Название: En palabras del Buddha
Автор: Bhikkhu Bodhi
Издательство: Bookwire
Жанр: Философия
Серия: Clásicos
isbn: 9788499888293
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»Llega un momento, monjes, en el que el gran océano se seca, se evapora y deja de existir, pero ni aun entonces, digo, se pone fin al sufrimiento de estos seres que deambulan y transmigran impedidos por la ignorancia y trabados por el deseo.
»Llega un momento, monjes, en que el monte Sineru, rey de las montañas, se extingue, desaparece y deja de existir, pero ni aun entonces, digo, se pone fin al sufrimiento de estos seres que deambulan y transmigran impedidos por la ignorancia y trabados por el deseo.
»Llega un momento, monjes, en que la inmensa tierra se extingue, desaparece, y deja de existir, pero, aun así, digo, no se pone fin al sufrimiento de estos seres que deambulan y transmigran impedidos por la ignorancia y trabados por el deseo.
»Imaginad, monjes, un perro con la correa atada a un poste fijo o a una columna: el perro simplemente daría vueltas y correría alrededor del poste o la columna. Así, también la persona común y sin instruir, sin consideración por los nobles, sin conocimiento del Dhamma de los nobles, sin formación en el Dhamma de los nobles, sin consideración por las personas santas, sin conocimiento del Dhamma de las personas santas, sin formación en el Dhamma de las personas santas, contempla la forma material como si fuera un yo, o un yo como si poseyera forma material, o la forma material como si estuviera en un yo, o un yo como si estuviera en la forma material».
«…Contempla las sensaciones como si fueran un yo …las percepciones como si fueran un yo … las construcciones intencionales como si fueran un yo …la consciencia como si fuera un yo, o un yo como si poseyera consciencia, o la consciencia como si estuviera en un yo, o un yo como si estuviera en la consciencia».
«Simplemente da vueltas y corre alrededor de la forma material, alrededor de las sensaciones, alrededor de las percepciones, alrededor de las construcciones intencionales, alrededor de la consciencia. Mientras da vueltas y corre a su alrededor, no se libera de la forma material, no se libera de las sensaciones, no se libera de las percepciones, no se libera de las construcciones intencionales, no se libera de la consciencia. No se libera del nacimiento, del envejecimiento y de la muerte; no se libera de la pena, del lamento, del dolor, de la frustración y de la tribulación; en una palabra: no se libera del sufrimiento».
(SN 22:99; III 149-150)
II. EL PORTADOR DE LUZ
INTRODUCCIÓN
La figura de la condición humana que emerge de los Nikāyas, como apunté en el capítulo precedente, es el fondo contra el cual la manifestación del Buddha en el mundo adquiere un significado intenso y profundo. A menos que veamos al Buddha contra este fondo multidimensional, que se extiende desde las exigencias más personales e individuales del presente hasta los vastos e impersonales ritmos del tiempo cósmico, cualquier interpretación a la que podamos llegar sobre el papel que él desempeña será necesariamente incompleta. Lejos de captar el punto de vista de los compiladores de los Nikāyas, nuestra interpretación se verá influenciada tanto por nuestras propias presuposiciones como por las suyas, tal vez aún más. Dependiendo de nuestras inclinaciones y predisposiciones, podemos elegir considerar al Buddha como un reformador ético y liberal de un brahmanismo degenerado, como un gran humanista secular, como un empirista radical, como un psicólogo existencial, como el proponente de un agnosticismo revolucionario, o como el precursor de cualquier otra moda intelectual que satisfaga nuestra fantasía. El Buddha que vuelve su mirada hacia nosotros desde los textos será demasiado un reflejo de nosotros mismos; demasiado poco una imagen del Iluminado.
