Esta no es la vida que pedí. Michealene Cristini Risley
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Название: Esta no es la vida que pedí

Автор: Michealene Cristini Risley

Издательство: Bookwire

Жанр: Зарубежная психология

Серия: Para crecer

isbn: 9786076122143

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СКАЧАТЬ año pasado, Deborah me pidió ir a Indianápolis a su Conferencia de Mujeres en Indiana, para entrevistar a Diane Keaton, actriz y autora ganadora de un Oscar. ¿Entrevistar a Annie Hall, el emblemático personaje de la cinta de Woody Allen? ¡Sí, cuenta conmigo! Al leer los libros de Keaton me enteré de que ella es muy consciente de que su cabello está adelgazando, de que se niega a hacerse un estiramiento facial, y de que adoptó a sus hijos cuando tenía cincuenta y cincuenta y cinco años de edad. En el escenario de la conferencia, compartió además que pronto cumplirá los setenta y dos. ¡Bravo, Diane!

      ”En una cena reciente, me senté junto a LeRoy Morishita, presidente de la Universidad Estatal de California en East Bay, quien me dijo que no hay miembros asiático-estadounidenses en el Consejo de Administración del sistema de la Universidad Estatal de California. Me sentí escandalizada. Yo me gradué de la Universidad Estatal de California en Fresno, y por ello siento un interés particular, así que pensé: ‘Hmm…, debería poner mi nombre en la lista como una candidata potencial’. Mujeres, no podemos ser tímidas; debemos encontrar la manera de tener un asiento en la mesa. ¡Esperen más noticias!

      ¡Me siento como si apenas estuviera comenzando!”

      05

      Aprende los secretos de la dama de cabello azul

      Yo estaba muy lejos de una posición de poder,

      pero mi ingenuidad jugó a mi favor.

      Cuando me dijeron que el estudio había “aprobado”

      mi primer piloto, pensé que era algo bueno,

      ya sabes, como cuando “apruebas” en la universidad.

      LINDA BLOODWORTH-THOMASON,

      PRODUCTORA DE TELEVISIÓN Y ESCRITORA (1947-)

      Cabello azul los viernes

      “Me preguntaba si él había notado su cabello azul. De hecho, aquel hombre no mostró inguna reacción al ver que la anciana que tenía sentada frente a sí, en su opulenta oficina de banquero, portaba el cabello más azul que jamás hubiera visto en su vida. Soy Deborah Stephens, y esa mujer de cabello azul era mi abuela.

      ”Su cabello azul, combinado con una actitud desenfadada, ojos penetrantes y una calidez provinciana, no dejaban dudas de que el Señor Banquero era tan solo un obstáculo menor entre ella y su objetivo: un préstamo. Nunca se le ocurrió que hubiera razones que le impidieran tener éxito: la falta de garantías (su casa no estaba a su nombre), ningún historial crediticio, y el hecho de que, en aquellos días (hace apenas unos treinta años), en Estados Unidos una mujer ni siquiera podía tener una tarjeta de crédito a su nombre. No obstante, sabía que el Señor Banquero no era rival para la dama de cabello azul.

      ”Sus mechones plateados eran teñidos de azul una vez por semana: un tinte, un rizado y un peinado todos los viernes por la mañana, invariablemente. El proceso completo la hacía sentirse bella, poderosa y resuelta. En consecuencia, llegué a amar ese cabello azul casi tanto como la amaba a ella. Por otro lado, crecí creyendo que todas las mujeres de cierta edad, seguras de sí mismas, teñían su cabello de azul.

      ”Aquel día fue decisivo para mí. Sí, mi abuela recibió el préstamo, un crédito de estudios universitarios, para mí. Sus habilidades de negociación podían abrir las puertas de cualquier sala de juntas de un corporativo. Sin embargo, no tenía educación y era pobre. Su riqueza consistía en profundas creencias religiosas y una bondad incondicional. También poseía la tenacidad de un bulldog, ya que nunca dejó que la palabra ‘no’ se interpusiera en su camino.

