Название: Geopolítica, soberanía y "orden internacional" en la "nueva normalidad"
Автор: Miguel Ángel Barrios
Издательство: Bookwire
Жанр: Социология
isbn: 9789876918756
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En el quinquenio 1953-1957 será creada la Escuela Superior del Estado, que tendrá a su cargo la capacitación de los funcionarios superiores de administración pública. A fin de perfeccionar sus conocimientos en materia de conducción, doctrina nacional, ciencias sociales, económicas y políticas en general y en particular, ciencias de la administración pública. Las funciones de la Escuela Superior del Estado serán complementarias de los cursos de capacitación que se realicen en cada Departamento de Estado y tenderán a lograr la formación del criterio y del sentido de responsabilidad social del funcionario.
4) En el campo de la tecnología agropecuaria: es un lugar común la afirmación de que el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) fue una creación del gobierno de facto de 1955. En verdad, este instituto recibió la herencia de una estructura concretada en el primer plan quinquenal (1947-1951) de Perón. En efecto, en ese plan se preveía la creación del Centro de Investigaciones Agropecuarias en la órbita del Ministerio de Agricultura de la Nación, que debía ocuparse del estudio de los problemas técnicos y prácticos de la agricultura y de la ganadería, abarcando el mejoramiento de plantas y animales, así como los recursos naturales relacionados con esta producción (suelo, flora y fauna), sanidad vegetal, animal, ingeniería rural y aprovechamiento de los productos y subproductos agropecuarios.
5) En el campo de la investigación: otra afirmación muy común es que el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) se creó durante la presidencia de Arturo Frondizi, pero lo que no se dice es que su funcionamiento ya había comenzado, desde principios de los años 50, en el ámbito del Ministerio de Asuntos Técnicos. En dicho ministerio se hallaba la Dirección Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas.
En verdad, el Conicet –instituido por el presidente de facto Pedro Aramburu mediante decreto-ley 1.291 del 5 de febrero de 1958 y cuya creación se atribuye a su primer titular, el médico Bernardo Houssay– fue una recreación del antiguo Consejo Nacional de Investigaciones Técnicas y Científicas (Conityc), creado por el general Perón por decreto 9.695 del 17 de mayo de 1951, bajo la dependencia del Ministerio de Asuntos Técnicos.
Durante el gobierno justicialista, entre otras cosas, se llevó adelante el Primer Censo Científico Nacional, que fue publicado a comienzos de 1956, al mismo tiempo que la furia antiperonista del golpe de Estado de 1955 impulsaba la disolución del Conityc, así como del ministerio del que dependía (entrevista de Miguel Ángel Barrios al doctor Leopoldo Frenkel, con relación al origen del Conicet, mayo de 2020).
En el segundo plan quinquenal (primera parte, cap. VI) se tratan específicamente las investigaciones científicas y técnicas. Una novedad importante es la creación del cargo de agregado científico y técnico en las representaciones del país en el extranjero.
En el aspecto científico también debe destacarse la creación de organismos para el desarrollo de tecnología de punta, como la Comisión Nacional de Energía Atómica, la Junta de Investigaciones Científicas y Técnicas de las fuerzas armadas, el Complejo Industrial de Córdoba, así como el desarrollo de la industria aeronáutica y mecánica del Estado.
Por último, dentro del marco de la planificación estratégica del gobierno de Perón no podemos soslayar la figura de José Miguel Figuerola, quien emigró de España y colaboró con el presidente desde 1943 en el Departamento Nacional del Trabajo. Allí desempeñó la jefatura de Estadística y Organización Profesional, y fue el creador de la estadística social en la Argentina con el apoyo de Perón. Un Estado sin datos estadísticos no puede lograr nunca un plan estratégico. Además, en su libro La colaboración social en Hispanoamérica Figuerola propuso que el Estado ejerciera un papel arbitral para lograr el equilibrio entre empresarios y trabajadores.
Otra figura insoslayable es la del ministro de Salud Pública Ramón Carrillo, neurocirujano, neurobiólogo, sanitarista. Su concepción de la salud, que privilegiaba lo social sobre el lucro individual, permitió el avance de la salud pública en la Argentina y la inauguración de una infraestructura de casi quinientos nuevos hospitales.1
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A lo largo de este capítulo hemos descripto la evolución político-histórica de la estrategia, su relación y tributo con el pensamiento militar y el rescate de la estrategia subordinada a la política. Asimismo, brindamos ejemplos generales del plan estratégico de Perón para una Nueva Argentina.
Gustavo Béliz plantea que América Latina comienza a verse impactada por la cuarta revolución industrial y que en dicho escenario “la irrupción de la inteligencia artificial como un nuevo factor de producción nos llama a reinventar respuestas frente al inacabado desafío de diversificar patrones económicos y agregar valor a nuestra inserción mundial de un modo sustentable ambientalmente e incluso socialmente”.
Esa situación no significa un piloto automático sino una revolución de la gobernanza basada en una geopolítica de los algoritmos. La verdadera soberanía pasa por adquirir estrategias de clasificación de datos digitales, pues no hay soberanía sin soberanía digital. Desde allí se deben generar y pensar las políticas públicas. Para Béliz, “el desafío es posible, por supuesto, a partir de un humanismo tecnológico que ponga a las personas como núcleo de los esfuerzos. En algoritmolandia necesitamos construir no solo capacidades de predicción, sino de previsibilidad; necesitamos crear un digital new deal para la inclusión. Porque una integración inteligente es mucho más que una mera integración de algoritmos” (Béliz, 2018: 8-15).
En síntesis, el gran desafío estratégico de la Argentina pasa por reinventar un nuevo Estado de bienestar humanista y tecnológico que genere inclusión social en el mundo de la globalización.
1. Por decreto 23.394/46, a través de la Secretaría de Salud Pública dirigida por Ramón Carrillo, el presidente Perón creó la Empresa Medicinal del Estado (EMESTA), con el objetivo de que el Estado argentino no fuera manipulado por los grandes laboratorios farmacéuticos. Lanzó al mercado cien productos medicinales a bajo costo, con una concepción estratégica y universalista de la salud pública. Véase www.ospat.com.ar.
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