Tal vez, al interpretar una obra de literatura religiosa antigua, nunca podemos evitar del todo la inserción de nosotros mismos y de nuestros propios valores en el tema que estamos interpretando. Sin embargo, aunque puede que nunca logremos la perfecta transparencia, podemos limitar el impacto de los prejuicios personales en el proceso de interpretación, otorgando a las palabras de los textos el debido respeto. Cuando realicemos este acto de homenaje a los Nikāyas, cuando llevemos seriamente su relato del contexto a la manifestación del Buddha en el mundo, veremos que atribuyen a esta misión nada menos que un alcance cósmico. En el contexto de un universo sin límites concebibles en el tiempo, un universo en el que los seres vivos envueltos en la oscuridad de la ignorancia van a la deriva, atados al sufrimiento de la vejez, la enfermedad y la muerte, el Buddha llega como el «portador de la antorcha de la humanidad» (ukkādhāro manussānaṃ), llevando la luz de la sabiduría.1 En las palabras del texto II,1, su aparición en el mundo es «la manifestación de la gran visión, de la gran luz, de la gran luminosidad». Tras haber descubierto por sí mismo la perfecta paz de la liberación, él enciende para nosotros la luz del conocimiento, que nos revela tanto las verdades que debemos ver por nosotros mismos como el camino de práctica que culmina en esta visión liberadora.
Según la tradición buddhista, el Buddha Gotama no es simplemente un individuo único que supone una aparición sin precedentes en el escenario de la historia humana y que luego se retira para siempre. Él es, más bien, la realización de un arquetipo primordial, el miembro más reciente de una «dinastía» cósmica constituida por los innumerables Perfectamente Iluminados del pasado y que se prolonga indefinidamente en los Perfectamente Iluminados del futuro. El Buddhismo primigenio, incluso en los arcaicos textos raíces de los Nikāyas, ya reconoce una pluralidad de buddhas que se ajustan todos a ciertos patrones fijos de comportamiento, cuyos rasgos generales quedan descritos en las secciones iniciales del Mahāpadāna Sutta (Dīgha Nikāya 14, no presentado en la presente antología). La palabra Tathāgata, que los textos usan como epíteto para un buddha, apunta a esta realización de un arquetipo primordial. La palabra significa tanto «el que así ha llegado» (tathā āgata), es decir, el que ha venido entre nosotros de la misma manera que han venido los buddhas del pasado, y «el que así ha ido» (tathā gata), es decir, el que ha ido a la paz definitiva, el Nibbāna, de la misma manera que los buddhas del pasado han ido.
Aunque los Nikāyas estipulan que, en cualquier mundo dado, en cualquier momento dado, sólo puede surgir un Buddha Perfectamente Iluminado, el surgimiento de los buddhas es intrínseco al proceso cósmico. Como un meteoro en la oscuridad del cielo nocturno, de vez en cuando aparecerá un buddha en el contexto del espacio y tiempo ilimitados, iluminando el firmamento espiritual del mundo, proporcionando el brillo de su sabiduría a los que sean capaces de ver las verdades que él ilumina. El ser que llegará a convertirse en Buddha se llama, en pali, un Bodhisatta, una palabra más conocida en la forma sánscrita, Bodhisattva. Según la tradición buddhista común, un Bodhisatta es aquel que emprende una larga trayectoria de desarrollo espiritual motivada conscientemente por la aspiración de alcanzar la buddheidad futura.2 Inspirado y sustentado en una gran compasión por los seres vivos sumidos en el sufrimiento del nacimiento y la muerte, un Bodhisatta consuma, durante muchos eones de tiempo cósmico, el difícil curso necesario para dominar totalmente los requisitos para la iluminación suprema. Cuando todos estos requisitos se completan, alcanza la buddheidad para establecer el Dhamma en el mundo. Un buddha descubre el camino a la liberación perdido hace mucho tiempo, el «antiguo sendero» recorrido por los buddhas del pasado, que culmina en la libertad sin límites del Nibbāna. Tras haber encontrado y recorrido el sendero hasta su fin, lo enseña en toda su plenitud a la humanidad para que otros muchos puedan entrar en el camino a la liberación final.
Esto, sin embargo, no agota la función de un buddha. Un buddha entiende y enseña no sólo el camino que conduce al estado supremo de liberación definitiva, la dicha perfecta del Nibbāna, sino también los caminos que llevan a los distintos tipos de felicidad mundana sana a la que aspiran los seres humanos. Un buddha proclama tanto un camino de mejora mundana que permite a los seres sintientes plantar raíces beneficiosas que producen felicidad, paz y seguridad en las dimensiones mundanas de su vida, como un camino СКАЧАТЬ