Dilema de los innovadores (Nueva edición). Clayton M. Christensen
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СКАЧАТЬ sus clientes, la gerencia de programación de Seagate disminuyó su estimación de ventas de unidades de 3,5 pulgadas, y los ejecutivos de la firma procedieron entonces a cancelar el programa. El razonamiento en el que se basaron para adoptar su decisión fue que los mercados para las unidades de disco de 5,25 pulgadas eran más grandes, y que las ventas que se generarían si se les dedicaban los esfuerzos de ingeniería aportarían mayores ingresos.

      En perspectiva, parecería que los ejecutivos de Seagate interpretaron el mercado –al menos a su propio mercado– con suma precisión. Sus clientes, que disponían de aplicaciones ya establecidas y estructuras de producto propias, tales como las IBM XT y AT, no vieron ningún valor adicional en la mayor robustez o el menor tamaño, peso y consumo de energía que les ofrecían los productos de 3,5 pulgadas.

      Seagate comenzó finalmente a fabricarlos a principios de 1988, precisamente el mismo año en el cual la trayectoria de desempeño de las unidades de disco de 3,5 pulgadas (presentada en la Figura 1.7) intersectó la curva de capacidad demandada por los ordenadores de escritorio. Para esa época la industria había ya fabricado, en conjunto, unidades de 3,5 pulgadas por un valor cercano a los u$s 750 millones. Como dato interesante, y de acuerdo con observadores del tema, desde 1991 casi ninguno de los productos de 3, 5 pulgadas de Seagate ha sido vendido a los fabricantes de ordenadores portátiles/laptop/notebook. En otras palabras, los principales clientes de Seagate siguieron siendo los fabricantes de ordenadores de escritorio, y muchas de sus unidades de disco de 3,5 pulgadas eran entregadas con adaptadores que permitiesen su montaje en ordenadores diseñados específicamente para unidades de 5,25 pulgadas.

      A menudo se cita como razón para que las firmas ya establecidas demorasen la introducción de las nuevas tecnologías, el temor a que estas canibalizaran sus ventas de productos existentes. Como lo ilustran las experiencias de Seagate y Conner, sin embargo, si las nuevas tecnologías permiten la emergencia de nuevas aplicaciones de mercado, su introducción no tiene por qué ser inherentemente canibalizadora. Pero cuando las firmas ya establecidas esperan hasta que una nueva tecnología haya madurado comercialmente lo suficiente para lanzar su propia versión de la misma, y además solo como respuesta al ataque que empiezan a experimentar en sus propios mercados habituales, el temor a la canibalización puede convertirse en una profecía autocumplida.

      Aunque hemos estado considerando específicamente solo la respuesta de Seagate al desarrollo de las unidades de disco de 3,5 pulgadas, su conducta no fue atípica; hacia 1988, solo el 35 por ciento de los fabricantes de unidades de disco que se habían establecido en el mercado con productos de 5,25 pulgadas para los PC de escritorio, había introducido unidades de disco de 3,5 pulgadas. De manera similar a las transiciones en arquitecturas anteriores, la barrera al desarrollo de un producto competitivo de 3,5 pulgadas no parece haber estado basada en cuestiones de ingeniería. Igual que lo que sucedió con el pasaje de 14 pulgadas a 8, las unidades introducidas por las firmas ya establecidas durante las transiciones de 8 a 5,25 pulgadas y de 5,25 a 3,5 pulgadas resultaron ser totalmente competitivas en cuanto a desempeño con las de los fabricantes nuevos. Más bien, los fabricantes de unidades del disco de 5,25 pulgadas parecen haber sido confundidos por sus clientes, especialmente IBM y sus competidores y distribuidores directos, los cuales fueron tan ajenos como Seagate a los beneficios y posibilidades de los ordenadores portátiles y de la nueva arquitectura de unidades de disco que podrían hacerlos factibles.

