Название: La riqueza está dentro de ti
Автор: Джеймс Аллен
Издательство: Bookwire
Жанр: Зарубежная деловая литература
isbn: 9781607385431
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Siempre ten presente que existen la justicia eterna y la eterna bondad. Esfuérzate para trascender de lo personal y transitorio hacia lo impersonal y permanente.
Sacúdete el espejismo de que estás siendo lastimado u oprimido por alguien más y trata de darte cuenta, mediante una comprensión más profunda de tu vida interior y de las leyes que gobiernan la vida, que solamente te lastima lo que está dentro de ti. No hay práctica más degradante, humillante y destructora del alma que la autocompasión.
¡Arrójala lejos de ti! Mientras semejante parásito esté alimentándose de tu corazón, jamás lograrás crecer hacia una vida más plena.
Deja de condenar a otros y comienza a reprobar tu propia conducta. No promuevas en ti ningún acto, deseo o pensamiento que no sea de inmaculada pureza o que no resista la luz del bien sin pecado, pues actuando de esa forma estarás construyendo tu casa sobre la roca de lo eterno y todo lo que requieras para tu felicidad y bienestar te llegará a su debido tiempo.
La pobreza o cualquier situación indeseable son un reflejo de las condiciones egoístas y negativas que hay en tu interior. Así que, para poder superar la pobreza o cualquier tipo de situaciones no gratas, necesitas eliminar de dentro de tu ser todo lo que sea egoísta y negativo.
El camino a la verdadera riqueza consiste en enriquecer el alma adquiriendo virtud. Fuera de la verdadera virtud del corazón no hay prosperidad ni poder, sino solo apariencias. Estoy consciente de que hay quienes hacen dinero, pero no han adquirido ningún tipo de virtud, ni tampoco tienen deseos de hacerlo; por esa razón, el dinero que han conseguido no representa riqueza verdadera y su posesión es simplemente transitoria y febril.
He aquí el testimonio de David: “Tenía envidia del tonto cuando vi la prosperidad de los malvados... Nos miraban por encima del hombro; tienen más que lo que cualquier persona podría desear. En realidad, había intentado en vano purificar mi corazón y lavar mis manos en la inocencia... Cuando creí saber esto fue muy doloroso para mí, hasta que fui al santuario de Dios, entonces entendí su finalidad”.
La prosperidad de los malvados era una gran prueba para David hasta que fue al santuario de Dios y entonces, a partir de ese momento, supo, cuál sería su finalidad.
Del mismo modo, tú también puedes ir a ese mismo santuario. Está dentro de ti. Es ese estado de consciencia en el cual permanecerás cuando logres superar todo lo que es mezquino, personal y pasajero; y cuando entiendas y pongas en práctica los principios universales y eternos.
Ese es el estado de consciencia de Dios; es el santuario de lo más alto. Cuando, por medio de una larga lucha y autodisciplina, tengas éxito en cruzar el umbral de ese templo sagrado, percibirás con una visión clara, la finalidad y el fruto de todo el pensamiento y esfuerzo humano, tanto bueno como malo.
Entonces, tu fe se fortalecerá aún más y comprenderás por qué aquella persona que ha acumulado solo riqueza externa de una manera deshonesta regresará otra vez a la pobreza y a la degradación.
El hombre rico que carece de virtud, en realidad es pobre; y tan seguro como que las aguas del río van a dar al océano, él se dirigirá —en medio de sus riquezas— otra vez hacia la pobreza y la mala fortuna; y aunque muera rico cosechará los amargos frutos de toda su inmoralidad.
Y, sin importar el número de veces que este hombre se enriquezca, siempre deberá regresar a la pobreza hasta que, después de un largo tiempo de experiencias y sufrimiento, conquiste su pobreza interior.
