Gazapo. Gustavo Sainz
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Название: Gazapo

Автор: Gustavo Sainz

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: Biblioteca Gustavo Sainz

isbn: 9786077640127

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СКАЧАТЬ de (A) y Tricardio lo es de (C), ¿quién representa el síndrome casa/pasado (B)? Es indudablemente la abuela, vieja chocha y maloliente, pero a la vez simpática y cariñosa, quien simboliza para Menelao su vida anterior, su envidia y deseo infantil de muerte de un hermano que ya ha muerto, su odio a la madrastra, su desilusión de su padre y de su madre divorciada.

      La conexión casa-familia-abuela se hace patente durante su visita a la casa el martes: al entrar en la casa se le imponen los recuerdos de siempre, visiones de bailarinas (piernas, bocas, senos), dejos de sus fantasías infantiles, como en otra ocasión la casa le recuerda “el triste sonido de [sus] masturbaciones” (149). Ahora se yuxtaponen los contornos conocidos de su casa, su abuela que le regaña, y el eco del pasado: “La misma perorata de siempre y yo de cabrón, pensando en otras cosas: nalgas por todas partes, senos por todas partes, bocas pintadas, muslos blancos detrás de las mallas de rombos delicados” (86). La vieja, siempre presente en la casa (89), encarna muchísimos celos, frustración y culpabilidad que Menelao exorciza mediante la muerte de ella; no sólo lo hace una vez, sino dos veces. La primera vez ella se muere tendida sobre la hierba del parque de ­Chapultepec, y después fallece en un embotellamiento de tráfico; lo importante es que en ambos casos Menelao se sueña el autor inocente de su imaginada muerte, por haberla llevado de paseo, etc., y de esa forma intenta disminuir simbólicamente su vida anterior y de borrar el peso psíquico de su niñez, manteniendo al mismo tiempo las manos limpias de más culpabilidad, por imaginaria que sea.

      Representando su estado transitorio e inestable, entre el pasado y el futuro, la trascendencia de este conflicto (C) refleja una esencia incompleta, fluida, algo que no encaja todavía, ­Menelao mismo, personaje central de la novela. Éste oscila entre el apartamento y su casa, entre el estado adulto y la niñez, entre el valor y el temor, y entre el anhelo. Sentimos, como él siente más que nadie, que aún le falta una personalidad que sea propiamente suya; hasta su nombre sufre un constante vaivén, creando un tono humorístico: Mentolado, Melachupas, Melomeas, Melenas, Melanio, etc. Además, asume gestos, posturas, actitudes, ora de algún profesor pedante, u ora de Humphrey Bogart (10) o Drácula (40); por lo tanto, está en constante crisis consigo mismo porque se siente suspendido entre un pasado que temerosamente intenta descarar y un futuro de posibilidades que apenas alcanza a soñar. Este estado de tenue equilibrio es tan agudo para Menelao, que no se permite el lujo de admitir sus derrotas en las peleas en las cuales se enfrenta. Sólo sabemos que aparecen moretones, un ojo morado, etc. Incluso inventa un ataque de un policía que le dice: “Yo ya te partí la madre una vez…” (154). Por otra parte, repite, adorna y exagera sus supuestos triunfos y los lleva como una corona.

      Su estado de crisis no sólo responde a esta encrucijada, endémica en todo adolescente, sino que exacerba en (A) y (B) este arreglo esencialmente tripartito. Vamos a examinarlos en orden reverso. La situación doméstica (B) le ha ocasionado otro origen de crisis, que es la pérdida de seres amados y un traslado brusco; recuerda los conflictos familiares (124, 149); se siente rechazado por su padre (16, 27-29); ve a su madrastra como una intrusa (27, 160, 173); y a pesar de cierto desprecio a su madre que vive en su departamento, al final indica que “me acuerdo mucho de mamá” (171,186). El otro factor causante de la crisis es (A) la serie de semiseducciones que realiza el joven, las que son en realidad “cachondeos” interrum­pidos, no porque Gisela se niegue, sino porque Menelao “se raja”, temeroso ante la enormidad de sus fantasías. Pone barreras, inventa pretextos y sucesos comprometedores para no consumar el acto, mientras anuncia a sus amigos que “se acuesta (lo que es verdad si sólo se piensa en la postura horizontal) con ella”. Sus logros son de tipo onanista ya que no hace el amor con Gisela.

      En resumidas cuentas, creemos haber hecho evidente que la estructura y la temática de Gazapo sí tienen diseño y que se vinculan a lo largo de la narración; que en efecto se trata de un ramaje temático-estructural sobre el cual cuelga un montaje de hojas episódicas, nada azarosas si se consideran en su totalidad.

      De acuerdo, señor Sainz, usted no escribió su novela “a la trompa talega”.

      *Artículo publicado originalmente en Nueva Narrativa Hispánica, vol. 3, núm. 2, 1973, p. 237-244.