Casada con un extraño. Tracy Sinclair
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Название: Casada con un extraño

Автор: Tracy Sinclair

Издательство: Bookwire

Жанр: Языкознание

Серия: Julia

isbn: 9788413750996

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СКАЧАТЬ habló primero.

      —Ya te he mostrado que no hay nada que temer. Tu tía estará en la habitación de al lado.

      —¡La quiero aquí! —dijo Robbie empezando a llorar de nuevo.

      Nicole miró indignada a Philippe, pero le dijo suavemente al niño:

      —No llores, me quedaré contigo. Túmbate y vuelve a dormirte. Yo voy a hablar un momento con tu tío. Estaré ahí fuera.

      Tan pronto como estuvieron los dos fuera, Nicole le dijo furiosa a Philippe:

      —¿Cómo puede ser tan despiadado? ¿Es que no ha visto lo asustado que estaba el pobre niño?

      —He tratado de hacerle ver que estaba completamente a salvo.

      —¿Cómo? ¿Haciéndolo dormir solo ahí?

      —Tiene que acostumbrarse a ello. No puede dejar que un niño de cuatro años dicte las reglas.

      —No lo voy a dejar solo y aterrorizado en esa habitación.

      —Eso no es problema. Mañana lo instalaremos en otra.

      —Seguro que en una tan grande y espantosa como esa.

      —Lamento que a usted no le guste mi casa, pero Robaire se acostumbrará con el tiempo.

      —Lo dudo mucho. ¿Es que no va a admitir que desarraigar a un niño y arrastrarlo aquí ha sido un gran error?

      —¿Ha decidido usted eso en tan poco tiempo?

      —Lo he sabido desde el principio, pero no he podido convencerlo a usted.

      —Y sigue sin hacerlo. Mi sobrino está aquí para quedarse —dijo Philippe.

      —¿Aun si es infeliz?

      —Eso es cosa suya. Si sigue insistiendo en hacer de mí el malo de la película, Robaire y yo nunca crearemos un vínculo. ¿Es ese su plan?

      —Usted puede hacer cualquier cosa para salirse con la suya, pero yo nunca caería tan bajo.

      —Eso hace que esto sea una pelea muy desigual, ¿no?

      Nicole decidió que no podía dejarle ver lo impotente que la hacía sentirse, así que le dijo desafiante:

      —Yo tengo algunas armas secretas propias.

      —Ya me he dado cuenta —respondió él recorriéndola con la mirada—. Tal vez haya hablado demasiado a la ligera.

      Las palabras de Philippe fueron un mecanismo de defensa para disimular la oleada de deseo que lo invadió al verla tan escasamente vestida.

      Nicole cruzó los brazos por delante de los senos como para protegerlos de su mirada y se ruborizó. Por primera vez fue consciente de la semidesnudez de él. Su piel bronceada hacía que destacaran los músculos del torso, en el que no sobraba ni un gramo de grasa.

      Se obligó a mirarlo a la cara y le dijo:

      —Se engaña si cree que voy a usar el sexo para tratar de influenciarlo. Hay algunas cosas que me resultan demasiado desagradables.

      —¿Cree que hacer el amor conmigo lo sería? —le preguntó él irónicamente.

      —No es lo primero en mi lista de cosas que he de hacer.

      —Pues para mí sería un placer revisar esa lista —murmuró él mirándola a los labios.

      —Perdería el tiempo.

      Pero lo cierto era que la boca se le secó al pensar en la cantidad de cosas que podía hacer ese hombre para agradarla. Incluso pensó que la podía hacer retorcerse de deseo entre sus brazos.

      A Philippe le brillaron los ojos al ver su rostro soñador. Extendió una mano para acariciarle la mejilla, pero la dejó caer inmediatamente.

      —Esta discusión no lleva a ninguna parte. Estamos en mitad de la noche y ambos necesitamos dormir algo. Váyase a la cama —le ordenó.

      Nicole se sintió como si le hubieran echado por encima un jarro de agua fría. Philippe cambiaba de actitud con la facilidad de un camaleón. En un momento la estaba mirando lleno de deseo y al siguiente se ponía a darle órdenes como un sargento de artillería. No era que ella quisiera que se pusiera en plan amoroso, ¡pero tampoco le iba a permitir que le ordenara nada!

      —Me iré a la cama cuando y donde yo quiera —dijo.

      —Muy bien, como quiera.

      Luego se volvió y se dirigió a su propia habitación.

      Nicole entró en la de Robbie llena de emociones contradictorias. Era imposible tener una discusión razonable con ese hombre. Si no estaba lleno de ira, trataba de seducirla. ¿De verdad que él pensaba que le iba a funcionar una táctica tan evidente?

      Admitía que era un hombre extremadamente atractivo, sobre todo semidesnudo. Incluso ella, a la que ese hombre no le gustaba nada, había respondido a su magnetismo.

      ¡Eso era lo que encontraba más exasperante! ¿Cómo podía ella olvidar ni por un momento que era su enemigo? Era crucial para ella recordar eso. Él no dudaría en utilizar cualquier ventaja que tuviera en su contra, y ya tenía bastantes.

      Se acercó a la cama y miró al niño que dormía en ella. El futuro de Robbie dependía de ella y no le podía fallar.

      Philippe estaba pasando por su propia crisis emocional. ¿Cómo había podido permitir que esa mujer lo pillara desprevenido? El poderoso torrente de deseo que lo había inundado lo había pillado completamente por sorpresa.

      Se dijo a sí mismo que había sido solo cosa de la situación. ¿Qué hombre normal no se habría visto afectado por la tentadora visión de semejante cuerpo? Por un momento de locura había querido quitarle el camisón para admirar la desnuda perfección de su cuerpo.

      ¡Qué error habría sido! Por suerte, había recuperado el sentido a tiempo. No podía permitirse dejarse influenciar por una mujer bella, pero peligrosa, que estaba decidida a apartar a Robaire de él.

      Mientras paseaba por la habitación, recordó esa tarde de hacía cinco años que lo había conducido a esa situación. ¿Cómo había subido tanto la discusión con Raymond? Los dos tenían un carácter fuerte, pero él era el mayor y debería haber hecho que su hermano se diera cuenta de que él no tenía nada contra Sandra. Lo único que les estaba pidiendo era que se dieran tiempo para conocerse mejor el uno al otro antes de dar un paso tan grande.

      Por todo lo que estaba averiguando ahora, Sandra era una chica maravillosa. Podían haber tenido una buena vida juntos si Raymond no se hubiera alejado de su familia. Dios sabía que había tratado de localizarlo, pensó desesperado.

      Bueno, eso era el pasado. Le había fallado a su hermano y no pretendía cometer el mismo error con el hijo de Raymond. Robaire iba a tener la vida que se merecía, le gustara a Nicole o no.

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