Название: ¡Todo debe cambiar!
Автор: Группа авторов
Издательство: Bookwire
Жанр: Зарубежная деловая литература
Серия: Ciclogénesis
isbn: 9788417925611
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Larry: Sí, ¡ese lo escribí yo! Se me ocurrió que la idea de que alguien no quisiera compartir el papel higiénico podía ser divertida, pero ahora estamos viendo que la gente se ha vuelto muy posesiva con su papel higiénico, hasta el punto de que lo están amontonando y se pelean por él en los supermercados.
Srećko: ¿Cómo se explica que el papel higiénico sea hoy por hoy el artículo más preciado? ¿Es porque la gente caga mucho? ¿O porque copian lo que hacen otros? ¿O es que el papel higiénico es, en realidad, muy valioso?
Larry: Está insinuando algo muy interesante. Durante los viajes que hice para mi serie documental de televisión Larry Charles’ Dangerous World of Comedy, me di cuenta de que el papel es un artículo valioso en muchas partes del mundo. En algunos sitios, cuando llegas al hotel te dan papel tisú y se supone que te ha de servir de servilleta, de papel higiénico y para todo lo demás. En Estados Unidos somos más derrochadores y autocomplacientes. Cuando vas al supermercado, te encuentras con cincuenta marcas de papel higiénico, y todas son agradables y suaves, hasta las tienes con loción, si te gusta —¡Lo que quieras! Ni nos planteamos lo que cuesta hacer llegar ese papel hasta nuestro culo. Quizá esta pandemia y su capacidad para arrojar un poco de luz sobre cosas como esta nos concienciarán sobre nuestra manera de utilizar y malgastar los productos, y tal vez cambie nuestro comportamiento también, y entonces ese capítulo de Seinfeld se convertirá en una especie de historia extraña de tiempos pasados.
Srećko: El pánico que estamos viendo en los supermercados también pone en evidencia nuestro irrefrenable consumismo. Hemos visto esas imágenes de las estanterías vacías en Venezuela y otros países sudamericanos con titulares como: «Esta es la prueba de que el socialismo no funciona», pero ¿qué hay del capitalismo? Ahora mismo hay muchísimas estanterías vacías, ¿cómo es posible que el capitalismo no pueda producir suficiente papel higiénico? ¿Y de dónde sale tanta ansia de los humanos por este?
Larry: Parece una metáfora, ¿verdad? Es como si estuviéramos intentando proteger nuestros culos. Estamos muy asustados y nuestro trasero es nuestra parte más vulnerable, en cierto modo; así que todo el mundo se retrae en ese miedo primario que se manifiesta y se personifica en ese almacenamiento de papel higiénico y el temor de no poder limpiarnos las posaderas. Como sabrás, el papel higiénico es un invento relativamente reciente. En la mayoría de las civilizaciones la gente no lo usaba y, sin embargo, hoy en día no hay quien se pueda imaginar vivir sin él. Es interesante porque quizá tengamos que volver a prescindir de su uso en el futuro, quién sabe.
Srećko: Ya hay gente que vive sin él en muchas partes del mundo y seguro que es más limpia que buena parte de los que viven en el «mundo occidental».
Larry: Sí, porque los estadounidenses son vagos y por eso usan papel higiénico en vez realizar el duro trabajo de lavarse el trasero.
Srećko: Cuando lo escucho, no puedo evitar acordarme de cierto filósofo, uno al que no le gustaba Seinfeld; me refiero a Jacques Derrida. En 2002, un periodista le preguntó: «¿Qué piensa de las comedias de situación, y cree usted que Seinfeld es un tipo de deconstrucción?». Derrida se limitó a decir: «Si quiere hacer deconstrucción no mire comedias de situación, lea libros y haga sus deberes». Le puedo decir lo que sentí cuando lo vi: me sentí decepcionado por Jacques Derrida porque lo que yo veía en Seinfeld era precisamente un tipo de deconstrucción. Por ejemplo, está aquella escena con Kramer, George y Jerry en la que Jerry está hablando de sus manos y de pronto le sale un comentario irónico sobre sí mismo advirtiendo que «estas no son unas manos manuales».
Larry: Exacto. Hubieras dicho que era la serie favorita de Derrida porque todo consiste en deconstruir cada aspecto de cualquier cosa que dependa de la estructura del show y de las comedias de situación a las que nos habíamos acostumbrado. Los propios personajes son conscientes de ellos mismos, se muestran inseguros, y eso era muy nuevo cuando salió; además están los diálogos, que no dejan de desmenuzar y volver a montar experimentando de diferentes maneras con el lenguaje.
