Detrás de la máscara. Vol II. XPM
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Название: Detrás de la máscara. Vol II

Автор: XPM

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: Detrás de la máscara

isbn: 9788418911903

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СКАЧАТЬ no podía respirar. «Sham, levanta, peligro, vamos». Piensa, intentando hacer acopio de fuerzas.

      Intentó abrir los ojos, todo estaba borroso y teñido de rojo, otra vez estaba asustada, «basta ya», harta de tener miedo, hizo un esfuerzo sobrehumano, intentaba ver, quería moverse, pero el cuerpo no le respondía, su cabeza daba vueltas, parecía que le iba a estallar. Cerró de nuevo los ojos en un intento de abandono, era reconfortante, «¡no!», lo pensó bien, un golpe y unos asquerosos pájaros no podían acabar con ella, quería vivir, tenía que vivir, era afortunada.

      Buscó en el fondo de su cuerpo aquella pequeña reserva de energía que siempre queda, sabía que era el momento de usarla. Apoyó las manos contra el suelo y elevó el torso. El dolor era tan intenso que sentía todos los músculos y tendones. No se lo pensó e intentó levantarse, le fue imposible, sentía una fuerte presión en el pecho, se dejó caer de nuevo. «Vamos, Sham».

      Giró sobre sí misma. Tumbada boca abajo, el horrible sabor del polvo con la sangre se introducía en sus papilas, la fuerza repartida no había tenido en cuenta el poder escupir, tenía apoyadas las manos y los pies, iba gateando y arrastrándose, pensó en sus dos opciones: erguir el cuerpo o seguir arrastrándose por el suelo, aunque sabía que de un momento a otro sus brazos fallarían y no volvería a levantarse. «¡NO!», sin saber cómo, se irguió del todo, la cabeza le daba vueltas como cuando volvía a casa, después de haberse bebido hasta el agua de los charcos, arrastraba los pies torpemente, la boca le sabía a sangre, podía olerla…

      En lo poco que sus ojos le dejaban ver, divisó un claro en el que no había humo, fue hacia él, cuando de repente, algo le agarró con fuerza por la muñeca; sabía que era Callia, sintió una sensación de alivio y se dejó caer sobre ella. La griega la rodeó con sus brazos sujetándola con fuerza, hablaba por radio, a Shamsha de nuevo todo se le tornó negro, oía en la lejanía a su amiga hablar…

      KKKKKGSSSSSSS

      —La tengo, se ha golpeado en la cabeza, está bien, te veo, C., ¡sigue avanzando!

      KKKKKGSSSSSSS

      —Recibido, voy a tu posición, te veo.

      —Voy.

      —L., ¿dónde estás?

      —No te preocupes, os he visto, voy a asegurar el perímetro.

      —No tardes, aquí hay un hueco entre los escombros, vamos a entrar.

      —Asegúrate de que es seguro, puede derrumbarse, comprueba que no hay.

      KKKKKGSSSSSSS

      —¿L.?, ¡responde!, ¿dónde coño estás?

      —Es… KGSSS, tran… KGSSSS.

      —Call, ¿qué pasa? —pregunta Shamsha semiinconsciente.

      —Tranquila, pequeña.

      —Hola, chicas.

      Charles tocó el pelo de Shamsha, se miró la mano, estaba llena de sangre. Ella, con la voz muy débil, le dijo:

      —Tranquilo, no es nada.

      —¡Has roto el edificio! Jajaja.

      Ella sonrió levemente, él le respondió con un tierno beso en los labios.

      —¿Dónde está?

      —No lo sé, me dijo que iba a asegurar el perímetro.

      —Lo oí, pero me está preocupando, he oído a los monos...

      —¿Monos? —pregunta Shamsha asustada y semiinconsciente.

      —Tranquila, estamos a salvo.

      Esperaron unos minutos que se les hicieron eternos hasta que Lewis apareció.

      —¿Qué pasa, tíos?, eres muy torpe, ¡has roto el edificio con la cabeza! Jajaja —dice Lewis mirando a Shamsha.

      Shamsha respondió con una leve sonrisa, tenía los ojos cerrados. Lewis se acercó a su cara para observarla con atención y le alumbró con la linterna la herida. Rebuscó entre el cuero cabelludo para verla más nítidamente.

      —Esto no es nada, voy a limpiarte y a echarte una cosita que a lo mejor te va a escocer un poquito, pero… ¿no llorarás, no? —le habla con tono burlón, mientras pone esa encantadora sonrisa de padre con la que calma a todos sus pacientes. Con voz débil y una sonrisa forzada—. Vamos, idiotilla, dale…

      —Vale, allá voy, quieta.

      Shamsha resopló y se retorció sujeta por Callia.

      —Escuece…

      —Vamos, allí parece seguro.

      Decidieron pasar dentro del edificio medio derruido la noche. Callia dormía con Shamsha acurrucada en su regazo.

      —Una cosa, Call —dice Shamsha con los ojos cerrados y la voz entrecortada.

      —Dime, pequeña —responde Callia acariciándole el pelo.

      —Si me entran ganas de hacer cosas durante la noche…

      —¿Cómo?, no entiendo, ese golpe te ha afectado más de lo que creíamos.

      —Cosas…, ya sabes…, el cuerpo quiere cosas…

      —Joder, Sham, no te entiendo, anda, duérmete…

      —Es serio, Call…

      Callia salió de su letargo poniendo toda su atención.

      —Vaaaaaale, dime…

      —Pues dejar cosas que el cuerpo no quiere por ahí, abandonadas…

      —Ehhhhh, estás fatal. ¡AAHHHHHH, joder, Sham!, ¿te refieres a cagar?

      Shamsha se ruborizó.

      —Ehhhh, sí…

      —Tranquila, avísame y yo te acompaño. —Callia vuelve a cerrar los ojos.

      —Es que en las pelis sobre el fin del mundo no sale nunca como lo hacen…

      Callia se rio con los ojos cerrados.

      —Cariño, esto es la vida real, todos cagamos, además se me gastaron las pastillas «Noexcret» (Nota del autor: Noexcret eran unas pastillas que disolvían todos los deshechos que el cuerpo generara y los eliminaba a través de los poros de la piel en forma de sudor, muy usadas en guerras).

      —Buenas noches, mi heroína.

      —Buenas noches, mi chalada.

      CRASH, CRASH, CRASH

      Shamsha dormía plácidamente. Se sobresaltó.

      —¿Qué pa…

      Se encontró en el suelo apoyada, Callia СКАЧАТЬ