Название: El misterio de Riddlesdale Lodge
Автор: Дороти Ли Сэйерс
Издательство: Aegitas
Серия: Лорд Питер Уимзи
isbn: 9780369411174
isbn:
– No te preocupes… Ya lo he encontrado yo. Tropezó con una raíz.
– ¡Maldita sea! – exclamó con rabia lord Peter, irguiéndose —. El cuerpo humano no está hecho para esta labor de perro pachón. Si se pudiera andar a cuatro patas y se tuviesen ojos en las rodillas, sería mucho más práctico.
– Estoy completamente de acuerdo contigo – dijo Parker —. Mira: aquí tenemos ya la tapia del parque.
– Y por aquí fue por donde la franqueó – respondió lord Peter, señalando con el dedo un lugar donde las puntas de hierro que coronaban la empalizada estaban rotas —. Y aquí es donde se arrojó. Se ven las marcas de sus tacones, de sus manos y de sus rodillas. ¡Hum! Ayúdame a izarme, viejo. ¡Gracias! La brecha es antigua. El propietario de esta finca debería cuidar mejor sus tapias. El otro se habrá destrozado, por lo menos, el impermeable. Veo en estas puntas algunos trozos de su Burberry. Al otro lado de la tapia hay un foso profundo en donde voy a dejarme caer.
El ruido de una caída anunció que Peter había puesto en práctica su proyecto. Parker, al verse abandonado, miró a su alrededor y, al darse cuenta que la verja de entrada se hallaba solamente a unos cien metros echó a correr hacia ella y buscó a Hardraw, el guardabosque, el cual salió amablemente a abrirle.
– A propósito – le dijo Parker —, ¿descubrió usted algún indicio de que hubiera cazadores furtivos por este lugar el miércoles por la noche?
– En absoluto – respondió el hombre —. Ni siquiera un conejo muerto. Reconozco que milady se equivocó. Me apuesto a que el tiro que yo oí fue el que mató al capitán.
– Seguramente – dijo Parker —. ¿Sabe usted desde cuando están rotas las puntas de hierro de la empalizada?
– Desde hace un mes o dos. Ya deberían estar reparadas; pero el obrero que tenía que hacerlo se puso enfermo.
– Supongo que la verja se cierra con llave por las noches, ¿verdad?
– Sí.
– Si alguien deseara entrar, tendría que despertarle a usted, ¿no?
– Sí.
– ¿No ha visto usted rondando a lo largo de la empalizada a algún sospechoso el miércoles pasado?
– No, señor; tal vez mi mujer viera algo… ¡Eh, ven aquí!
Mistress Hardraw, llamada de tal forma, apareció en la puerta del cottage con un niño agarrado a sus faldas.
– ¿El miércoles? – preguntó —. No, no vi a nadie. Estoy siempre pendiente de los vagabundos. Este lugar es muy solitario… ¿El miércoles?.. Ahora recuerdo que ese fue el día que vino aquel joven en motocicleta.
– ¿Un joven en motocicleta?
– Dijo que había pinchado y me pidió un cubo con agua.
– ¿Fue eso todo lo que dijo?
– Preguntó cuál era el nombre de la propiedad y el de su dueño.
– ¿Le dijo usted que aquí vivía el duque de Denver?
– Sí, señor; y dijo que suponía que habría mucha gente reunida aquí para la caza.
– ¿Indicó adónde se dirigía?
– Me dijo que venía de Weirdale y que iba a hacer un recorrido por todo Cumberland.
– ¿Cuánto tiempo estuvo aquí?
– Una media hora. Cuando terminó de arreglar la rueda, puso en marcha la moto y le vi alejarse hacia King's Fenton.
Señaló con el dedo hacia la derecha, donde se veía a lord Peter gesticulando en el centro de la carretera.
– ¿Qué clase de hombre era?
Como la mayoría de la gente, mistress Hardraw carecía de precisión. Creía que era bastante joven, más bien alto que bajo, ni rubio ni moreno, y con una pelliza larga de esas que usan los motoristas, con cinturón.
– ¿Era un caballero?
Mistress Hardraw titubeó y míster Parker clasificó, mentalmente, al desconocido como individuo de la clase media.
– ¿Observó, por casualidad, la matrícula de la moto?
– No. Pero me di cuenta de que tenía sidecar.
Las gesticulaciones de lord Peter se hacían más violentas, y Parker se apresuró a reunirse con él.
– ¡Date prisa, vago! – exclamó lord Peter, injustamente —. Este foso es magnífico.
Desde un foso como este,
cuando la brisa acariciaba los árboles
y no hacían ruido; desde un foso como este
nuestro amigo, al parecer, escaló las murallas de Troya
y puso sus plantas sobre el herbáceo campo.
¡Mira mis pantalones!
– Es difícil escalar por este lado – opinó Parker.
– Sí. Puso el pie en esta hendidura y una mano en lo alto de la empalizada para izarse. Calzado Cuarenta y dos tiene una estatura, una fuerza y una agilidad excepcionales. A mí me ha sido imposible hacerlo y mido un metro setenta y cinco… ¿Quieres intentarlo tú?
Parker tenía un metro ochenta y dos, pero apenas llegaba con la mano a lo alto de la tapia.
– Lo haría si estuviera en plena forma, por un motivo adecuado… o tras un estimulante adecuado.
– ¡De acuerdo! – exclamó Peter —. Así, pues, deducimos de esto que Calzado Cuarenta y dos tiene estatura y fuerza excepcionales.
– Sí – respondió Parker —. Es un poco desafortunado que, hace un instante, llegáramos a la conclusión de que era bajo y débil.
– Tienes razón. Como bien dices, es un poco desafortunado… que lo creyéramos.
– Ahora sabemos ya a qué atenernos. ¿Y no tendría un cómplice que le echara una mano o le ayudara a izarse?
– No, porque ese cómplice no tendría entonces pies ni nada para sostenerle – respondió lord Peter, señalando las dos solitarias huellas de los zapatos de Calzado Cuarenta y dos —. A propósito, ¿cómo en la oscuridad se dirigió directamente hacia el sitio en que no había puntas de hierro? Diríase que es de la vecindad o que reconoció el terreno por adelantado.
– En apoyo de tal hipótesis, voy a hablarte de la agradable conversación que acabo de sostener con mistress Hardraw – dijo Parker.
– ¡Caramba! – exclamó Wimsey al final del relato —, eso es interesante. Será preciso que hagamos investigaciones en Riddlesdale y King's Fenton. Mientras tanto, ya sabemos de dónde venía Calzado СКАЧАТЬ