En camino hacia una iglesia sinodal. Varios autores
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Название: En camino hacia una iglesia sinodal

Автор: Varios autores

Издательство: Bookwire

Жанр: Документальная литература

Серия: GS

isbn: 9788428836913

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СКАЧАТЬ Puesto que el proceso sinodal se da en las relaciones entre los sujetos, el ejercicio de la sinodalidad, de la colegialidad y del primado tiene que ser real, pleno y efectivo. El debilitamiento de uno solo de los sujetos implicados lleva consigo el debilitamiento y la puesta en tela de juicio del proceso mismo. En esta lógica no solo está prohibido afirmar una función en contra de la otra, sino que obliga a pensarlas y ponerlas en práctica en una unidad dinámica, seguros de que únicamente el ejercicio pleno de todas garantiza el ejercicio de cada una. Esta es una de las urgencias más vivas de la vida eclesial, que pide a la teología imaginar pronto formas para ejercer la sinodalidad, la colegialidad y el primado capaces de garantizar la efectiva actuación del proceso sinodal.

      7) Afirmar al proceso sinodal como estilo y práctica de una Iglesia constitutivamente sinodal que se cumple en un ejercicio circular de sinodalidad, colegialidad y primado exige que el Sínodo de los obispos sea un organismo colegial y no solo consultivo. En este sentido, Episcopalis communio es un documento débil, aunque dé pequeños pasos adelante en el camino de la colegialidad. Más que cualquier otro elemento, de Episcopalis communio emerge sobre todo el hecho de entender que el Sínodo «retrata en cierta manera la imagen del concilio ecuménico, y del concilio refleja el espíritu y el método» (EC 8) 37. Siendo el concilio la manifestación más alta de la colegialidad episcopal, ¿por qué su imagen no tendría que ser ella misma colegial? Podemos regresar al inicio del camino, cuando poníamos de manifiesto la diferencia entre el perfil del sínodo establecido por Pablo VI y la interpretación dada en CD 5, que dirigía hacia la comprensión de una capacidad colegial atribuida al Sínodo. El hecho de que Pablo VI no truncara esta lectura, permite, cuando menos a nivel de hipótesis, buscar caminos para llevar a efecto la transformación del Sínodo de los obispos de organismo consultivo de ayuda al primado en una instancia colegial.

      8) Más que una reivindicación, la dimensión colegial del Sínodo es una exigencia que se impone a partir de la naturaleza misma de la Iglesia, que es toda ella sinodal. Sinodalidad y colegialidad están entrelazadas en virtud del vínculo sacramental entre la Iglesia particular y su obispo, que en su Iglesia es principio y fundamento de unidad (LG 23). No se puede poner en marcha una fase consultiva del pueblo de Dios en las Iglesias particulares sin que sus obispos participen en todo el proceso sinodal de forma directa o indirecta. No es imposible imaginar formas de colegialidad a nivel de las instancias intermedias de sinodalidad, reconocidas en virtud de la participación en el proceso sinodal, sin que sea necesaria la presencia de todos los obispos en la asamblea. Episcopalis communio propone oportunamente como momento intermedio del proceso el discernimiento en las Conferencias episcopales.

      9) Un Sínodo con capacidad colegial no es un peligro para el ejercicio del primado. La relación entre el papa y el colegio de los obispos aparece como conflictiva solo cuando se considera en absoluto la existencia de dos autoridades supremas en la Iglesia: no es casualidad que la Nota explicativa praevia exponga la relación como doble declinación del primado: solo o con todos los obispos. Al revés, la sinodalidad, como dimensión constitutiva de la Iglesia, determina que primado y colegialidad sean dos instancias al servicio del pueblo de Dios. En una Iglesia constitutivamente sinodal no solo pierde toda relevancia la lógica competitiva entre colegialidad y primado, sino que se impone un ejercicio del primado en sentido sinodal 38. En esta perspectiva, se puede pensar en una forma ordinaria de ejercicio del ministerio petrino, dentro de la Iglesia, como bautizado entre los bautizados y obispo entre los obispos, antes que en una forma extraordinaria frente a la Iglesia, como el que habla ex cathedra. Esta idea no rebaja en absoluto la función del papa, sino que destaca con mayor claridad que su ser principio y fundamento de unidad entre todos los bautizados, todos los obispos y todas las Iglesias (cf. LG 23) se traduce en la capacidad de poner en práctica el proceso sinodal para que la Iglesia sea siempre pueblo de Dios que peregrina hacia el Reino.

