Historias cortas, de poder, de amor y de tragedia. Jorge Osvaldo Bazán
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Название: Historias cortas, de poder, de amor y de tragedia

Автор: Jorge Osvaldo Bazán

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

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isbn: 9789878030951

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СКАЧАТЬ deuda y la Revolución del Parque

      Para comprender a Marcelo, debemos estudiar el contexto de la época. La “Guerra de la Triple Infamia”, tuvo lugar entre 1864 y 1870, como veremos más adelante. Y el gobierno de Mitre arrancó en 1862 hasta 1868, al cual lo sucedió Sarmiento (1868-1874). Quiere decir que ambos abarcaron los años de contienda. La “Guerra grande” fue impulsada por Gran Bretaña, que no toleraba el desarrollo independiente y exitoso del Paraguay, que además no se había endeudado en una sola libra esterlina como sí lo había hecho la Argentina en 1824 con la Baring Brothers por un millón de esa moneda con un interés del 6% anual, que con gastos de intermediación y comisiones varias el dinero que llegó al país fue de 560.000 libras.

      Ahora bien, al comenzar la guerra, Mitre solicita financiamiento urgente a Londres, que le facilita 2.500.000 libras, que con la “poda” habitual quedó en 1.735.000 libras. Cuando Don Bartolomé termina el mandato, la deuda externa argentina ya era de casi 5.000.000 de libras, y cuando hace lo propio Sarmiento, la deuda ya estaba en los 14.500.000 libras!Es decir, esos próceres inmaculados nos metieron en la guerra infame, y nos hicieron pagar los gastos con intereses y comisiones exorbitantes, al sólo efecto de cumplir con los deseos imperiales de la Corona. Y hago esta introducción porque ahora aparece Marcelo Torcuato en acción.

      El 26 de julio de 1890 estalló en Buenos Aires un levantamiento cívico- militar que se conoce como la famosa “Revolución del Parque”. La rebelión se gestó como corolario de la gran crisis económica que se produjo por el irresponsable endeudamiento con Inglaterra. En 1889, el gobierno de Miguel Angel Juárez Celman se declaró en cesación de pagos, el primer default formal de la historia y ello hizo que la banca Baring presionara para que, de ser necesario, se utilizara la fuerza para el cobro de las acreencias, lo que ya había pasado con Egipto y Turquía. Las negociaciones se volvieron durísimas e Inglaterra reclamó, para refinanciar la deuda, el control de la aduana, un drástico aumento de impuestos, el remate de tierras productivas y una brutal devaluación, (¿Le resultan familiares al lector estas exigencias?). Es decir, se reclamaba un ajuste salvaje que nadie estaba en condiciones de soportar. Ante ese panorama, en el ejército comenzó a gestarse un movimiento insurreccional, algunos estancieros aportaron dinero y armas y el 26 de julio, bajo el paraguas de la Unión Cívica comienza la sublevación. Los combates duran tres días, con centenares de muertos, al cabo de los cuales se impone el oficialismo, que luego de una victoria pírrica queda muy desgastado. La Unión Cívica se parte en dos, por un lado, la Unión Cívica Radical Antipersonalista, llamados “los rojos” y la Unión Cívica Radical, de Yrigoyen y también de Marcelo, llamados “los líricos”. Los rojos apoyaron más tarde el golpe contra Yrigoyen y luego integraron la Concordancia que llevó al poder al general Justo, gobierno que fue elegido en medio de la proscripción de la UCR y sobretodo de la figura de Alvear.

      El dandy argentino con apenas 22 años había participado de la revolución, que desemboca en la renuncia del presidente, siendo reemplazado por Carlos Pelegrini. Gracias a esa contienda, Marcelo conoce a los flamantes líderes del centenario partido, y se afianza como un cuadro político de fuste, circunstancia que sería decisiva a la hora de elegir al candidato a presidente en 1922.