Sin embargo, el hombre que es pobre por fuera, pero rico en virtudes, es en verdad muy rico y, en medio de toda su pobreza, viaja hacia la prosperidad; una abundante dicha y alegría le esperan. Si deseas llegar a ser lo que de verdad es ser próspero, y de manera permanente, primero debes convertirte en una persona virtuosa.
Por lo tanto, es poco recomendable que enfoques toda tu atención y esfuerzos directamente en la prosperidad y que hagas de ella el objetivo de tu vida, buscándola con una mente llena de ambición. Pretender prosperar de esta forma es derrotarte a ti mismo.
Mejor, dirige tu mejor atención y tu esfuerzo máximo hacia la búsqueda de tu propia perfección; haz del servicio útil y generoso el objetivo de tu vida y estira tus brazos de fe hacia la suprema e inalterable bondad.
Si tu verdadero motivo para desear riqueza no es exclusivamente para ti, sino para hacer cosas buenas con ella y bendecir a otros, entonces tu deseo de alcanzarla se cumplirá; y como actuarás de una forma íntegra y desinteresada, preferirás considerarte como el administrador y no como el propietario de tus bienes.
Pero examina bien tus motivaciones, ya que la mayoría de las veces en que el dinero es deseado con el propósito de ayudar y bendecir a otros, el verdadero motivo oculto es en realidad un anhelo personal de ser popular, de alimentar el ego personal o el deseo de ser considerado como un filántropo o benefactor.
Si no eres bueno con lo poco que tienes, entre más dinero tengas, te volverás más egoísta y todo el bien que pareciera que haces con tu dinero, si intentaras hacer alguno, será, en el mejor de los casos, para obtener tu propia adulación.
Si tu verdadero deseo es hacer el bien, no hay necesidad de esperar a tener dinero para hacerlo; hazlo ahora, en este momento, justo donde estás. Si de verdad eres tan generoso como crees ser, lo mostrarás sacrificándote por los demás.
El corazón que en verdad desea hacer el bien no espera a que le llegue el dinero para hacerlo, sino que viene al altar del sacrificio, deja los elementos indignos de su ego, sale y esparce bendiciones sobre vecinos y extraños, amigos y enemigos, sin hacer distinciones.
Así como el efecto está relacionado con la causa, así mismo la prosperidad y el poder están relacionados con la bondad interior. Del mismo modo, la pobreza y la debilidad también se relacionan con la maldad interior.
El dinero no representa la verdadera riqueza, tampoco la posición social, ni el poder; depender de él es como caminar en un piso resbaladizo.
Tu verdadera riqueza es tu reserva de virtud y tu verdadero poder radica en los usos que le das. Rectifica tu corazón y rectificarás tu vida. La lujuria, el odio, la ira, la vanidad, el orgullo, la ambición, la indulgencia, el egoísmo, la obstinación, todos estos sinónimos de pobreza y debilidad; en cambio el amor, la pureza, la humildad, la compasión, la generosidad y la abnegación son sinónimos de riqueza y poder.
A medida que los elementos de la pobreza y la debilidad son superados, surge dentro de ti un irresistible poder que lo conquista todo; y aquél que tiene éxito en establecer en sí mismo las más altas virtudes, tiene el mundo a sus pies.
Pero el rico, así como el pobre, sufre condiciones indeseables; con frecuencia, está incluso más alejado de la felicidad que el pobre. Y aquí vemos cómo la felicidad depende, no de accesorios externos o posesiones materiales, sino de la vida interior.
Quizás eres un empleador y tienes problemas interminables con tus empleados, y cuando obtienes empleados buenos y fieles, rápidamente se van. Como resultado, estás comenzando a perder o has perdido completamente tu fe en la naturaleza humana.
Tratas de remediar este problema ofreciendo mejores salarios y permitiendo ciertas libertades; sin embargo, los problemas continúan. Permíteme darte un consejo.
El secreto de todo tu problema no está en los empleados, sino en ti mismo; y si miras dentro de ti, con un deseo humilde y sincero de descubrir СКАЧАТЬ