Voleibol táctico. Cristòfol Salas Santandreu
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Название: Voleibol táctico

Автор: Cristòfol Salas Santandreu

Издательство: Bookwire

Жанр: Сделай Сам

Серия: Voleibol

isbn: 9788499108186

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СКАЧАТЬ que además se realiza la planificación de la estructuración defensiva del ataque rival, y en el que en función del tipo de saque, se están desarrollando a la vez intenciones tácticas ofensivas y defensivas.

      Monge (2001) propone el K-0 como punto de partida para analizar los patrones del juego, e interpreta que el mismo es como una macroestructura de complejos básicos, que van del K-0 hasta el K-IV, y de complejos específicos como combinación lógica de los anteriores, distinguiendo en su trabajo hasta un total de diez de estos complejos específicos.

      La aparición de un mayor número de complejos, entre los que destaca el tercero, no está del todo consensuada. En primer lugar, éste puede ser entendido como el juego medio (Herrera, Ramos y Mireya, 1996), entendiendo por juego medio toda secuencia que realiza un equipo a partir de una posición defensiva ante el contraataque del equipo contrario, indistintamente que el saque lo tenga a favor o en contra (Monge, 2001). Sin embargo, también es definido como el complejo que desarrolla el equipo que interviene para recuperar el saque cuando se ve obligado a defender y con-traatacar el ataque del complejo II del adversario (Ureña, 1998; Palao, Santos y Ureña, 2002).

      El replanteamiento de los complejos intermedios (Monge, 2001 y Hernández-Moreno, Benito, Lobato y Mejías, 2002) plantea una duda sobre un hecho al cual no se le había prestado mucha atención, ¿qué diferencia a un complejo de otro? Si somos capaces de contestar a esta pregunta seremos capaces de establecer la relación exacta del número de complejos y su definición.

      La propuesta estructural aquí planteada a modo de contestación consiste en entender que si el saque queda excluido de los dos primeros complejos y es considerado como punto de partida del juego, o como complejo 0, y analizamos las situaciones originarias de cada uno de los siguientes complejos que van apareciendo en el desarrollo del juego, es fácil observar que ambos parten de situaciones defensivas diferentes: la defensa del saque como primera fase del K-I y la defensa del remate como primera fase del K-II. Es decir, ambos complejos surgen de dos fases defensivas ante dos acciones de finalización.7 Ambas situaciones se diferencian en dos aspectos, por un lado las posibilidades de éxito dada la distancia a la que se encuentra el balón de la red, aspecto éste que facilita enormemente la acción defensiva dado el mayor tiempo de preparación y análisis de la trayectoria del balón, y, por otro lado, la posibilidad o no de bloquear la acción del rival, según queda determinado por el reglamento. Estas dos diferencias inciden en el desarrollo estratégico de ambos complejos, sobre el que más tarde profundizaremos. Si ambas defensas cumplen con su objetivo, facilitar en la mayor medida posible la transición a la fase ofensiva, podríamos concluir que las únicas diferencias encontradas se establecen en la fase defensiva.

      En el supuesto de que la secuencia de juego analizada recogiese solamente las acciones ocurridas desde el momento del saque incluido éste, hasta el primer remate, la estructura del juego quedaría representada por la interacción de dos equipos, uno que juega para puntuar a partir de ser el encargado de realizar el saque, para lo cual debe desarrollar en primer lugar el K-0 y a continuación el K-II, y otro equipo, que juega para puntuar a partir de la recepción de ese saque, para lo cual se apoya en el desarrollo del K-I (figura 8). La consecución del objetivo implica bien el mantenimiento del saque para el primer equipo, o bien la recuperación del saque para el segundo equipo.

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      Sin embargo, si la jugada continuase tras la culminación del ataque, nos encontraríamos con varias posibles secuencias. La primera posibilidad vendría determinada por la continuidad del juego en el campo del equipo que realizó el saque (figura 9). Esta continuidad estaría marcada por la intervención del bloqueo sobre el balón, acción que implicaría el regreso inmediato de la pelota al campo del equipo que realizó el remate tras el rebote del balón en el bloqueo. En ese momento el equipo que realizó el ataque se encuentra con la posibilidad de construir un nuevo ataque a partir del apoyo al propio remate. La segunda posibilidad de continuación consiste en que el rebote del remate sobre el bloqueo facilite la acción del posterior golpeo de la segunda línea y, por lo tanto, aumenten las posibilidades de éxito de la posterior fase de contraataque. Este complejo es de naturaleza parecida al que se produce cuando la intervención sobre el balón atacado es de un jugador de segunda línea. En ese momento es probable que el balón regrese al campo del equipo que realizó el ataque sin que el equipo adversario tenga la posibilidad de finalizar la construcción del ataque mediante un remate, dado que la velocidad que alcanzan los remates potentes es tal que las posibilidades de éxito del primer contacto quedan muy reducidas. En ambos casos la continuidad del juego es muy ventajosa para el equipo que mantiene el balón en su poder.

      A continuación en la figura 9 podemos observar las posibles secuencias complejas que nos podemos encontrar durante el desarrollo del juego.

      Profundizando en la estructura de los complejos y siempre que se tome como punto de inflexión o de cambio de complejo la naturaleza del último golpeo del equipo rival, tal y como hemos afirmado antes, es posible observar la aparición de, al menos, dos complejos estratégicos más:8

      •En primer lugar, un tercer complejo (K-III), que hace su aparición en el momento del juego en el cual un equipo se ve en la necesidad de pasar el balón de campo, sin que la intención de este golpeo sea claramente la de puntuar, ya que la situación que ha de resolver el jugador no tiene garantías de éxito. Por ejemplo, ante una situación defensiva que no facilita la construcción del ataque, o bien ante una mala construcción del ataque por error directo del colocador. La consecuencia de este error es la obligatoriedad del jugador que va a realizar el tercer contacto del equipo de pasar el balón de campo mediante otro golpeo que no sea el remate. En esta situación, el equipo se ve en la necesidad de construir un ataque9 con pocas garantías de éxito dado que el último golpeo será realizado con dedos, antebrazos o con un golpeo parecido a un saque desde cualquier zona del campo; en este momento del juego se produce lo que en voleibol se conoce como free-ball, es decir, el balón pasa de campo libre de remate. La defensa de un free es

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      * El ataque entendido como última acción en ocasiones implica remate, pero en otras la última acción, dada la dificultad de la situación, tan sólo implica un golpeo de continuidad hacia el campo contrario, golpe que en voleibol es conocido por muchos técnicos como free-ball.

      más parecida a la de un saque que a la de un remate, por la distancia a la que está el balón de la red y por la adecuada no utilización del bloqueo.10 El equipo que defiende este tipo de balones desarrollará el tercer complejo estratégico (K-III). Éste, tal y como puede apreciarse en el ejemplo propuesto, surge de una situación defensiva muy parecida a la defensa del saque mediante la recepción y con tantas posibilidades de éxito como el KI, e incluso más, dado que los jugadores al igual que en aquel momento tienen todas las posibilidades de comunicación y de desarrollo adecuado de los golpeos de pase,11 disponiendo además de un precioso tiempo para la elaboración y análisis de la toma de decisiones. Existe otro balón que cumple con ciertas características del free-ball, es el balón tocado defensivamente por el bloqueo propio, balón que en ocasiones queda tan alto y tan frenado que llega a permitir incluso la comunicación entre el colocador y el resto de jugadores. Este balón es considerado por algunos entrenadores СКАЧАТЬ