tengo de poeta

       La gracia, que no quiso darme el cielo:

       Quisiera despachar á la estafeta

       Mi alma, ó por los aires, y ponella

       Sobre las cumbres del nombrado Oeta.

       Pues descubriendo desde alli la bella

       Corriente de Aganipe, en un saltico

       Pudiera el labio remojar en ella:

       Y quedar del licor süave y rico

       El pancho lleno: y ser de alli adelante

       Poeta ilustre, ó al menos manifico.

       Mas mil inconvenientes al instante

       Se me ofrecieron, y quedó el deseo

       En cierne, desvalido, é ignorante.

       Porque en la piedra que en mis hombros veo,

       Que la fortuna me cargó pesada,

       Mis mal logradas esperanzas leo.

       Las muchas leguas de la gran jornada

       Se me representaron que pudieran

       Torcer la voluntad aficionada,

       Si en aquel mismo instante no acudieran

       Los humos de la fama á socorrerme,

       Y corto y facil el camino hicieran.

       Dixe entre mí: si yo viniese á verme

       En la dificil cumbre deste monte,

       Y una guirnalda de laurel ponerme;

       No envidiaria el bien decir de Aponte,

       Ni del muerto Galarza la agudeza,

       En manos blando, en lengua Radamonte.

       Mas como de un error siempre se empieza,

       Creyendo á mi deseo, di al camino

       Los pies, porque di al viento la cabeza.

       Enfin sobre las ancas del destino,

       Llevando á la eleccion puesta en la silla

       Hacer el gran viage determino.

       Si esta cavalgadura maravilla,

       Sepa el que no lo sabe, que se usa

       Por todo el mundo, no solo en Casulla.

       Ninguno tiene, ó puede dar escusa

       De no oprimir desta gran bestia el lomo,

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