Un matrimonio por Escocia. Edith Anne Stewart
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Название: Un matrimonio por Escocia

Автор: Edith Anne Stewart

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия:

isbn: 9788418616594

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СКАЧАТЬ tiene una hija —dijo el conde de Moray.

      —Sí. Bronwyn —le informó Edward Bruce—. Al parecer no está casada.

      James Douglas esbozó una cínica sonrisa.

      —¿Por qué os estáis riendo? —preguntó el rey con curiosidad.

      —Ofrecerle un compromiso entre su hija y vuestro hijo —aseguró Edward Bruce señalando al jefe Douglas.

      Este frunció los labios y asintió antes de echarse a reír.

      —¿Con mi hijo? ¿Estáis borracho?

      —No, ni lo más mínimo. Pero pensadlo con detenimiento por un segundo. Ese compromiso nos otorgaría tener poder sobre Stirling y su castillo. Con el joven Douglas al frente de este casado con Bronwyn Murray, todos ganamos. Y sería una manera de recompensar su lealtad y su pericia en el combate —resumió el hermano del rey contemplando como el semblante del viejo Douglas cambiaba a medida que pensaba en esa proposición.

      Robert Bruce permanecía callado escuchando la exposición de los hechos de su hermano. Bien pensado, este tenía toda la razón. Un matrimonio en la hija del jefe Murray y el joven Douglas contentaría a ambos clanes. Y Stirling y su fortaleza estarían bajo el mando un clan leal a Escocia.

      —Id a buscarlo —pidió el rey con autoridad haciendo un gesto con el mentón para que su propio padre fuera a por él—. ¿Estás seguro? —le preguntó a su hermano Edward cuando James Douglas se hubo marchado.

      —Si ponéis a un Douglas al frente del castillo de Stirling, podréis dormir tranquilo porque ningún inglés se atreverá a intentar tomarlo dada la fama de ese clan —le aseguró Edward Bruce al rey conociendo la clase de hombre que era William.

      Este permanecía en el patio del castillo junto a varios de sus leales seguidores. Su padre era el jefe del clan, pero él tenía su grupo de amigos y de fieles guerreros que le seguían en la batalla. Su destreza con la espada era más que conocida, de igual manera que su astucia y su fiereza en el combate. Se había distinguido como uno de los soldados más despiadados del ejército del rey Robert en su cruzada particular por recuperar los castillos de la nación.

      —¿Crees que atacaremos Stirling? —le preguntaba uno de los hombres que estaban junto a él

      William chasqueó su lengua y sacudió la cabeza.

      —No estoy seguro. Deberíamos hacerlo ya que es el último castillo que retienen los ingleses en Escocia.

      —Te olvidas de Berwick…

      —Ya. Pero teniendo Stirling, los ingleses se lo pensaran antes de seguir la lucha o abandonarlo. Créeme Malcom.

      —Pero…. Mira, ahí viene mi padre. Él mejor que nadie nos dirá qué han acordado con el rey —dijo el tal Malcom señalándolo cuando se acercaba a ellos.

      James no estaba seguro de cómo reaccionaría su hijo ante la propuesta del rey. Pero tendría que acatarla como leal vasallo suyo. Y por el bien de la nación. Aunque no mirara a la cara a la hija del Murray, ni la tocara o ni tan siquiera durmiera en la misma cama. Eso eran aspectos sin importancia en estos momentos tan importantes para la nación.

      —¿Qué ha dicho el rey? No parece que tengas buena cara.

      James bufó y se pasó la mano por su poblada barba.

      —Stirling y su castillo son su principal objetivo. Tomarlo sería arrojar a los ingleses de Escocia.

      —Perfecto.

      —¿Y Berwick?

      —De momento lo importante es Stirling. Luego ya veremos.

      —¿Cuándo partimos? ¿Se sabe ya? —William se mostraba ansioso por volver a entrar en combate. Llevaban días enteros en la corte y estaba algo cansado de comer, dormir, y frecuentar las tabernas y los burdeles de la ciudad.

      —Cuando sumemos más hombres a nuestro ejército —le confesó su padre contemplando como el gesto de su hijo y el de los hombres a su lado cambiaba.

      —Lo sabía. Lo estábamos comentando antes de que llegaras. Los hombres están cansados y hemos sufrido numerosas bajas en la toma de la capital y de este castillo —aseguró haciendo un gesto a la fortaleza—. ¿Cómo piensa el rey reclutarlos? ¿Mercenarios franceses o de alguna otra nación europea? Por qué no creo que ni los galeses ni los irlandeses nos apoyen después de haber sido poco menos que masacrados en tiempos de Wallace. E incluso tengo dudas acerca de los franceses. Son los únicos candidatos que conozco y ya te aseguro que no creo que muchos estén dispuestos a hacerlo.

      —No, no ha pensado en estos.

      —¿Y de dónde piensa sacar más tropas? —preguntó uno de los hombres que permanecían al lado de William.

      —Va a ofrecer un trato al clan Murray —anunció James Douglas con seguridad y parsimonia.

      —¿Un trato? Pero ellos forman parte de ese grupo de clanes leales a John Comyn, el que fuera opositor al trono de Escocia junto al rey Robert. No aceptarán.

      —Les va a ofrecer Stirling y su castillo.

      William se quedó con la boca abierta.

      —¿A los Murray? Es una locura. En cuanto Archibald Murray tome posesión de este se lo entregará de vuelta a los ingleses —le aseguró William enojado por esa decisión del rey. Estaba furioso con este.

      James Douglas sacudió la cabeza. Estaba convencido de que no sería así.

      —Estás equivocado.

      —¿No me digas? ¿Y cómo demonios va a evitarlo? ¿Le hará firmar un documento que después será papel mojado?

      —No. Ese no será el trato. No habrá problemas con el trato que va a ofrecerle y en el entras tú.

      —¿Yo? ¿Qué pinto yo con los Murray? —William entornó la mirada hacia su padre con cierto recelo por lo que este tuviera que contarle.

      —Te convertirás en el señor de Stirling. De ese modo el rey Robert se asegura de que no caerá en manos inglesas.

      William dio un paso atrás y sonrió algo nervioso.

      —Un momento. ¿Y qué pintan los Murray si yo seré al final el señor del castillo de…? —De repente se detuvo. Una idea inverosímil se le cruzó por la cabeza. Una a la que no quería prestar atención.

      —Hijo, esto no va a ser sencillo. Pero tendrás que acatar la voluntad del rey. Sé que no has pensando en un compromiso, pero….

      William jadeó porque no era capaz de sonreír. De repente tenía la impresión de que se ahogaba por falta de aire. Miraba a su padre primero y a sus dos amigos después deseando que aquello fuera una pesada broma que habían urdido entre ellos.

      —Empiezo a entender cuál es tu papel en todo esto, amigo —le aseguró Malcom asintiendo con toda intención—. ¿Qué dices Angus?

      El otro hombre frunció el ceño y los labios СКАЧАТЬ