      ”Lo que le faltaba en dinero, mi abuela lo compensaba con abundancia de sueños. Creía firmemente en mí, más de lo que yo creía en mí misma. Sin importar las circunstancias o los desafíos, estaba decidida a que alcanzara en la vida aquello que tanto ella como mi madre solo habían soñado. Toda mujer debería tener en su vida una dama de cabello azul como mi abuela. Esa persona que piensa que eres maravillosa, incluso cuando no te sientas como tal. La mujer que siempre cree que todo es posible, sin importar las probabilidades.

      ”Gracias a ella asistí a la universidad, conseguí un emocionante trabajo en un corporativo y gané más dinero en un año que el que mi madre había ganado en diez. Años más tarde fui cofundadora de un despacho de consultoría gerencial, escribí seis libros y di discursos en todo el mundo. Brindando consultoría a líderes (incluido un presidente de Estados Unidos), tuve la oportunidad de trabajar con algunas de las personas más poderosas del país, en un mundo que había estado cerrado para mi abuela. Sin embargo, ella era mi inspiración.”

      Obstáculos y posibilidades

      “Los obstáculos y las posibilidades a menudo se combinan para formar momentos decisivos en la vida, que aparecen justo cuando pensamos que tenemos la existencia resuelta. Por desgracia, las vidas organizadas perfectamente en categorías y compartimentos pueden voltearse de cabeza en un segundo. Una situación así tuvo que ver con mi esposo, Mike. Después de jugar un partido de golf, experimentó un dolor repentino que se fue incrementando y que le impedía caminar, mientras su cuerpo sufría espasmos en todos los músculos. Después de seis meses y numerosos viajes al Centro Médico de la Universidad de California en San Francisco, los médicos comenzaron a descifrar la enfermedad que estaba devastando su cuerpo y que, para ese entonces, ya había destruido más de la mitad de su capacidad pulmonar. Su diagnóstico comenzaba con estas palabras: ‘fibrosis pulmonar, causada por dermatomiositis y polimiositis’, términos que no pude pronunciar ni entender. Nos dijeron que le quedaban de cinco a seis años de vida. Nuestros hijos tenían seis y diez años en ese entonces. Los médicos sugirieron un trasplante de pulmón.

      ”Mientras escribo en el Día de los caídos, fecha en que los estadounidenses honramos a quienes han servido y muerto en las guerras, me doy cuenta de que mi esposo fue veterano de una guerra muy diferente: una guerra contra una enfermedad rara. Han pasado doce años desde su diagnóstico y tres y medio desde su muerte. Mike sobrevivió tantos años al pronóstico de los médicos, que estuvo entre los pacientes más longevos tratados por fibrosis pulmonar. Cuando murió, Jackie honró a este guerrero haciendo ondear la bandera estadounidense a media asta en la capital de la nación.

      ”Mike, nuestros hijos y yo pasamos más de la mitad de nuestras vidas luchando contra esa terrible enfermedad, al mismo tiempo que intentábamos llevar una existencia normal. Pasamos por momentos de temor y tristeza, y muchos de felicidad. Tuvimos discusiones con las compañías de seguro por medicamentos experimentales, autorizaciones y asignación de responsabilidades. Hubo hospitalizaciones y viajes en ambulancia a mitad de la noche. Nos mudamos de nuestra casa en San Francisco a una pequeña ciudad del Medio Oeste, lo que nos acercó más a la familia de Mike, además de que la lista de trasplantes de pulmón en esa región era más corta. Muchas mujeres tienen historias como la mía. ¿La diferencia? Estoy bendecida con amigas como Jackie, Jan y Michealene, y he sido apoyada por la sabiduría de otras mujeres que me ayudaron a prepararme para un futuro que no quería.

      ”Mudarse a una pequeña comunidad en el Medio Oeste a los cincuenta años significó dejar atrás mi hogar, los amigos que amaba y un sistema de apoyo en el que siempre había confiado. Para darme valor, llevaba un trozo de papel en mi bolso que decía: ‘¿Qué haría la dama del cabello azul?’ Aunque no conocía a ninguna mujer en mi nueva zona de residencia, sabía cuán importante era la amistad femenina en mi vida. Por lo tanto, traté de encontrar la СКАЧАТЬ