Estás En Mis Manos. Victory Storm
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Название: Estás En Mis Manos

Автор: Victory Storm

Издательство: Tektime S.r.l.s.

Жанр: Триллеры

Серия:

isbn: 9788835419174

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СКАЧАТЬ mirada determinada me dieron a entender que el invitado esperado era una persona muy importante. ¿De quién se trataba? Necesitaba saberlo sí o sí, así que intenté ganar algo de tiempo besándolo, pero de nuevo me apartó.

      —No me obligues a ser maleducado, Danielle.

      —Vale, tú ganas —dije con un suspiro de rendición.

      Al llegar a la puerta pude oír a Alekséi responder al teléfono y decir a los guardias que hicieran entrar al invitado. Lo dijo en ruso, pero comprendí perfectamente cada una de las palabras, y sabía que si quería pillar a esa persona necesitaría encontrar una excusa para bajar al salón pasando por el pasillo principal y la gran escalera.

      Me dirigí lentamente a la puerta y salí.

      En vez de regresar a la habitación que me había sido asignada, continué mi camino por el pasillo central que acababa en la gran escalera, la cual separaba en dos partes simétricas y opuestas que llevaban ambas al salón de la planta baja.

      Con una verdadera satisfacción, me crucé con el invitado de Alekséi justo cuando subía por los primeros escalones de la escalinata.

      Llevaba gafas de sol que le ocultaban en parte el rostro, pero tenía algo familiar. Aguardé todavía un poco más, esperando a que llegase arriba del todo de las escaleras, para pasar a su lado. Me echó un vistazo que no pasé desapercibido, pero siguió su camino, como si no hubiese pasado nada. Me habría gustado acercarme a él y hablarle, pero sabía que una actitud así habría suscitado sospechas; pero tampoco podía dejar pasar aquella ocasión única de conocer a la persona con la que Alekséi hacía contrabando de diamantes o mediante la cual los intercambiaba por otra cosa. Llevaba ocho meses esperando ese instante.

      Hasta me había acostado con ese ruso para meterme en su domicilio, donde sabía que tenían lugar los encuentros más interesantes y provechosos. ¡Y ahora se me presentaba la ocasión! El hombre me rozó y yo fingí indiferencia, y cuando me fui hacia la escalera, respiré el olor de su after shave. Era un perfume especial y muy caro. Sólo conocía a un hombre que lo llevaba, un hombre con el que tuve una relación durante casi un año, una relación basada en breves encuentros episódicos de sexo, así como algunas charlas en las que hablábamos de trabajo y de nuestros sueños de gloria.

      Había pasado casi un año desde nuestro último encuentro, pero de repente me vino a la mente la imagen de mi ex. El pelo rubio, los ojos azules, una mandíbula cuadrada, la nariz aguileña, estatura y peso en la media… Reprimí una exclamación: “¡Ryan!”

      De repente me giré, alterada. Él también se había girado y se había quitado las gafas. Tenía el pelo más largo y llevaba barba, pero sin duda era él. ¿Cómo podía ser? Volví a pensar en aquel año con él y en los problemas que tuve… Me acordaba de todas las veces que le confié mis dudas sobre el hecho que otra persona de mi entorno iba detrás de mí.

      —¿Cómo has podido hacerme esto?

      Entendí en ese instante que era él quien me había puesto palos en las ruedas desde el principio. En aquel preciso instante entendí todo lo que me había manipulado y cómo se había esforzado en involucrarse en mis planes. Como por instinto, busqué la pistola que tenía escondida en el fondo del bolsillo de la falda, pero me di cuenta demasiado tarde que me la había dejado en la habitación cuando Alekséi me había llamado. Ryan hizo lo mismo y vi de repente el cañón de su arma apuntándome.

      —Kendra, no te lo tomes como algo personal, pero sólo uno de los dos saldrá vivo de aquí.

      —No es necesario que esto acabe así —intenté convencerlo, bajando lentamente los escalones sin darle la espalda.