      10) La historia del Sínodo de los obispos desde Apostolica sollicitudo hasta Episcopalis communio es el testimonio más evidente de la compleja emergencia de la idea de sinodalidad en la Iglesia católica. Sin el énfasis en esta institución, la sinodalidad difícilmente habría podido imponerse como práctica y como estilo eclesial después de un milenio de olvido y silencio. El resultado más importante del camino hasta hoy no es la revisión de la normativa sinodal, aún débil, sino la afirmación de la dimensión sinodal de la Iglesia. Se puede decir que la Iglesia es tan sinodal como jerárquica: es el punto sin retorno de la eclesiología posconciliar, aunque sean muchos los que la consideran una moda pasajera. Reflexionar sobre ella y practicarla con humildad y fidelidad es el presupuesto para que se entienda la sinodalidad como la forma de ser y actuar de la Iglesia pueblo de Dios.

      * * *

      Haciendo memoria de un Sínodo diocesano muy largo –casi diez años–, con el que puso en estado de sinodalidad a su Iglesia de Albano, Mons. Dante Bernini decía a su sucesor, Mons. Semeraro: Indire un Sinodo e soprattutto proporre alla Chiesa uno spirito sinodale, non significa proporle un programma o un documento, ma fornirle un cuore nuovo e scarpe nuove ai suoi membri («Convocar a un Sínodo y, sobre todo, proponer a la Iglesia un espíritu sinodal no equivale a ofrecerle un programa o un documento, sino proveerla de un corazón nuevo y de zapatos nuevos para sus miembros»). «El camino de la sinodalidad –afirma el papa Francisco– es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio».

      ¿UNA NUEVA FASE EN LA RECEPCIÓN DEL CONCILIO?

      SANTIAGO MADRIGAL, SJ

      Universidad Pontificia Comillas

      Madrid

      1. Sentido y alcance de una pregunta:

      coordenadas histórico-teológicas

      A la hora de hablar de la «recepción», en su sentido técnico y como realidad eclesiológica, sigue siendo un punto de referencia la descripción que el teólogo dominico Y. Congar nos ofreció hace casi cincuenta años:

      Por recepción entendemos aquí el proceso mediante el cual un cuerpo eclesial hace verdaderamente suya una determinación que no se ha dado a sí mismo, reconociendo en la medida promulgada una regla conveniente a su propia vida […]. La recepción no consiste pura y simplemente en la realización de la relación secundum sub et supra: implica una aportación propia de consentimiento, eventualmente de juicio, donde se expresa la vida de un cuerpo que pone en juego recursos espirituales originales 1.

      Esta breve explicación habla de un fenómeno muy complejo que afecta a todo el pueblo de Dios y que moviliza el sensus fidei fidelium, ese sentido sobrenatural de la fe suscitado por el Espíritu Santo (cf. LG 12) que conduce a la Iglesia a la verdad según la promesa del Señor Jesús (Jn 16,13). En su carta apostólica Novo millennio ineunte (6 de enero de 2001), tras la clausura del año jubilar, san Juan Pablo II nos invitó a considerar el Vaticano II como «la gran gracia de la que la Iglesia se ha beneficiado en el siglo XX», subrayando la importancia de su recepción con una metáfora sugerente: «El Concilio nos ofrece una brújula fiable para orientarnos en el camino del siglo que comienza» (NMI 57) 2.

      Por otro lado, el término «recepción» se ha convertido en el centro del debate sobre la interpretación del Vaticano II, de modo que en las últimas décadas la cuestión de la hermenéutica viene ocupando la atención de los investigadores en torno a varios binomios: cambio y aggiornamento, reforma y restauración, continuidad y discontinuidad o ruptura 3. El tiempo transcurrido ha puesto de relieve que el Vaticano II, una «asamblea humana» de dimensiones extraordinarias, entraña una historia muy compleja 4; por otro lado, los documentos aprobados revisten una especial dificultad de interpretación debido a la novedad del estilo y al lenguaje de un concilio pastoral 5.

      a) Notas sobre la interpretación histórica y la hermenéutica teológica del СКАЧАТЬ