Plan B. Jana Aston
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Название: Plan B

Автор: Jana Aston

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия:

isbn: 9788417972295

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СКАЧАТЬ prohíben salir en los anuncios de KINGS. En ellos solo aparecen familias y parejas de jubilados que se sonríen por los bajos precios de las judías verdes en conserva y el papel de cocina. Imagino que una campaña publicitaria con Kyle para promocionar preservativos no es el mercado que buscan.

      El problema es que los tíos de su calaña no tienen Facebook. Ni Twitter. Ni Instagram ni Pinterest. Ni siquiera una página web. No hay forma de contactar con los hombres como él.

      Debe de ser muy práctico para librarse de los rolletes esporádicos.

      Como ha hecho conmigo.

      Capullo.

      ¿Tenéis idea de la rabia que da no poder localizar a alguien? ¡Estamos en el siglo xxi! Sé quién es, dónde trabaja y dónde vive, pero no puedo contactar con él. Es desesperante. Es diez veces peor que cuando un amigo pone el móvil en silencio por error y te ves forzada a esperar durante horas hasta que se dé cuenta de que le has escrito.

      He llamado a la oficina, pero no ha servido de nada. Supongo que no le sorprenderá a nadie, pero no puedes llamar a una empresa importante y pedir hablar con el encargado así como así. Pero ¡si ni siquiera puedes llamar a una pequeña empresa y pedir hablar con…, bueno, con alguien! Se me ocurrió hacer clic en el apartado de «Contacte con nosotros» en la página web de la tienda porque ninguna de las demás categorías se ajustaba a mis necesidades. No, no tengo problemas con un pedido. No, no tengo una pregunta sobre la garantía. Y no, no necesito ayuda para hacer una devolución.

      Por extraño que parezca, «Vuestro director ejecutivo me ha dejado embarazada» no figuraba entre las opciones. Tras diez minutos de frustración, salí de la pantalla de contacto y acabé comprándoles vitaminas prenatales. Y un bolso hecho de botellas de agua recicladas. Me apetecía guardarles rencor, pero la verdad es que tienen muy buenos precios.

      Es hora de poner en marcha plan B.

      Capítulo 3

      Daisy

      ¿Recordáis esa película protagonizada por dos hombres que se cuelan en las bodas para ligar sin tener que pagar la bebida o la cena?

      Pues esto no es así.

      Esto es una embarazada que va a colarse en una fiesta de jubilación para comunicar al que la ha preñado que va a ser padre.

      No me rebajaría tanto como para arruinar una fiesta de jubilación, pero estoy desesperada. Además, tampoco me quedaré a cenar. Será entrar y salir. Solo Kyle sabrá que he ido. Y es probable que ni siquiera pique nada, a no ser que un camarero pase con una bandeja de pepinillos o algo similar y no pueda resistirme. Es broma, no tengo el típico antojo de pepinillos. Es más un antojo por todo lo que no sea un pepinillo.

      Bueno, que ese es el plan.

      Si es que Kyle asiste.

      Creo que hay muchas posibilidades de que vaya porque su abuelo es el homenajeado de la celebración y, por lo que he averiguado en internet, Kyle acaba de asumir el cargo de director ejecutivo de la empresa familiar.

      Empresa que viene a ser KINGS, la cadena comercial más importante de Estados Unidos.

      Lo ascendieron hace poco, de hecho, a la semana de dejarme embarazada.

      Su ascenso es el único motivo por el que sé quién es y dónde encontrarlo. Descubrí su nombre aquel fin de semana, pero no lo reconocí. ¿Por qué iba a hacerlo? Solo era un tío que había conocido mientras estaba de paso por Filadelfia, y su apellido era Kingston, y la franquicia se llama KINGS.

      Cuando descubrí que estaba embarazada, lo busqué en Google con la esperanza de encontrar un perfil de Facebook con su foto y enviarle un mensaje rápido para seguir adelante con mi vida. Para pasar de él. En cambio, el primer resultado que me salió fue un reportaje del New York Times con el logo de KINGS y una foto de Kyle como todo un empresario. El artículo adjunto hablaba de que el abuelo de Kyle y fundador de la compañía, William Kingston, se jubilaba, y de que su nieto se convertiría en el nuevo director ejecutivo de Empresas Kingston.

