¡Corre! Historias vividas. Dean Karnazes
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Название: ¡Corre! Historias vividas

Автор: Dean Karnazes

Издательство: Bookwire

Жанр: Сделай Сам

Серия:

isbn: 9788499104744

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СКАЧАТЬ inapropiada. Nos estábamos tronchando y nada podía mitigar nuestras risas; nos nutríamos de las del otro. Las lágrimas nos caían por las mejillas en medio de la celebración de aquella aparatosa boda y nos desternillábamos de risa como dos payasos. Tan intensas eran mis carcajadas que pensé que llegaría a sofocarme.

      –Ejem. –Alguien detrás de nosotros se aclaró la garganta. Me di la vuelta y me encontré con el padre del novio. Era un caballero imponente y un empresario de gran éxito. Llevaba un elegantísimo frac a medida.

      Lo primero que pensé fue: «El alquiler debe de ser caro». En seguida me di cuenta de que probablemente era suyo.

      A su lado había una mujer de gran dignidad.

      –Dean –me dijo–, me gustaría presentarte a Dianne Feinstein.

      Al darme cuenta de que tenía delante de mí a una senadora, me atraganté y algo, tal vez un trocito de zanahoria parcialmente masticado, salió embarazosamente disparado por mi nariz. La mujer retrocedió al verlo y se prolongó un silencio incómodo al quedar todo en suspenso por «el incidente de la expulsión nasal».

      Me quedé paralizado por el horror sin saber qué hacer. En mi estado de agotamiento, no era apto para estar en público, por no hablar de mantener un cara a cara con un cargo electo.

      –Encantada de conocerle –dijo por fin y educadamente la senadora Feinstein. Luego arqueó las cejas para indicar al padre del novio su ferviente deseo de alejarse rápidamente de allí.

      Se alejaron.

      El episodio nos había devuelto la serenidad. Las náuseas hicieron mella en mí. Me giré hacia el grupo y dije:

      –No me siento bien. Tomemos un poco de aire fresco.

      –Cariño –me recordó mi esposa–, ya estamos al aire libre.

      Los cuatro nos encaminamos hacia los aledaños de la celebración y encontramos una zona privada. Topher se volvió hacia mí e hizo inventario. Era evidente que me encontraba conmocionado.

      –Tío, ¿por qué esa cara tan larga? –preguntó.

      –Ya has visto lo que ha ocurrido ahí.

      –Míralo de este modo, Karno: ¿cuántas personas tienen alguna vez la oportunidad de quedar como perfectos idiotas delante de un cargo electo? Aprovechaste la oportunidad. ¡Carpe diem, hermano! Dicen que sólo se tiene una oportunidad de dejar una buena impresión. Bueno, estoy seguro de que no se va a olvidar de ti.

      En aquel momento sentí la urgencia irrefrenable de matar a ese hombre. Pero estaba seguro de que carecía de fuerzas para darle caza y dejarme llevar por el impulso.

      En lugar de eso dije:

      –Gracias, Topher. De veras te agradezco tu cálida empatía.

      Di un paso adelante con la esperanza de que hubiera bajado la guardia para atizarle. Pero haber crecido con nueve hermanos mayores le había enseñado bien y aquel pequeño cabrón se mantuvo instintivamente a una distancia prudencial de mí.

      Sin esperanza de conseguir en el futuro algún cargo político, decidimos que la mejor opción era volver a la cola del convite y seguir comiendo. El incidente había dejado mi orgullo por los suelos, pero el hambre había regresado indemne. Me limpié la nariz con el dorso de la manga; en vez de dejar al grupo con hambre y humillado, me encargaría de que sólo yo fuera el humillado. En momentos desesperados, abraza cualquier victoria que puedas obtener.

       5.0

       Sólo me duele cuando corro

       «Este deporte sería divertido si no fuera porque se corre»

       –C AMISETA DE UN MARATONIANO

      DE CAMINO una mañana a dejar a mi hijo en el colegio, adelantamos a un hombre que hacía footing. Tenía un aspecto terrible. Pregunté a mi hijo:

      –¿No te entran ganas de ponerte unas zapatillas y echar a correr?

      –Pues no –fue su respuesta soñolienta.

      En honor a la verdad, correr no siempre es la más agradable de las actividades. Vale, tal vez incluso sea un poco doloroso en ocasiones. Bien, de acuerdo, muchas veces el dolor es agudísimo.

      Desde luego, los corredores no somos precisamente la mejor propaganda de nuestro deporte. Es decir, ¿cuándo fue la última vez que viste a alguien correr por una calle riendo a carcajadas (a menos que estés cerca de un manicomio y uno de sus ocupantes se haya escapado)? La realidad es que incluso la mayoría de los otros deportistas odian correr. Como un corredor dijo oportunamente: «Mi deporte es lo que se considera un castigo en el tuyo».

      Sin embargo, y basándome en mis relaciones, he descubierto que los corredores somos unos tipos divertidos. Tal vez la agonía que experimentamos en nuestro deporte se corresponda con un buen sentido del humor para contrarrestarlo. Es una especie de equilibrio entre el yin y el yang.

      Un cartel que vi durante un reciente maratón en Chicago es un ejemplo de nuestra naturaleza jocosa. Había una mujer joven a un lado de la carretera sosteniendo una gran pancarta sobre la cabeza. Rezaba:

       Soy una apasionada atlética de Dan

      El cartel era divertido, suponiendo que el doble sentido fuera intencionado, pero me reí entre dientes y seguí corriendo, sin pensar en pararme a preguntar.

      A lo largo de los años, he visto varias pancartas clásicas en las carreteras, puestas por los espectadores. He aquí algunas de las más notables:

       ¡Aguanta! Correr no te matará. Te desmayarás antes de eso

       Si fuera fácil, yo también lo haría

      Y:

       Funeraria próxima. Pon buena cara

      No son las únicas frases con humor que he asimilado como corredor. Lee estas frases sarcásticas:

      «La única razón por la que haría jogging sería para volver a oír una respiración fatigosa a mi lado.» –ERMA BOMBECK

      «A un ritmo lento y continuo se ganan carreras… ¡excepto las de verdad!» –ENTRENADOR DE ATLETISMO DE INSTITUTO

      «¿Por qué no se murió Filípides en el kilómetro treinta y dos?» –FRANK SHORTER

      «Cuando el avance se torna duro, ¡los velocistas abandonan!» –CARTEL A MEDIADOS DE LOS SETENTA DE UN EQUIPO DE ATLETISMO DE FONDO

      «Empieza lento y ve bajando el ritmo.» –CONSEJO DE WALT STACK PARA CORRER UN MARATÓN

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