      Prairietek, Conner y las unidades de disco de 2,5 pulgadas

      En 1989, una nueva firma de Longmont, Colorado, denominada Prarietek, saltó al primer plano de la industria al anunciar una unidad de disco de 2,5 pulgadas, y obtuvo casi u$s 30 millones en ventas iniciales de este nuevo producto. Pero a principios de 1990 Conner Peripherals anunció un producto similar, y hacia fines de ese mismo año alegaba tener el 95 por ciento del mercado de dichas unidades. Prairietek se fue a la quiebra a fines de 1991, época para la cual cada uno de los demás fabricantes de 3,5 pulgadas –Quantum, Seagate, Western Digital y Maxtor– había introducido su propia unidad de 2,5.

      ¿Qué había ocurrido? ¿Finalmente todas las empresas presentes en el mercado habrían aprendido las lecciones de la historia? Absolutamente para nada. Aunque la Figura 1.7 muestra que la unidad de disco de 2,5 pulgadas tenía una capacidad significativamente menor que las de 3,5 pulgadas, los mercados de ordenadores portátiles en los cuales se vendían estas últimas, valoraba otros atributos: peso, solidez, bajo consumo de energía, pequeño tamaño, y así siguiendo. Además, junto con estas características, la unidad de disco de 2,5 pulgadas, respecto de la de 3,5, representaba una mejora de sostenimiento de una tecnología ya existente. De hecho, los fabricantes de ordenadores que adquirían las unidades de 3,5 pulgadas de Conner –fabricantes de ordenadores laptop tales como Toshiba, y Sharp– eran los productores líderes de ordenadores notebook, y estas firmas efectivamente necesitaban el formato más pequeño. Por lo tanto, Conner y sus competidores pudieron esta vez seguir sin inconvenientes los deseos de sus clientes cuando efectuaron su transición hacia las unidades de disco de 2,5 pulgadas.

      El 1992, sin embargo, apareció la de 1,8 pulgada, de una forma completamente repentina. Aunque esta historia será comentada en mayor detalle más adelante, baste con ver ahora que, hacia 1995, fueron las empresas ingresantes las que controlaron el 98 por ciento del mercado de este tipo de unidades del disco, estimado en u$s 130 millones. Por otra parte, su mayor mercado inicial no se encontraba para nada en el sector de los ordenadores: lo constituía, en cambio, el de los dispositivos portátiles para seguimiento y control del ritmo cardíaco.

      Fi­gu­ra 1.8 Li­de­raz­go de las fir­mas re­cién in­gre­sa­das en tec­no­lo­gías de pun­ta

      Fuen­te: La in­for­ma­ción se ob­tu­vo de di­ver­sos ejem­pla­res de Disk­/Trend Re­port.

      La Figura 1.8 resume este patrón de liderazgo de firmas ingresantes en el caso de las tecnologías de punta. Muestra, por ejemplo, que dos años después de la introducción de las unidades de disco de 8 pulgadas, dos tercios de las empresas que las producían (cuatro de cada seis), eran recién ingresadas. Y, dos años después de la introducción de la unidad del disco de 5,25 pulgadas, el 80 por ciento de las empresas que las producían eran recién ingresadas.

      Resumen

      Existen diversos patrones en la historia de las innovaciones llevadas a cabo en la industria de las unidades del disco.

      El primero es que las innovaciones abruptas fueron siempre tecnológicamente sencillas. Por lo general agrupaban tecnologías ya conocidas en una nueva arquitectura unificada y permitían el uso de estos productos en aplicaciones en las cuales el almacenamiento y la recuperación de datos por medios magnéticos no habían sido antes tecnológica o económicamente viables.

      El segundo patrón es que el propósito del desarrollo de las tecnologías avanzadas dentro de la industria fue siempre el de sostener trayectorias de mejora de desempeño ya establecidas: alcanzar la zona de rendimiento y márgenes de comercialización más altos correspondientes al cuadrante superior derecho del mapa de trayectoria. Muchas de estas tecnologías fueron radicalmente nuevas y difíciles, pero no abruptas. Los clientes de las compañías líderes proveedoras de unidades de disco las condujeron hacia este tipo de logros. Las tecnologías de sostenimiento, en consecuencia, no produjeron fracasos.

      El tercer patrón muestra que, a pesar del mérito de las firmas ya establecidas en liderar las innovaciones de sostenimiento, desde la más simple a la más radical, las compañías que lideraron la industria en cada una de las instancias de desarrollo y adopción de tecnologías de punta fueron empresas recién arribadas a la industria, no sus líderes de ese momento.

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