      Empresas Kingston, dueña de los seis mil KINGS de Estados Unidos. Locales de diferentes tamaños: desde tiendas de productos básicos a la vuelta de la esquina hasta hipermercados y economatos. Por lo tanto, comprendí dos cosas. La primera, Kyle Kingston era el heredero de un imperio minorista que llevaba su nombre, y la segunda, iba a ser imposible contactar con él.

      Entonces, en un golpe de suerte, por una casualidad o una intervención cósmica, me invitaron a un congreso que se celebra la semana que viene en Filadelfia. «Mira qué bien, así mato dos pájaros de un tiro», pensé. ¿A que sí? Asistiría al congreso y aprovecharía para dar con Kyle. Así que busqué en internet con la esperanza de que la suerte no me hubiera abandonado y encontrar la dirección de su casa. Acamparía en su puerta hasta que apareciese, lo que fuera necesario. Ya sé que no está bien acosar a la gente, pero a situaciones desesperadas, medidas desesperadas.

      Además, ¿quién no ha acosado a alguien alguna vez? Todos lo hemos hecho de una forma u otra. Hurgar entre las cosas de tu novio. Escuchar a unos desconocidos conversar en plena calle. Y todos aquellos con acceso a internet han buscado algo que no era asunto suyo, no importa si una vez o quinientas. Es lo más normal del mundo.

      Así que busqué. Y busqué y busqué. Pero, al parecer, mis habilidades de espionaje son un desastre, porque solo descubrí que tiene una hermana llamada Kerrigan. Lo único que tienen en común con las Kardashian es que su apellido también empieza por K, porque los Kingston son muy celosos de su vida privada. La hermana tampoco tiene redes sociales. Había imaginado que podría acosarlo a través de ella, pero no caerá esa breva. Sus padres fallecieron en un accidente de avión hace cinco años. Había algunos artículos antiguos sobre el asunto, pero, por lo demás, no había mucho de donde tirar. Hasta que, de repente, vi que hablaban de la fiesta de jubilación de William Kingston. Kyle iría, ¿no? ¿Cómo no iba a asistir cuando acababan de nombrarlo jefe de la empresa que fundó el mismo abuelo que ahora se jubila? Colarme en esa fiesta era mi mejor baza para hablar con él en persona.

      Reconozco que viajar a otro estado con el objetivo de colarme en un evento privado para hablar con alguien es un poco siniestro y es probable que sea un delito federal. Así es como funciona un delito federal, ¿no? ¿No consiste en que una vez cruzas la frontera de un estado para cometer un delito pasa a ser federal? Da igual, qué más da. Las hormonas ya me hacen delirar. No cometeré ningún delito; solo hago todo lo que está en mi mano para decirle a Kyle que, sin querer, se dejó su esperma en nuestro último encuentro.

      Vale. Está claro que no lo he superado, pero estoy en ello, lo prometo.

      Además, voy a asistir a un congreso; no es que haya ido a Filadelfia solo para acosar a alguien. Hace un par de años que deseo asistir a este congreso en concreto, pero nunca lograba cuadrarlo en la agenda. Hasta que hace dos semanas se pusieron en contacto conmigo para que asistiera, algo verdaderamente importante. Tengo alojamiento y acceso gratis. Además, es una gran oportunidad para hacer contactos.

      Así que le endosé mi trabajo a mi hermana gemela y puse rumbo a Filadelfia unos días antes con el objetivo de encontrar a Kyle y acabar de una vez con el problema.

      Intento no refunfuñar mientras me abro paso por el aeropuerto de Filadelfia. Acabo de llegar de Chicago y estoy más inquieta que una niña con sobredosis de azúcar por culpa del rato que llevo encerrada. Estoy nerviosa. Ahora sí que sí. La fiesta es esta noche y, como no localice СКАЧАТЬ