      Pero el amor todavía no correspondido no fue óbice para su bautismo en la política. Para Alvear, al mismo tiempo, sus ímpetus juveniles lo llevaron a iniciar la “persecución” de Regina, que ya se había convertido en su obsesión. En los escenarios lujosos de Montecarlo, Madrid, Londres, París y Budapest, y en todos los que cantara Regina, los infaltables ramos de flores ya no sólo cubrían su camarín sino también los teatros enteros. La obstinación constante, casi patológica de nuestro personaje tuvo su recompensa cuando en 1903, tras casi cuatro años de súplicas y declaraciones de amor, Regina también se enamoró y por fin el derrotero europeo tuvo su justa compensación, aunque los compromisos futuros de la soprano la ataron todavía por cuatro años más al viejo continente. La noticia del noviazgo cayó como balde de agua fría en las solemnes fiestas y tertulias de la oligarquía porteña, pero la boda, contra viento y marea, se planificó y llevó a cabo en Lisboa, el 29 de abril de 1907, a las siete de la mañana, para esquivar a la prensa, evitando el indisimulado rencor de las ricas familias, propias y extrañas, que por lo bajo despotricaban contra la “advenediza portuguesa”, y que fueron burlados por los flamantes esposos, que se casaron lejos de Buenos Aires y a una hora poco convencional.

      El regalo de bodas fue el castillo “Coeur Volant”, a diez kilómetros al oeste de París, cercano al palacio de Versalles donde la pareja de recién casados (que recién volvió en 1911 para el casamiento de la sobrina de Marcelo) encontró el sosiego y la paz que en la capital argentina no hubieran tenido.

      En 1912 Marcelo fue elegido diputado. Y la vida de Regina se había tornado difícil. Su esposo había sacado de circulación todos los discos con las grabaciones realizadas por ella, con lo cual su pasado estaba borrado, como si nunca hubiera cantado. En 1917 la pareja se fue a vivir a Francia al ser designado embajador, Europa estaba en guerra y la residencia de los Alvear se había convertido en un lugar de reunión de diplomáticos y personajes de la realeza, como la propia Amelia, Reina de Portugal e íntima amiga de Regina. Por esos días, Marcelo donó un hospital de sangre, acción que fue correspondida por el gobierno de Francia que le otorga la Legión de Honor, reconocimiento creado en 1802 por Napoleón Bonaparte para distinguir a aquellos que demostraran méritos eminentes al servicio del país galo. Cuando finalizaba el primer mandato de Yrigoyen, éste nombra a Alvear como su sucesor, que sin estar en la Argentina, sin participar de la campaña electoral, el 2 de abril de 1922 logra un impactante triunfo con el 46,06% de los votos superando por más de 36 puntos porcentuales al conservador Norberto Piñero. Marcelo asume el poder el 12 de octubre de 1922. Regina contaba por entonces con 51 años.

      Cuentan las crónicas de la época, que era tal el odio que las familias “de la alta sociedad” profesaban por esa “pareja despareja” (para ellas), que sólo cuando el general y ex- presidente Julio Argentino Roca, en una ocasión se acercó a saludar a Regina y Marcelo, que cenaban solos en una mesa apartada, el matrimonio se liberó de “la sanción social”, que de todas formas no había hecho demasiada mella en ellos.

      Volviendo a Marcelo Torcuato, fue elegido presidente de la República hasta 1928, (por entonces los períodos eran de seis años) y al finalizar su mandato, Don Hipólito fue electo por segunda vez, pero en 1930 se produjo el primer golpe de estado de la historia, cuando el general José Félix Uriburu tomó el poder con la anuencia de la Corte Suprema.

      En cuanto a la obra de gobierno de Alvear, mucho se ha escrito y discutido si fue una gestión de tipo conservadora o progresista. A ese respecto, el docente e investigador universitario Fernando del Corro, explica que durante 1922 a 1928, por la política industrial implementada, se radicaron en Argentina 58 consorcios extranjeros, como General Motors, Ford Motor Company, que llegó a fabricar 100.000 Ford T. También se instalaron las envasadoras Crush y Coca-Cola, la petrolera Standard Oil, la alimentaria Royal, los laboratorios Parke Davis y Colgate - Palmolive. Además, se creó el frigorífico Nacional, que luego pasó a llamarse “Lisandro de la Torre”, para competir con empresas británicas y estadounidenses que manejaban a su antojo ese negocio. Y pocos saben que el ministro de Hacienda de Marcelo era un venezolano que había llegado de niño al país, que se llamaba Rafael Herrera Vargas, que aplicó un arancel del 25% a todos los bienes importados y un impuesto a la herencia. Todo ese combo provocó la llegada de 600.000 inmigrantes, mientras los obreros alcanzaron salarios más elevados con una legislación protectora de mujeres y menores. Pero Alvear también tuvo otro latinoamericano como ministro, y me refiero al almirante paraguayo Manuel Tomás Domecq García, que fue СКАЧАТЬ