      Estaba claro que iba a delatarme a Alekséi, a partir de ese momento ya no tendría ninguna escapatoria. ¡Tenía que dejar la mansión a toda leche! Además, después de la humillación que había vivido, la rabia me movió a coger el teléfono móvil para llamar inmediatamente a mis contactos del exterior para decirles que no se fiaran de Ryan.

      —¿Qué diablos pasa aquí? —gruñó la voz de Alekséi, desviando la atención de Ryan.

      Yo tenía suficiente experiencia para entender que me habían pillado, así que hice lo único que todavía se podía hacer: cogí el teléfono y empecé a escribir un mensaje para explicar lo que pasaba.

      —¡Suelta ese móvil! —gritó Ryan fuera de sí en cuanto se dio cuenta, cogiéndome poco antes de que enviase el mensaje.

      Vi que Alekséi detenía a Ryan con un gesto y se dirigió hacia mí. Su mirada parecía una fina lámina gris de escarcha, dispuesta a romperse y estallar en mil pedazos, los cuales alcanzarían a cualquiera que estuviera cerca.

      Unos ocho meses a su lado me habían enseñado que él no habría dudado en hacerme pagar caro cada segundo que había pasado junto a él y que yo había aprovechado para fines personales. El perdón era algo que él jamás me habría concedido. No tenía ninguna duda sobre eso. Haría lo que fuese para destruirme. Pero únicamente después de una confesión completa para descubrir hasta dónde había llegado yo actuando de aquella manera durante todo aquel tiempo.

      —Dame tu móvil —resopló con una voz rara a un paso de mí, tendiéndome la mano.

      Miré rápidamente la pantalla, y eché de menos los antiguos móviles donde sólo bastaba con apretar una tecla fácilmente identificable en vez de ser todo visual. Sólo tenía que apretar “Envía” con el pulgar. Iba a hacerlo, cuando la mano de Alekséi me alcanzó rápidamente. No me dio tiempo a mover el brazo para evitarlo, pero al mismo tiempo sonó un disparo en la mansión.

      No vi el proyectil que venía en mi dirección, y entonces sentí un fuerte dolor a la altura del pecho que me cortó la respiración y me echó hacia atrás. Los tacones de mis zapatos perdieron el punto de apoyo y antes de que pudiera agarrarme al brazo de Alekséi, caí al vacío. Apenas pude tocar los dedos de Alekséi antes de empezar a descender hacia mi propio fin. La última cosa de la que me acuerdo era pronunciar débilmente su nombre, como una llamada de auxilio desesperada y luego… el dolor.

      Sólo el dolor me hacía sentir viva, a pesar de la bala alojada a unos centímetros del esternón y los golpes contra los escalones mientras caía hasta los pies de la escalinata.

      Y luego la oscuridad total.

      Capítulo 2

      Alekséi

      Habían pasado cuarenta y ocho horas desde el episodio de locura que tuvo lugar en mi casa. Había estado horas reprochándome a mí mismo no haberme dado cuenta de la doblez de Danielle Stenton, alias Kendra Palmer. ¿Cómo había podido ser tan ingenuo? ¿Cómo no había podido darme cuenta de su auténtica naturaleza? ¡Y eso que había tenido algunas sospechas! ¿Era posible que la belleza de esa mujer me hubiera enceguecido hasta perder la cabeza y volverme estúpido y ciego?

      Yo que siempre me las había dado de tener un sexto sentido para descubrir a los timadores y mentirosos. Dios mío, no me lo podía creer: había tenido a una persona como ella a mi lado durante ocho largos meses sin darme cuenta.

      En realidad me había dejado llevar por esas ganas furiosas de acostarme con ella y de domar su carácter rebelde y arrogante. Me había cegado tanto el deseo y sus maneras esquivas y a la vez provocadoras de estar a mi lado que había perdido el juicio. СКАЧАТЬ