Srećko: Ahora quiero hablar de su proyecto más reciente, Larry Charles’ Dangerous World of Comedy, en relación con la actual crisis de la Covid-19. Ha viajado por todo el mundo hasta países peligrosos y devastados por la guerra, como Somalia, y en la mayoría de los sitios descubrió bromas pesadas y humor negro según la forma en que la gente hacía frente a su situación. Comparado con estas experiencias, ¿cómo ve la crisis de la Covid-19 a la que nos estamos enfrentando? ¿Se trata de un acontecimiento histórico sin precedentes? ¿Se veían venir las bromas? ¿Es posible bromear?
Larry: Una de las cosas que me sorprendieron es que tuve que ponerme varias vacunas para ir a todos esos países, como Liberia y Somalia, y ni siquiera me constipé. Es aquí, de regreso a mi casa en Los Ángeles, donde puedo terminar pillando algo que me mate. Más importante aún, estuve en Liberia después de la época del ébola y lo que me dijeron todos los humoristas y actores con los que me encontré fue que la industria de la comedia, tal y como es allí, nació de aquella crisis sanitaria. Entonces, en el punto más bajo como sociedad, con aquella enfermedad arrasando, el humor fue uno de los mástiles a los que la gente se agarró mientras el barco se hundía. Descubrieron el humor que llevaban dentro cuando se enfrentaron a ese futuro desolador. Todos los que conocí allá antes de la crisis del ébola se limitaban a ir tirando, pero después empezaron a coger sus móviles y sus cámaras e iban grabando vídeos y utilizaban las redes sociales para hablar los unos con los otros. Se convirtió en un salvavidas para la sociedad. El poder del humor puede llegar a subestimarse.
Srećko: ¿Cuáles son las cosas más ridículas y absurdas que ha visto en esta crisis de la Covid-19?
Larry: Lo primero que me viene a la cabeza, porque se trata de un acontecimiento diario, son las ruedas de prensa de Trump. Esas ruedas de prensa son como un gag de The Three Stooges (Los Tres Chiflados) en una pandemia: es algo espantosamente ridículo, sociopático, sorprendentemente desafortunado, es todo lo que se supone que no debería ser, hasta el punto de que se adentra en la absurdidad, aunque todo esto ocurra mientras la gente se está muriendo. Hemos acabado aceptando y normalizando las conferencias de Trump, pero si escuchas lo que dice y el modo en que lo dice, y hasta su presentación, es en extremo demencial que esté a cargo de nada. Estar expuesto cada día a esto es casi como mirar una comedia de situación apocalíptica.
Srećko: Parafraseando a Kubrick diré que cuando dejé de preocuparme y comencé a querer al coronavirus fue cuando me di cuenta de que la Covid-19 estaba desenmascarando a los líderes populistas que no acostumbran más que a decir sandeces. Trump es uno de ellos, por supuesto que Bolsonaro es otro, y otro más es el serbio Vučić, que al principio dijo: «Oh, esto no es nada, no es más peligroso que la gripe». En un momento dado llegó a sugerir a los serbios que bebieran rakija, algo que nos encanta hacer en los Balcanes —¿te puedes imaginar a un líder aconsejando algo así en medio de una crisis sanitaria mundial?— A pesar de todo, una consecuencia positiva de esto es que, quizá más que nunca, la gente está empezando a hacer caso de los científicos y los médicos, que aparecen más en los medios —en la medida en que los propios medios son cómplices del auge populista—. Hay un pequeño cambio en la atención que les prestamos porque ahora todo el mundo siente que su vida está en peligro y si haces caso a Trump, Bolsonaro y Orbán, por ejemplo, puedes acabar con tu vida. ¿Cómo lo ve, cree que la crisis de la Covid-19 puede ser una oportunidad para los políticos más progresistas?
Larry: Estoy convencido, pero, solo para añadir un poco de humor a la conversación, fíjese en que las encuestas de opinión muestran un auge de la popularidad de Trump, lo cual demuestra que existe una mayor brecha en la sociedad entre los que reclaman verdad, ciencia y medicina y los que reclaman magia. No hay que menospreciar la cantidad de personas СКАЧАТЬ